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La nuca de los rusos

La nuca de los rusos

 

Origen y antropología del pueblo ruso.

 

Origen del pueblo ruso.

Hemos pensado que a la hora de hacer un monográfico sobre Rusia sería interesante para nuestros lectores la lectura de un artículo que hiciera referencia a los orígenes étnicos del pueblo ruso y es sin duda el estudio de la formación de los pueblos eslavos, la antropología física y los nuevos datos de la genética de poblaciones lo que nos dará la clave para averiguar cuales son los orígenes de nuestros hermanos de la Europa oriental sobre los cuales existen demasiados mitos propagados a veces desde fuera de las tierras eslavas así como también por teóricos del Eurasianismo desde dentro de las tierras rusas.
Hay que reconocer desde un principio que el trabajo sobre los orígenes raciales y la antropología del pueblo ruso es una tarea que puede llegar a ser relativamente difícil, si se quiere hacer de una manera mínimamente seria, si no se tiene acceso a la bibliografía especializada que hace referencia a este tema; Bibliografía no siempre fácil de adquirir a lo que debe añadirse que gran parte de los mejores trabajos sobre el tema en cuestión están realizados por especialistas de los países del Este y en muchos casos estos trabajos están escritos en lengua rusa o polaca.
A pesar de las dificultades y como el tema es importante en tanto que desde un punto de vista identitario y europeísta solo son miembros de nuestra gran comunidad étnico-cultural aquellos pueblos que poseen caracteres raciales y culturales afines a los nuestros, como desde siempre hemos defendido desde aquí que Rusia es parte integrante de nuestra Patria común europea y de tal manera deseamos que nuestros destinos sigan un mismo curso en los tiempos venideros, hemos de tener clara la europeidad racial del pueblo ruso, muchas veces puesta en entredicho por ciertos nacionalismos trasnochados y basados en razones que nosotros debemos superar. Máxime cuando la historia, la cultura y la raza del pueblo ruso se nos presenta claramente europea desde los orígenes.
Comentaba Pavel Tulayev en un interesante artículo sobre “Las raíces de las relaciones entre Rusia y España”. (Moscú, 19-23 de Abril de 1999. Editado por la Embajada de España en Moscú) que “Rusia y España son dos países con un pasado, un presente y un futuro muy ricos. Su papel en la historia mundial siempre fue importante y sigue siéndolo hasta hoy en día. Los mundos ruso y español tienen sus propios destinos y diferencias esenciales. Sin embargo, los hermanan afinidades, paralelismos y analogías históricas incontestables”.
Es cierto que ambos pueblos presentan muchas analogías, que de manera certera presenta Tulayev en su trabajo. Y también es cierta la categórica afirmación del profesor de la Universidad Lingüística Estatal de Moscú cuando afirmaba que: “Si examinamos los dos mundos dentro de distintos sistemas de evaluación veremos que desde el punto de vista geográfico están situados en los dos extremos del continente eurasiático; desde del punto de vista étnico las dos naciones pertenecen a la raza europea común; nuestras lenguas forman parte de la misma familia indoeuropea de lenguas y tienen una raíces comunes; los pueblos eslavos, germánicos e indoarios de procedencia próxima participaron en la formación de la etnogénesis y de las culturas nacionales; la religión estatal y predominante de los dos países es el cristianismo; desde el punto de vista de la historia Rusia y España han recorrido un camino: empezaron como pequeños estados nacionales surgidos como resultado de las guerras de liberación nacional contra la invasión extranjera y luego se convirtieron en grandes potencias, con extensas propiedades coloniales y que se desmoronaron trágicamente en el último siglo”. Queremos subrayar aquí su afirmación de que ambas naciones pertenecen a la raza común europea, ya que aunque esto resulta obvio para cualquiera, existió y todavía existe un mito común a ambos pueblos que Tulayev no comenta en su artículo y es la que presenta al pueblo ruso y al español como pueblos europeos mestizos; esto es, como pueblos mezclados o no tan europeos como lo pudieran ser otros.
En el pueblo español es ya conocida la supuesta mezcla con norteafricanos, árabes y judíos (tema del que será oportuno hablar en otro momento ya que tanto la antropología física como hoy en día la ciencia genética ha demostrado ya con claridad meridiana la falsedad de estas afirmaciones) y en el caso del pueblo ruso (hablamos del ruso étnico, no del ciudadano con pasaporte ruso y de etnia no rusa) de mezcla con turcos, tártaros o incluso directamente con mongoles, apareciendo el pueblo español como un pueblo semi-africano y el pueblo ruso como un especie de híbrido europeo-mongoloide.
Pues bien, en el caso que aquí nos ocupa, esto es, en el del pueblo ruso (en el que incluiremos en el estudio al pueblo bielorruso y al ucraniano) resulta un concepto alejado de la realidad.
Curiosamente, en España, fue Misael Bañuelos, el que en su trabajo divulgatorio “Antropología actual de los Españoles”. (Editorial científico médica. Barcelona-Madrid. 1941) hacia unos comentarios bastante desafortunados (pensamos influido en parte, por ciertas corrientes pan-germanistas y anti-eslavas existentes entre los antropólogos alemanes, de los cuales Bañuelos era un ferviente admirador, así como también a la corriente anticomunista existente entre el fascismo español que equiparaba Rusia a comunismo y a hordas asiáticas). Veamos algunos ejemplos de estas erróneas concepciones directamente de su pluma: “El número de grupos raciales que actualmente viven en Europa es bastante extenso, si contamos el número reducido de individuos pertenecientes a muy variadas razas exóticas que accidentalmente viven en Europa. Pues como es bien sabido por todos, los chinos por ejemplo, han realizado una verdadera emigración hacia las ciudades europeas, vendiendo baratijas por las ciudades más populosas y trabajando en pequeñas industrias propias de su país, en muchos otros lugares.
Por otra parte, los gitanos, en sus distintas variedades de tribus nómadas, pululan también por muchas naciones europeas. Y en España han adquirido carta de vecindad en muchas grandes y pequeñas capitales y aun más en villas y aldeas.
Además, en Rusia viven multitud de grupos raciales, de escaso o nulo parentesco unos con otros; y por lo tanto, si fuéramos a contar todos estos grupos de individuos sueltos más o menos numerosos, que andan por los distintos países de Europa, considerándolos como razas europeas, el número de estas razas sería verdaderamente asombroso.
Por fortuna, poco o nada pesan, a excepción de en el pueblo ruso, dentro de la población europea, el escaso número de individuos que en ella habitan, pertenecientes a grupos raciales extraños a la vieja Europa y a su magnifica civilización. Por ello, limitaremos la descripción de los grupos raciales europeos a los grandes grupos constituidos por muchos millones de población europea, que constituyen razas predominantes en el Centro y en el Occidente de Europa, y que con su genio han contribuido, más o menos unas que otras a crear nuestra cultura, nuestra civilización y nuestra historia europea.
Apartaremos, pues Rusia que racialmente tiene bien poco con las razas del Centro y Occidente de Europa, y considerémosla tal como es, como un pueblo oriental, constituido por múltiples grupos raciales, influidos en su sangre por las razas orientales y centroasiáticas; y limitémonos al Centro y Occidente de Europa, que constituyen una unidad racial como ya se señalaba en el siglo pasado por Topinard y como confirman en la actualidad muchos autores e investigadores de gran prestigio, incluso Günther”.
Debemos señalar que la apreciación de Bañuelos acerca de la composición racial del pueblo ruso demuestra por un lado ciertas influencias externas a una objetiva y científica visión de la cuestión, pero hemos de señalar en defensa de Bañuelos que esta idea equivocada que tenía pudo estar motivada también por un escaso conocimiento de los trabajos realizados por los antropólogos del Este de Europa y aunque algunos autores no fueron contemporáneos a él, otros si lo fueron aunque en la mayoría de los casos escribieran en lengua rusa o polaca, lenguas que suponemos desconocía. Entre algunos de los antropólogos cabría nombrar a Bunak, Czekanowski, Zaborowsky, Talko-Hricewicz, Wiercinski, Cheboksarov, Debetz etc. No sabemos tampoco si como error atribuible a Bañuelos cabe pensar el que incluyó a la población étnicamente no rusa en el mismo grupo que el de los rusos étnicos, aunque también es cierto que Bañuelos, al menos, debió conocer alguno de los trabajos efectuados por el antropólogo V.V. Bunak, esta es la impresión que tenemos de la lectura de su trabajo sobre la antropología de los españoles ya que lo nombra (aunque erróneamente) en su libro.
Debemos pensar que la extensión geográfica de Rusia, Bielorusia y Ucrania conforman un territorio inmenso y hay que saber distinguir los pueblos de características raciales europeas de los que no poseen estos caracteres. El pueblo ruso, el bielorruso y el ucraniano son, sin género de dudas, pueblos de conformación racial európida, esto es, pertenecientes a la macro-raza leucoderma en el que se pueden encontrar prácticamente todas las distintas sub-razas europeas de tipología európida (básicamente nórdica, mediterránea, dinárica, alpina, dálica, báltica) aunque predominando o siendo más comunes unas variedades que otras.
En principio sería interesante hacer un pequeño repaso a las opiniones de algunos antropólogos occidentales acerca de la composición racial de las poblaciones del Este europeo para poder hacernos una idea de cuales eran las ideas que han predominado en la antropología occidental durante mucho tiempo. Hemos de decir que la mayor parte de los antropólogos occidentales han basado sus opiniones sin tener una idea verdaderamente precisa acerca de la naturaleza antropológica de las poblaciones del Este europeo. La mayor parte y los mejores estudios de antropología física de estos países se ha llevado a cabo por antropólogos rusos o polacos y la mayoría de estos trabajos estaban escritos las lenguas pertenecientes a estos países, el desconocimiento de la lengua en este caso ha sido decisivo y muchas veces las opiniones vertidas desde occidente se han llevado a cabo sin una base lo suficientemente científica. En este sentido vamos a obviar las opiniones de algunos antropólogos occidentales de épocas tempranas y veamos las de tres conocidos antropólogos: Hans F.K. Günther, Carleton Coon y Beltil Lundman.
Para Günther la raza bálico-oriental o báltica del Este (Osteuropid, en la terminología de von Eickstedt) sería el tipo que conformaría la mayoría de la población de la Europa del Este, la raza báltico-oriental fue definida por Adriano Romualti (Gli Indoeuropei. Ed. di Ar, Padua 1978). (Basándose en las opiniones de Günther y v. Eickstedt, de la siguiente manera, observemos que en esta descripción se podrán ver todos los tópicos más extendidos acerca del carácter híbrido nórdico/mongoloide del tipo báltico-oriental):
“También la raza báltico-oriental (señalaremos que para Romualdi incluso el tipo alpino tendría un origen asiático, afirmación ya totalmente desmentida por Lahoravy en su día y rechazada por los datos de la genética actual) tiene su origen en el encuentro entre un tipo asiático braquicéfalo y braquimorfo y otro europeo (el nórdico). Este encuentro puede haber tenido lugar durante el periodo en el que la cultura maglemosiense se difunde hasta los Urales: A esta debe la raza-báltico oriental su coloración clara. Su constitución, al igual que la de la raza alpina, es pesada y rechoncha, la estatura baja (1’65 de media), pero los huesos son más robustos, los hombros más grandes y bien marcados y la musculatura muy desarrollada. El rostro es huesudo y anguloso, con grandes pómulos poderosamente marcados, la mandíbula baja y fuerte y la nariz achatada con la punta respingona (la nariz de la raza báltico-oriental es la que más deja ver las fosas nasales). Los cabellos son rubios, pero de un rubio apagado, estoposo y ceniciento, que no posee el esplendor de la cabellera nórdica. Los ojos son claros, acuosos, o de un celeste incierto, a menudo cortados oblicuamente de modo que producen una impresión mongólica. En efecto, la primera impresión que produce un hombre de raza báltico-oriental es la de la superposición de una coloración nórdica sobre un tipo asiático”.
Es de señalar la idea errónea a todas luces y que dominó entre algunos antropólogos occidentales de que el tipo báltico-oriental se formo del cruce de un tipo nórdico y uno mongoloide dando como resultado algo así como un tipo asíatico morfológicamente pero de coloración clara. Hablaremos más delante de las variaciones que existen entre el complejo de razas bálticas pero podemos avanzar ya que el denominado tipo báltico-oriental en sentido estricto no es más que una variedad de los tres tipos básicos que son observables en los complejo racial báltico de morfología y origen cromagnoide europeo en el que se ha producido un fuerte proceso de reducción y borealización al que hay que añadir en ocasiones y no siempre un componente laponoide y/o urálico. Como veremos también más adelante no es esta tipología la predominante entre las poblaciones del Este pero antes de proseguir con la opinión de Günther acerca de la composición racial de los países del Este es preciso rechazar de plano la opinión de que el tipo báltico-oriental es un tipo hibrido nórdico/mongoloide como ya en su día demostró Hildén desde el un punto de vista estrictamente antropológico y como la genética de poblaciones ha demostrado actualmente.
Prof. Kaarlo Hildén en su obra “The racial origins of the Finish nation” (Helsinki, 1932) escribió: “La teoría de que la raza mongoloide tomó parte en la formación del tipo báltico-oriental es un punto debatible muy difícil de probar. Ante todo debemos tener en cuenta que entre los distintos grupos de esta raza la coloración clara es difícilmente encontrada, la raza, aunque hay diversas variaciones locales, es en todas partes de cabello negro, ojos oscuros y con un color amarillento de la piel. Además la apariencia de los mongoloides es peculiarmente característica, difiriendo marcadamente del tipo báltico-oriental. El primero se caracteriza por rostros inusualmente achatados, pómulos muy prominentes, narices muy achatadas y anchas con raíces nasales profundamente deprimidas, frentes retraídas, bajas e inclinadas y aberturas oculares estrechas y sesgadas, determinando el así llamado pliegue mongólico, típico de los mongoloides. Si el tipo báltico-oriental fuera actualmente una rama de la raza mongoloide o el producto de una mezcla con fuertes caracteres mongoloides, sería natural suponer que estos caracteres mongoloides prevalecerían. (Recordemos la dominancia genética de los caracteres señalados por Hildén). No es este sin embargo el caso. El tipo-báltico oriental no tiene nada en común con la raza mongoloide”.
Hecha esta aclaración, que nos ha parecido oportuna continuaremos con la opinión de Günther acerca de la composición racial de los países del Este (véase Günther, Dr. Hans F. K. Rassenkunde Europas. Mit besonderer Berucksichtigung Berucksichtigung der Rassengeschichte der Mit besonderer der Rassengeschichte der indogermanischer Sprache. Munich. Lehmanss verlag, 1929). Para Günther el nordeste de Europa se caracterizaría principalmente por el predominio de su tipo báltico-oriental, hacia el sureste existirían varias zonas de transición entre la raza báltico-oriental y las razas orientales y mongoloides. Según Günther debido a la semejanza de los caracteres corporales de la raza báltico-oriental y las razas mongoloides sería a menudo difícil fijar las fronteras entre estas dos razas, habría que tener en cuenta que según él, entre 1237 y 1480 Rusia estuvo bajo el dominio de los mongoles y que estos sólo fueron detenidos en Silesia en 1241 por el ejercito de los caballeros teutónicos después de haber marchado sobre Polonia (en nuestra experiencia personal visitando algunas repúblicas exsoviéticas –por ejemplo Kazakhstan- hemos de decir que encontramos esta afirmación falsa a todas luces ya que en ningún momento nos ha resultado difícil reconocer las diferencias físicas existentes entre un kazajo y un ruso o ucraniano de raza báltico- oriental). De todas formas reconoce Günther que existen distritos en la Gran Rusia donde el tipo nórdico resulta predominante. Sobre todo se encontraría abundante representación del tipo nórdico a lo largo del Vístula y de manera más clara a lo largo del Neva e incluso a lo largo del Dwina y más aún incluso hacia el sur de la Volinia. La raza nórdica iría desapareciendo gradualmente hacia el sur y hacia el este del mismo modo que la raza báltico-oriental aumentaría de manera correlativa hasta llegar a zonas donde sería posible encontrar ya fuertes mezclas asiáticas. La raza nórdica en las regiones donde predominarían los rusos étnicos podría alcanzar un 25 o un 30%.
El centro y el noroeste de Rusia (con algunas excepciones, quizás, en las regiones más nórdicas de las fronteras con los estados Bálticos) predominaría el tipo báltico-oriental con porcentajes cercanos a un 80% del total de la población. Hacia el sur, la raza báltico-oriental disminuiría gradualmente aunque este tipo se mostraría claramente todavía entre la población del sureste europeo. Según los datos de Günther, el sur de Rusia poseería todavía un 40% de rubios de ojos claros, aunque esta rubicundez se debería sólo parcialmente a una participación de la raza nórdica. La sangre asiática sería evidente en mayor o menor medida en todo el este de Europa siendo particularmente evidente en el distrito de Yaroslav.
En la parte occidental y en el norte de Ucrania es reconocible una zona de predominio dinárico, siendo este tipo racial particularmente numeroso en los distritos de Kharkov, Poltava, Kiev y Chernigov; disminuyendo o casi desapareciendo en la Volinia y en el este, aparentemente donde la región del Volga es alcanzada. La Podolia parecería ser una zona alpino-dinárica; pero en Galizia la raza alpina aumentaría en porcentaje y al occidente de esta zona predominaría claramente.
También reconocería Günther que existe una región de Rusia que debería ser mencionada especialmente, sería esta una zona de población de baja estatura, mesocéfala y de cabello y ojos oscuros. Esta zona estaría ubicada al sur y sureste de Moscú en los distritos de Riazán y Tampov, alcanzando los distritos, por lo general dolicocéfalos, donde habitan los Cheremises, Ostiacos etc. Sería la zona donde la raza mediterránea (variedad póntica) sería muy numerosa.
Otro antropólogo de gran renombre y que gozó de buena reputación hasta finales del siglo XX fue Carleton Stevens Coon, famoso por sus discusiones con Asley Mongagu y con varias obras traducidas al español. Su obra más conocida y de gran influencia, “The Races of Europe” New York (1939), ha sido un referente a tener en cuenta ya que a pesar de algunos errores importantes se puede considerar como una puesta a punto de la obra clásica de Willian Z. Ripley “The Races of Europe: A sociological Stu.y. London (1899). Especialmente interesante es su sistema de clasificación racial de la raza blanca, por lo que respeta a las poblaciones del centro y occidente de Europa el trabajo efectuado es de sumo interés e importancia, aunque por lo que respecta a sus observaciones en lo referente a los pueblos del este cae en algunos de los tópicos de las antropología occidental aunque con algunas ideas que podíamos denominar de originales por lo que respecta a la creación de nuevos tipos y sub-tipos, como por ejemplo, los denominados por él tipo de Ladoga, en el que se distinguirían dos sub-tipos: el sub-tipo neo-danubiano y el báltico del este (mismo nombre que el empleado por Günther pero tipo de distintos caracteres) Según Coon, que admite la creación de estas variedades de manera novedosa, serían definibles de la siguiente manera: “Ladoga: Propongo dar este nombre a los descendientes de la población mesocéfala y braquicéfala de los bosques que van del Norte de Europa al este del Báltico de los tiempos de la “Kammkeramik”. Este tipo es una mezcla de un elemento braquicéfalo en parte mongoloide con una forma mesocéfala de aspecto general paleolítico europeo (Cromagnoide); estos elementos se reconocen en cráneos del lago Ladoga y Salis Roje. Los elementos Cordados (proto-nórdicos) y/o del Danubio se mezclan inextricablemente aquí, aunque los elementos paleolíticos (Cromagnoides) y mongoloides parecen ser actualmente más importantes. En su actual forma este tipo compuesto muestra dos variantes:

(a) Neo-Danubiano: Mezclado fuertemente con los viejos elementos del Danubio, y en un grado inferior con otros, para formar el tipo común del de la Europa Oriental, con muchas variantes locales.

(b) Báltico del este: Mezclado fuertemente con el tipo Nórdico de la cerámica cordada y de la Edad del Hierro, y con los sobrevivientes paleolíticos occidentales (Cromagnoides). El término Báltico del este sería pues correctamente aplicable a un tipo racial de naturaleza compuesta, encontrado principalmente en Alemania del nordeste, Polonia, los Estados Bálticos, y Finlandia, aunque también ocurra esporádicamente en Suecia y a otras partes. Es un derivado parcialmente reducido del tipo de Borreby, con mezcla Ladogan y una adición nórdica.”. Ejempo típico de este tipo estaría representado por Hindemburg clasificado como dálico por von Eickstedt y por Günther.
Veamos a continuación algunos comentarios hechos por Coon acerca de los eslavos en general y del pueblo ruso en particular. Para Coon los grandes rusos serían el grupo eslavo más numeroso y serían también los que más lejos llegaron en su expansión hacia el este empujando hacia el norte tribus finesas con las que se mezclarían en parte, hasta alcanzar el mar. Fueron los rusos junto a los ucranianos los que servirían de baluarte contra las numerosas invasiones de mongoles y tártaros y los que empujaron finalmente estas invasiones hacia el territorio mongol y tártaro en Asia. La historia de Asia Central sería una curiosa relación entre gentes de raza blanca y mongoloide, el Turquestán que fue en su día completamente blanco, se mongolizó parcialmente debido a los avances de turcos y mongoles desde los días de la invasión de los hunos. Siberia meridional, sin embargo, habitada escasamente por mongoloides, recibió el empuje de los ostiacos y vogules y después de los grandes rusos desde el siglo XVI, que empujando y avanzando constantemente hacia el este les permitió alcanzar el pacifico. De este modo en Asia Central tendríamos una corriente que avanzaría hacia el oeste a nivel meridional mientras que en Siberia este avance se produjo gracias a pueblos blancos de origen ruso en dirección este hasta alcanzar el pacífico. Según Coon la diversidad de tipos raciales que uno puede encontrarse en Moscú, o en cualquier otra gran ciudad rusa es importante. Al lado del campesino neo-danubiano de nariz chata y complexión fuerte es posible encontrar nórdicos que no estarían de más en Suecia o en Inglaterra; dináricos, nóricos (variedad rubia de la raza dinárica) y una variedad de tipos más o menos mongoloides. También se encuentran los tipos cercanos al dálico que en su terminología sería el báltico-oriental así como algunos mediterráneos raros a excepción de los judíos. A pesar de la variedad de tipos que pueden encontrarse en las grandes ciudades provenientes de todas las partes de los países de la antigua Unión Soviética no han de considerarse a todas estas personas desde nuestro punto de vista como rusos étnicos. Finalmente diremos que Coon consideraba Rusia como un país nuevo desde el punto de vista de las migraciones y del establecimiento de estos en los confines de su territorio, comparado con Europa sería un país distinto más comparable y semejante en sus fenómenos poblacionales a los Estados Unidos o al Canadá. Cabría añadir que Coon consideraba la existencia de una influencia báltica entre los bielorrusos derivada de su vecindad con las republicas bálticas, aunque consideraba al grueso de la población como neo-danubiana, con participación visible de la raza nórdica y algunos tipos de inspiración mongoloide, lo que haría diferenciar algo a estos de los grandes rusos, en cuanto a los ucranianos recibirían, según el, influencias iranias mientras que los grandes rusos del norte habrían podido recibir influencias finesas sin suponer que estos fueran fineses eslavizados ya que existirían considerables evidencias que indicarían que los colonos eslavos avanzaron en gran número y se reprodujeron con fecundidad inmoderada, siendo capaces de una extensión genética rápida y masiva. La desviación del tipo eslavo ancestral ha podido ser debida a una selección interna dentro de sus propias filas en mayor medida que a la introducción de un elemento del tipo finés en el norte.
Una crítica a la existencia del supuesto tipo Ladoga fue hecha por Bunak en uno de sus más recientes trabajos sobre la antropología de los pueblos del este. En su trabajo Rassengeschichte Osteuropas en Rassengeschichte der Menschheit 4. Lieferung. Europa II: Ost-und Norderopa. München Wien (1976) critica a Coon de la siguiente manera: “De los numerosos trabajos dedicados a la antropología de la Europa oriental, cabría mencionar la tantas veces citada obra de Coon (1939) “The Races of Europe”. El autor intenta descubrir en algunos tipos recientes de Europa los elementos principales del neolítico o, incluso, del paleolítico superior. Sus hipótesis, no obstante, carecen de fuerza probatoria, tanto en el ámbito morfológico como en el arqueológico: así, el tipo neo-danubiano y el Ladoga, que según Coon debería representar el estrato de base o elemento fundamental de los pueblos europeos del este, es craneológicamente tan poco conocido que no se puede alegar a tal efecto”. Más adelante veremos el análisis que hace Bunak de los elementos constitutivos de la población de los pueblos de la Europa del Este, mucho mejor estudiados incluso por el mismo con herramientas en la mano y veremos que no existe en absoluto nada que revele la existencia o predominancia de este supuesto tipo Ladoga/Neo-danubiano entre los complejos raciales rusos estrictamente hablando.
Por último será interesante hacer un pequeño bosquejo de las opiniones de otro renombrado antropólogo sueco, Bertil Lundman, el cual, si bien es cierto que tiene muy buenos trabajos acerca de la antropología de las poblaciones escandinavas así como también una serie de trabajos bastante interesante sobre las razas de Europa y del mundo -The Races and Peoples of Europe (New York: IAAEE. 1977 y Geographische Anthropologie. Rassen und Völker der Erde. Stuttgar (1967)-, vuelve a cometer los mismos errores que los anteriores autores, lo cual nos vuelve a llevar a pensar en el poco conocimiento que se tiene de los trabajos antropológicos de la Europa del Este por parte de los antropólogos occidentales. Para Lundman en el suroeste de Rusia desde Moldau hasta el puerto del Mar Negro en Odesa hay un predominio de la raza mediterránea (variedad del Este). En esta área se encontraría sorprendentemente una baja frecuencia de sangre de tipo q. Alrededor del río Don hay una región con una estructura antropológica similar. Quizás estos son vestigios de los descendientes de las tribus iranias y escitas que habitaron el sur de Rusia en tiempos antiguos. En comparación, la población de Ucrania es más alta y de cabeza más redondeada. Es posible encontrar aquí tanto tipos rubios como morenos. Ucrania sería para Lundman una región báltico-oriental/nórdica racialmente, pero quizás muy dinárica también. La población central de la Gran Rusia sería mucho más baja de estatura y más tosca con caras más redondeadas. Sería una región báltico-oriental y alpina del este, con influjos nórdicos y otros. Influjos mongoloides estarían muy débilmente presentes en casi todas las áreas de la Rusia Europea. Siendo mucho más notables estos influjos entre los judíos de Crimea. Hacia el río Volga en la Rusia Europea, los influjos de la denominada por el raza vólgida aumentan en proporción. En algunas zonas del Volga, el tipo vólgido posiblemente sería predominante. Aquí existirían anteriormente y parcialmente todavía hoy numerosos tártaros, entre cuyos miembros es más fácil encontrar influjos mongoloides. El noroeste de Rusia es predominantemente báltico-oriental y vólgido racialmente. Existirían influjos nórdicos y mongoloides. Ocasionalmente algunos tipos similares a los lapones sería posible descubrir. En el Mar Blanco y en los alrededores de Novgorod los influjos nórdicos aumentarían. En la parte occidental y central de Rusia, norte de Polonia y todavía más fuertemente en Estonia y en Finlandia, la raza báltico-oriental es mayoritaria. El tipo báltico-oriental para Lundman es rubio, de cráneo alto y braquicéfalo, con cara ancha y angular, con nariz de raíz baja. Sería prácticamente el mismo tipo descrito por Günther y que en a nuestro entender no puede considerarse como el tipo predominante entre la población rusa.
Llegados a este punto y antes de seguir adelante sería conveniente hacer algunas consideraciones con respecto al concepto de tipo báltico-oriental que tanta tinta ha vertido entre los antropólogos occidentales que han intentado dar su opinión sobre la antropología de los países del este.
En realidad, el tipo báltico-oriental que fue descrito por la mayoría de antropólogos occidentales no es más que un tipo báltico que ha sufrido un fuerte proceso de reducción y borealización (adaptación evolutiva ocurrida en climas fríos, en la que se produce un acortamiento de las extremidades inferiores, un aumento del tamaño del tronco produciendo una morfología pícnica, un acortamiento y redondeamiento del cráneo y la cara, un incremento de la grasa cutánea y una nivelación del perfil facial) en el que a veces, pero no siempre, hay que adscribir un influjo laponoide del mismo modo que puede ser adscrito a poblaciones europeas de tipología alpina (tal como confirmó Montandon al describir y localizar el tipo alpino-laponoide en Francia), sin que se haya producido en estos últimos borealización (en los alpinos lo que ha ocurrido es el fenómeno de la alpinización, esto es, el proceso evolutivo en el que se ha producido una reducción, braquicefalización e infantilización, posiblemente como una adaptación a una existencia sedentaria de poco gasto de energía). Para la mayoría de los antropólogos de la escuela de antropológia rusa se puede considerar que el tipo más característico de la población étnica rusa es el báltico, aunque bajo esta denominación hay que entender un tipo distinto al descrito por la antropología occidental como báltico-oriental, que puede ser considerado en muchos aspectos como un tipo sub-nórdico y que puede estar estrechamente relacionado con la raza nórdica. Escribe V. V. Bunak en su trabajo Neues Material zur Aussonderung anthropologischer Typen unter der Bevölkerung Osteuropas, 1932: «Los tipos Nord-occidental/Gran ruso y Alto Dnieper (que corresponden a las razas “óstica” y “sub-nórdica” de Deniker) en función de su pigmentación, estatura e índices cefálicos, faciales y nasales, así como por otros rasgos están sin lugar a dudas más próximos a la denominada raza nórdica que a cualquier otra, y sin duda podrían ser unificados en un grupo único. Los dos grupos rusos están más próximos entre sí que cada uno por separado a la raza nórdica. Por esto, creo que deberían ser unificados en un grupo con dos subgrupos. Opino que para este tipo sería acertada la denominación “Báltico”, tal y como propuse en mi trabajo de 1924. Las dos subrazas de la raza «báltica» podrían denominarse subraza “Valdaica” según Tschepurkowski, que correspondería al tipo arriba descrito Nord-occidental / Gran ruso y subraza Alto Dnieper. Junto a estas dos podrían también diferenciarse otras subrazas. Según la opinión de la mayoría de antropólogos, la raza báltica y la raza nórdica están estrechamente emparentadas y forman dos razas de un tipo único que por mi parte denominaría “Gran raza europea.”
El tipo báltico típico, según la descripción de Bunak se puede considerar como un tipo nordo-cromáñido, o como un tipo nórdico alterado en este caso por un mezcla cromañoide (sub-nórdico sería la definición correcta). Este tipo de base puede variar hacia formas más nórdicas hasta llegar al tipo nórdico del este o fenno-nórdico, característicamente dolicocéfalo e hipsicéfalo, o bien puede tender hacia formas mucho más cromañoides dando como resultado un tipo cercano al dálico en sus formas menos reducidas, recibiendo la denominación de raza báltico-occidental (West-Baltic). Aquellos tipos de base cromáñida, sin mezcla nórdica, que han sufrido un proceso de reducción física análogo (en este caso denominado baltización: proceso evolutivo en el que se produce una reducción física, infantilización, braquicefalización, gracilización y sobre todo una borealización. La baltización puede resultar parcialmente un proceso de adaptación a una vida sedentaria típica de granjeros, pero es más una respuesta a un clima frío) pero no idéntico, al fenómeno ocurrido en formas cromáñidas que ha llevado a la formación de los alpinos -alpinización-. Si además, el grado de borealización se produce de forma extremada y se añade un componente laponoide y/o urálico tenemos como resultado el tipo báltico-oriental. Ahora bien, el porcentaje del tipo báltico-oriental entre las poblaciones europeas de los países del Este no es mayoritario y en todo caso se ha de considerar como una forma racial predominantemente európida como lo puedan ser los tipos alpino o bérido (tipo cromagnoide muy reducido y de morfología tosca que se da sobre todo en el interior de la Península Ibérica y en ciertas zonas de Italia). También hay que añadir a los complejos raciales europeos del Este las formas mediterránidas tales como la raza póntida (cercana morfológicamente a la atlanto-mediterránea) y la póntida del norte o nord-póntida (cercana a la raza atlántida del norte o nord-atlántida de Lundman, ambos tipos raciales secundarios, de morfología nordo-mediterránida) que formaría un tipo intermedio entre los tipos nórdicos del este y los póntidos (mediterráneos). Habría que finalizar con la mención de tipos dináricos y alpinos, estos últimos presentes sobre todo en Ucrania, para completar la composición racial de las formas európidas de la población del este de Europa. Los tipos lapones y urálidos, no se pueden considerar estrictamente europeos y han de considerarse razas separadas del núcleo racial europeo del Este aunque han participado como influjo matizador en la formación del tipo báltico-oriental.

Los eslavos.

Resulta bastante obvio que para conocer los orígenes de los pueblos de la Europa del Este haya que hablar de los eslavos y en este sentido seguidamente daremos unas ideas generales de quienes fueron, estos pueblos y a que tipología racial pertenecieron.
Los pueblos eslavos fueron conocidos de manera tardía. Estaba separados de los griegos y de los romanos por los pueblos germánicos, los tracios y por otros pueblos de origen mediterráneo e iranio de las riveras septentrionales del Mar Negro, las primeras referencias que tenemos de un pueblo eslavo, podrían remontarse a las de Herodoto, cuando habla de los Budini, a los que describe como un pueblo de alta estatura, de ojos azules y cabello rubio-rojizo, los cuales habitaban una zona a unos veinte días de marcha al norte del Mar Negro.
Se puede considerar a los eslavos como el pueblo más continental de todos los grandes pueblos de la Europa antigua, el único que no ha tenido acceso al mar curiosamente, ya que en sus cerca de dos milenios y medio de expansión y de conquistas, los eslavos de Rusia, solamente después de siglos de esfuerzos, han podido hacerse paso al Mar Báltico y al Mar Negro.
La patria primitiva debió extenderse por el curso superior y medio del Vístula, hasta alcanzar el curso superior y medio del Dnieper, al sur de Pripet alcanzando más tardíamente el curso superior del Don. Sabemos que al sur de una frontera que aproximadamente rebasaría en cierta distancia Lemberg en la región de Kiev y de Kharkov, la futura Ucrania estaba poblada durante la época neolítica por una población de raza y cultura mediterránea, lo sabemos por numerosos descubrimientos antropológicos y arqueológicos que han permitido conocer estas poblaciones.
Al noreste de Kiev y de Esmolensco daría comienzo una región muy boscosa habitada por tribus ugro-finesas las cuales llevaban una vida básicamente nómada. Estas poblaciones serían conquistadas por los eslavos y sobre sus tierras se levantaría la ciudad de Moscú. La toponimia del norte de Rusia es todavía hoy predominantemente pre-indoeuropea, así como la de casi toda la Rusia oriental. Hacia el sur, al este del Don, y sobre todo a partir del Dniper, se extendía una región más húmeda, habitada por tribus nómadas o semi-nómadas, primeramente de raza mediterránea o irania y más tarde por tribus uralo-altaicas. Aquellas que hablaban diferentes lenguas de tipo aglutinante más o menos emparentadas.
Hacia el oeste y el noroeste, los eslavos estarían separados por los pueblos bálticos y también por tribus de origen germánico.
Todavía a comienzos de nuestra era, los eslavos no habrían sobrepasado el Vístula medio ni el norte de los Cárpatos y no ocuparían (incluyendo las dos terceras partes de Polonia) más que una pequeña parte de la Rusia actual, esto es, menos de medio millón de kilómetros cuadrados. Más de las tres cuartas partes de la zona habitable de Rusia eran entonces todavía de poblaciones seminómadas.
Una gran parte al norte de los bosques del este se encontraban entonces habitados por tribus nómadas. Lapones y otros, cazadores de renos. Fineses y más raramente nórdicos ocupaban el sur de los territorios que todavía no habían sido conquistados por los eslavos, confinados entonces en la actual Polonia, el noroeste de Ucrania, en la Volinia y en la Rusia Blanca. La mayoría de la Rusia de hoy en día estaba entonces habitada por tribus ugro-finesas de un nivel de civilización muy bajo.
Este, relativamente exiguo hábitat de poblamiento de los pueblos eslavos, todavía a comienzos de la era cristiana, se explica, en parte, por causas naturales. El norte de Alemania así como gran parte de Rusia no fueron realmente habitables hasta épocas más tardías. Los glaciares y las tundras cubrían buena parte de Polonia, Rusia hasta Kiev hasta unirse hacia el este a los glaciares de los Urales.
Mucho tiempo más tarde, después de la retirada de los glaciares, los bosques que habían sido remplazados por la tundra resultaban todavía poco hospitalarios. Los eslavos dejaron a tribus de otras razas, más rudas y miserables instalarse en aquellas zonas.
En lo concerniente a la población de tipo mediterráneo del sur de Rusia, establecida allí desde el neolítico y teniendo en cuenta el consenso sobre la tipología racial nórdica de los primeros indoeuropeos podemos encontrar un argumento convincente acerca de la patria primordial de los indoeuropeos en una zona centro-europea y báltica.
Si los indoeuropeos hubieran tenido su territorio de formación, como se ha venido diciendo y todavía se dice en algunos círculos (los seguidores de María Gimbutas y su teoría de los kurganes), en las estepas del la Rusia meridional y/o en el Turkestán, parecería, en efecto, poco explicable que estos hubieran dejado estas regiones fértiles y bien adaptadas en general a la vida de tribus todavía semi-nómadas, a pueblos menos guerreros, en general, como son los mediterráneos para desplazarse y refugiarse en un Norte inhóspito, en regiones de condiciones de vida mucho más rudas y pobres. Sin embargo, encontramos mediterráneos ya 3000 años antes de nuestra era e incluso anteriormente en estas ricas planicies y no se han encontrado hasta ahora pruebas de que la raza nórdica los haya precedido en una época anterior al neolítico. Hemos visto, sin embargo y resulta bien documentado por la escuela de antropología polaca, que los nórdicos llegaron a Polonia, provenientes del norte. Resulta claro que si el centro de dispersión de los indoeuropeos hubiera estado en las regiones del sur de Rusia, estos hubieran penetrado Polonia por la parte sudeste y no en dirección opuesta. Todavía la mayor concentración de nórdicos en Polonia se concentra principalmente en las zonas del Norte del país y no en sentido contrario. Esta serie de indicaciones concuerda, también en localizar el centro de dispersión de los nórdicos o indoeuropeos, al menos desde el mesolítico, en los países bálticos, en el norte de Alemania y en la Rusia Blanca.
Una primera fuente de información necesaria para el conocimiento del origen racial de los eslavos nos lo proporciona las descripciones que hacen de ellos los autores antiguos y estas deberían ser suficientes para establecer el tipo físico de los eslavos. Herodoto habló de los Budini como tipos grandes, claros y de ojos azules, pueblo que como hemos visto habitaba en un lugar a unos cientos de kilómetros al norte del Mar Negro, sin duda una región situada al oeste de Kiev.
Procopio, en su De Bello Gotico, III; los describe como hombres grandes de talla, de complexión fuerte y con los cabellos rubio-rojizos. Teofilacto y todos los otros escritores bizantinos más tardíos que han hecho alusión al tipo físico de los eslavos los han descrito también de manera concordante como hombres de gran talla y complexión clara. También los escritores árabes de la Alta Edad Media, hablan de ellos como hombres altos y rubios. En el siglo pasado se podía decir que si bien los polacos y los rusos eran a menudo rubios, lo eran, en general de talla media o pequeña aunque hoy en día y debido a factores nutricionales la talla media de polacos y rusos ha aumentado en gran medida acercándose a los valores de las poblaciones de los países nórdicos aunque bien es cierto que los valores de índice cefálico y facial son distintos. También es cierto que los habitantes actuales de la antigua Yugoslavia si bien son de alta estatura, como lo eran en el siglo pasado, son en general morenos y podríamos decir que más altos cuando más morenos son, indicando una tipología racial de tipo dinárico.
Pero, además de todas las descripciones concordantes acerca del aspecto físico externo de los eslavos hechas en diferentes épocas por los escritores de diferentes orígenes, tenemos el testimonio todavía más preciso que nos dan los esqueletos y restos antropológicos de los antiguos eslavos, cuyo examen nos provee de la prueba más concluyente del carácter nórdico de estos pueblos. Los testimonios son abrumadores y numerosos, podríamos comenzar con las numerosas series que se han examinado de los Krivichi, los Wiatichi (en la región actual de Vitebsk) o la de los Severini (al norte de Kiev y al sur de Esmolensco), de donde se supone han descendido en parte los eslavos de Bulgaria y que fueron examinados por Bunak. Este antropólogo encontró un carácter uniformemente dolicocéfalo, con un índice cefálico habitual de 73,5 a 74,5 con un rostro mesoprosopo. El aspecto general de estos eslavos es esencialmente nórdico con algunas posibles influencias mediterráneas. El índice sobre el vivo sería de 75-76, muy próximo al de los escandinavos actuales.
Las series de Tchepurkowsky dan hasta el siglo XVI, en la Rusia central y occidental, unos índices medios cercanos a 73. Una serie de sujetos examinados está compuesta incluso por tipos hiperdolicocéalos como lo son a menudo los eslavos de los siglos VIII-X de la Prusia occidental y de otras regiones de Alemania, donde el índice cefálico es inferior a 70 (72 en el individuo vivo), con rostros alargados y estrechos, característicos de los tipos nórdicos más acentuados. Es de remarcar que testimonios de índices cefálicos semejantes han sido corroborados en Polonia (Slaboszewo) así como también en numerosas necrópolis eslavas de la Europa central y en la Rusia europea.
Resultados concordantes nos los da Talko-Hryncewicz para las numerosas series examinadas por él. Ilse Schwidetzky, que resume todos estos resultados, así como también los de otros numerosos antropólogos, llega a las conclusiones siguientes: hasta el siglo X, se encuentran pocos braquicéfalos entre los antiguos eslavos, la raza nórdica se presenta en general, con una homogeneidad, todavía muy marcada. Entre los rusos de la Rusia Central, el índice cefálico es en general inferior a 75. Entre los serbo-croatas y los eslovenos de la misma época es cercano a 75.
Las necrópolis de los antepasados de los eslavos balcánicos anteriores a su emigración por el Danubio, así como el de las tribus eslavas que han quedado evidenciadas en el material antropológico, prueban sin lugar a dudas la predominancia de la raza nórdica. Así y según los datos de Nierderlé y de Ilse Schwidetzky, la proporción de dolicocéfalos, generalmente de raza nórdica aunque en algunos casos podría pensarse de un mestizaje con mediterráneos entre estas poblaciones es el siguiente, hasta el siglo XI:

Dolicocéfalos :
Entre los Drevliani (antepasados de las poblaciones eslavas de Bulgaria): 100%
Entre los Severiani, de la región de Psiol (idem): 98%
Entre los Poliani (de Polonia, región de Plock), antepasados o
parientes próximos de los antiguos serbo-croatas 97,5%
Entre los Poliani (Polonia oriental): 90%
Entre los Poliani de Slaboszewo y de Prusia-Oriental, antepasados
de los polacos : 97%

Durante los primeros siglos a su establecimiento en los Balcanes, los eslavos conservaron, en su gran mayoría su carácter nórdico, como queda patente en el examen de los antiguos cementerios de Croacia o de Dalmacia, como el de Bjelo Brdo, entre otros, donde, todavía en el siglo XI, los dolicocéfalos nórdicos representan más de las tres cuartas partes de los habitantes de la época.
Hoy en día, por el contrario, la proporción de personas braquicéfalas (de tipo alpino, en general como resultado de cruces) es del 90% entre los Checos, de más del 90% entre los bosnios y los herzegovinos (pero, estre estos últimos como entre los pueblos serbios y croatas por pertenencia al tipo dinárico), del 80% entre los serbios y los croatas del Adriático), el índice cefálico se eleva, entre los pueblos de la antigua Yugoslavia, sobre todo en la parte occidental a índices de 85 a 87. La pigmentación es en general morena, mientras que en los antiguos eslavos era uniformemente clara. La proporción de braquicéfalos es mucho menos fuerte entre los búlgaros, aunque la mayoría está compuesta de mesocéfalos más que de dolicocéfalos. Hace falta remarcar que más de la mitad de estos últimos no descienden de nórdicos sino de mediterráneos. Vemos pues, que en general, los eslavos actuales de los Balcanes no descienden racialmente más que en una pequeña proporción de los antiguos eslavos venidos de Polonia o de la Rusia occidental a principios de la Edad Media.
Ilse Schwidetzky resumiendo los resultados de 1400 análisis de material antropológico de los antiguos eslavos anteriores al siglo XI ha permitido a esta antropóloga el establecer definitivamente y en concordancia con los trabajos de Bunak, Debetz, Talko-Hrinkiewicz, Zupanic y otros el carácter esencialmente nórdico (ver Ilse Schwidetzky ‘Rassenkunde der Alt-Slaven’ (1938), en el que se demuestra igualmente que no es más que a partir del siglo XV en el que los braquicéfalos (Osteuropids) comienzan a prevalecer entre los eslavos de Rusia sobre el elemento nórdico primitivo y a representar por tanto el elemento mayoritario de la población. Sin embargo, desde los comienzos de la era cristiana se pueden ver ya los comienzos de la presencia de tipos báltico-orientales entre los restos antropológicos de los eslavos de Polonia y Rusia según Schwidetzky.
Será preciso constatar que desde el norte de Ucrania a las riberas del golfo de Finlandia y hasta las planicies de la Europa septentrional existió en su día una población predominantemente de raza nórdica de carácter bastante homogéneo y sin mucha variación interna.
Los parecidos y semejanzas resultan grandes entre la antropología de los antiguos germanos y los eslavos, hasta tal punto que solo por el material funerario es posible atribuir que esqueletos son eslavos y cuales germanos.
Estas semejanzas son igualmente válidas tanto en lo que respecta a la antropología rusa como a la polaca ya que se llegan a las mismas conclusiones.
Los eslavos y los futuros indo-persas se pueden considerar en origen, junto a los baltos y a los tracios, la rama oriental de los indoeuropeos nórdicos de los cuales los germanos así como también los futuros griegos e italiotas, serán el elemento central siendo los celtas su rama occidental. Los arios de Persia y de la India, los cuales han extendido la lengua indoeuropea en aquellos países no han sido más que una leve capa que ha cubierto a las poblaciones de otras razas, sin parentesco alguno con los nórdicos. Han sido, en consecuencia, debido a su pequeño número, rápidamente absorbidos. Cuando todavía fueron nórdicos, hemos podido constatar que sus parientes más próximos fueron los eslavos y el pequeño pueblo, en número de contingentes, de los alanos cuyo nombre quizás se pueda relacionar con el de los Arani o Aryani, Aryas. Así, hasta los tiempos anteriores a la dispersión en la que se hablaba una lengua originaria indoeuropea, sólo existió un tipo físico predominante ‘indoeuropeo’, que fue el mismo tipo racial que se encontró entre los antepasados de los celtas, germanos, tracios y los futuros griegos y que fue el de los ancestros de los baltos así como el de los eslavos, el tipo racial nórdico.
Sobre esta cuestión no han de haber dudas. Hemos expuesto claramente un pequeño bosquejo de las opiniones de varios antropólogos sobre este aspecto, tanto de la escuela alemana como de las escuelas rusas y polacas de antropología. Pero por si hubieran dudas vamos a reproducir las opiniones del famoso y renombrado antropólogo americano Carleton Coon por si se pudieran considerar las opiniones de la antropología alemana demasiado “nordicistas” aunque bastaría la opinión de los antropólogos de este para rebatir esta opinión como “nordicista”. Coon combatió contra el Reich, fue un declarado anticomunista y fue mas que aceptado por el sistema hasta su muerte. Pues bien, semejantes conclusiones son las que se pueden entender del examen de las opiniones de Coon al respecto:
“Si la evidencia de las fuentes literarias hace de los eslavos antiguos nórdicos en estatura y pigmentación, la osteología nos hace ver en ellos a nórdicos tanto métricamente como morfológicamente. En resumen, todo el material esquelético de los antiguos eslavos, fechado durante los siglos octavo y noveno, en grupo y en individuos entra dentro de la categoría de los nórdicos ya encontrados entre los hablantes de lenguas indoeuropeas durante la Edad del Hierro.
Aquellos de Polonia, la mitad de la cual fue incluida como el hogar de los pueblos eslavos antes de su periodo de dispersión, no es muy abundante. En conjunto algo menos de cuarenta cráneos pueden ser estudiados, unos pocos de los cuales poseen medidas completas. Estos cráneos son todos predominantemente dolicocéfalos: el índice medio es de 73 y ni uno solo de ellos es braquicéfalo. Entre estos cráneos polacos hay algunos notablemente grandes y alargados, todos ellos con caras alargadas y estrechas. Las narices de todo el grupo son completamente leptorrinas. En su mayoría, los antepasados de los eslavos de Polonia fueron nórdicos, dentro de la media del grupo de los Indoeuropeos; estos cráneos se relacionan con el tipo más alargado y grande de la cerámica de cuerdas en su forma más extrema y se parecen en muchos aspectos a las series de Hannover y por extensión a las de los Anglo-Sajones.
Numerosos restos de la expansión eslava en Alemania muestran claramente el tipo físico particular de los invasores. Las series más importantes son las estudiadas por Asmus ya que coleccionó los cráneos de los antiguos Wends de Mecklenburg. Estos forman un razonablemente homogéneo de mayoría dolicocéfala y en menor medida mesocéfalos, con una altura de cráneo moderada, frente ligeramente inclinada, rostros estrechos y alargados, narices leptorrinas o mesorrinas, orbitas altas y mandíbulas fuertemente construidas. Estos antiguos Wends, de cráneos algo menos dolicocéfalos que los de los Polacos, parecen muy cercanon métricamente al de los celtas y al de los escitas. En algunas partes de Alemania, particularmente en el occidente de Prusia y Pomerania, los antiguos cráneos eslavos son algo más altos y más cercanos en este aspecto al del sub-tipo polaco.
Los de Bohemia son en su mayoría los mismos que los de los cráneos de los Wend de Alemania, excepto las series de Matiegka; en estos, la altura del cráneo es extremadamente alta, aproximándose a las dimensiones de los primeros tipos de la cerámica de cuerdas. Se puede decir lo mismo, hasta cierto punto, de los pequeños grupos de Eslovaquia. Del mismo modo, en Bohemia, entre los eslavos se pueden ver tres sub-tipos, el de Hallstadt, el polaco y el céltico, todos ellos de analogías nórdicas.
Los eslavos que invadieron Estiria entre los siglos séptimo y octavo son básicamente los mismos que los que invadieron Alemania, y bastante cercanos al antiguo tipo céltico. Formaban, sin duda alguna, un grupo mixto e incluían entre ellos una minoría de tipos de cabezas redondas. Algunos de los cráneos eslavos de Estiria, se asemejan al prototipo polaco y son extremadamente grandes y poderosos. Tenemos, desafortunadamente, pocos datos con los que trazar el posterior progreso de los eslavos que se dirigieron al sur en las cadenas montañosas dináricas y por tanto en la vieja Serbia y en el plano de Kosovo. Poseemos, sin embargo, estudios de un tercer movimiento eslavo que fue el que penetró en Rusia.
Los cráneos de estos invasores pertenecen de forma generalizada a la forma nórdica, con índices craneales de 75 a 76, poseyendo una altura craneal media. Los cráneos ucranianos del siglo octavo al noveno no divergen esencialmente del estándar general, pero los primeros cráneos eslavos de la región Rusa de Moscú, datados entre los siglos noveno y doceavo, son de hecho, puramente dolicocéfalos, con un índice medio de 73,5.
En general, el tipo racial eslavo, como el expuesto en las series esqueléticas de Polonia, Alemania, Bohemia, Austria y Rusia, fue razonablemente uniforme. En vista a su localización geográfica, el grupo Polaco representaría el tipo más cercano a la forma original, mientras aquellos que se expandieron hacia el sur y hacia occidente absorbieron formas locales célticas y de otras poblaciones hablantes de lenguas indoeuropeas. Los eslavos, como otros pueblos de lenguaje indoeuropeo de los cuales hemos tenido posibilidad de estudiar, fueron originalmente nórdicos y no hay nada que sugiera desde los restos tempranos, en las regiones estudiadas la existencia de un elemento braquicéfalo que se considera hoy como típicamente eslavo”.
Si los eslavos antiguos representan, en conjunto, un tipo nórdico muy característico, tanto desde el punto de vista del índice cefálico, en general con valores que van de un 73 a un 75, así como también desde el punto de vista de la forma de la cara, la talla y la pigmentación, como ha sido descrita por los autores de la antigüedad, hacia la periferia y en la misma zona de la Gran Rusia, bajo la influencia de mediterráneos y de iranios de las estepas de sur (IE de lengua pero nórdicos de raza), observamos infiltraciones meridionales lo suficientemente importantes como las que han dado forma al celebre tipo de Riazán. Tipo que todavía subsiste actualmente en la Rusia central. (Este tipo, que parece aproximarse al tipo indo-afgano o indo-persa o incluso más ,morfológicamente hablando, al tipo occidental denominado atlanto-mediterráneo, del cual incluso parecería ser una variedad, reflejaría una emigración hacia el centro de Rusia de mediterráneos de las estepas del mar Negro, se distinguirían de estos solamente por una talla algo más elevada, sin que hubiera habido, necesariamente una mezcla con tipos nórdicos, como sostendría Debetz ya que encontramos tipos análogos en regiones de Europa o de Asia, donde no existirían intervenciones o mestizajes con nórdicos.
Los mediterráneos de Bulgaria y de Rumania estarían relacionados igualmente, por otro lado, con este tipo “ponto-caucásico”.
Después de un largo periodo de expansión hacia el oeste y el sur (a la vez que el abandono de la Alemania oriental, los vecinos de los eslavos, los germanos, que invadieron la Europa occidental y la de oriente), los eslavos, rechazados de Alemania en el siglo X y rechazados del sur de Rusia por invasiones asiáticas de Magiares, etc. se mueven sobre todo hacia el este y el norte, donde las tribus finesas, mal organizadas y poco civilizadas les ofrecen poca resistencia.
Así es como ya dese el siglo X, los eslavos de Rusia alcanzan el Volga y el lago Ladoga, sin alcanzar todavía a establecerse sobre las orillas del Mar Báltico.
En este momento, son todavía esencialmente nórdicos, con un tipo físico todavía no modificado desde los orígenes. Encontramos asimismo que los primeros checos, así como los serbo-croatas y las primeras poblaciones de Bulgaria, estaba compuesta del mismo modo de poblaciones nórdicas poco mezcladas.
Entre los cráneos de esta época y hasta el siglo XII, no se han detectado, en general, en Rusia, más que relativamente pocas influencias finesas. Las influencias mediterráneas orientales parecen más marcadas. Según Bunak, un gran numero de cráneos de los kurganes de la parte meridional de la Gran Rusia, del siglo XI al siglo XIII, presentarían caracteres póntico-mediterráneos. Es necesario observar además que los kurganes no sobrepasarían, en general, hacia el norte, una línea aproximada al sur del Orel, de Voronèje, Poltava y de la región de Kiev y de Tchernigov. Aparecen pues en su gran mayoría, en la zona habitada, desde principios del neolítico, por mediterráneos y se debería entender que este tipo se ha perpetuado hasta las invasiones tártaras de la Edad Media.
Hacia finales del siglo XV y durante el siglo siguiente, el tipo braquicéfalo comienza ya a aparecer en los enterramientos junto al antiguo tipo eslavo; los descendientes de los eslavos nórdicos comienzan cada vez más a ser menos numerosos en proporción. El tipo nórdico ha continuado, desde entonces, a ser gradualmente reemplazado por un tipo cada vez más braquicéfalo y de cara más ancha. En el sur, las invasiones de los cumanos, la sujeción de los príncipes rusos a los kanes tártaros de Kazan y de Crimea, durante varios siglos, han podido tener cierta influencia étnica, si bien esta ha sido exagerada a tenor de los datos de la genética moderna.
Algunos datos nos permitirán precisar nuestras ideas con respecto a la composición y al origen de los eslavos actuales de la Europa oriental, así como la transformación de su tipo primitivo después del siglo X.
Los numerosos trabajos sobre el pasado de los eslavos, permiten establecer que hasta esa época, la proporción de braquicéfalos variaba de cero, en una gran parte de Rusia, a 13% entre algunas raras tribus eslavas, sobre todo de las de Europa central, donde los cruces con elementos de otra raza (alpina en este caso) habrían ya comenzado con anterioridad. En general, si se hubiese que dar una media, se podría decir que la media de braquicéfalos entre los eslavos rusos hacia el siglo X se mantenía por debajo del 5% con una media de índice cefálico de 75-76 en el tipo vivo, esto es dolicocéfalo.
La talla de los antiguos eslavos, si bien ligeramente menos elevada que la de los germanos del tipo Reinhengräber, se podía considerar alta para la época.
Después del siglo XII, los cruces con tipos más braquicéfalos así como las condiciones de vida a determinado un aumento del índice cefálico en la Rusia central de 7 a 8 puntos, el índice de los rusos actuales, se identificaría más con la de poblaciones pre-indoeuropeas. En la región de Novgorod, Pskov, Petrogrado, Moscú, Kostroma etc. El índice cefálico actual es del orden de 83 a 84. La proporción de braquicéfalos por tanto mucho mayor. Claramente dolicocéfalos en la Rusia de siglo pasado eran, según los datos de Nicolas Lahovary (Les peuples européenes. Paris 1945), sólo un 5% siendo los braquicéfalos un 60% en Rusia y un 80% en Polonia aunque existen indicios según algunos trabajos actuales de un proceso de desbraquicefalización entre las nuevas generaciones, tema que habrá que ser observado con mayor detenimiento para poder sacar conclusiones más definitivas.
La talla reflejando igualmente condiciones de vida poco favorables se encontraba el siglo pasado en una media de 1,64 o 1,65 aunque actualmente esta ha aumentado del orden de a 10 a 12 centímetros.
Es interesante observar de paso que la provincia de Riazán, patria del tipo dolicocéfalo pre-eslavo, que se expandió en la época prehistórica en una parte de Rusia, se distingue todavía hoy en día por un índice cefálico claramente inferior al de las regiones vecinas. Es indudable, tal como ha señalado Bunak, que existe aquí todavía supervivientes de esta antigua raza.
Los eslavos de Ucrania, y en particular los de la zona oriental, se caracterizan, al mismo tiempo por una pigmentación menos clara que la de los rusos del norte y el centro. La talla igualmente más elevada, incluso durante el siglo pasado, a causa de mestizajes con tipos de estatura más elevada.
En cambio, así como uno podría imaginar y como A. Kloiber lo ha señalado, después de analizar cerca de 1000 prisioneros rusos de la guerra de 1914-1918, provenientes de las regiones antiguamente habitadas por los Drevliani, Severani, Drecovitchi y Wyatichi, esto es en la zona eslava primitiva menos influenciadas por influencias externas, el tipo eslavo antiguo se encuentra menos modificado en esta zona de la Rusia occidental. Siendo más frecuentes las cabezas alargadas, con una media más mesocéfala que braquicéfala. Con un número de individuos de pigmentación clara muy considerable. En Volinia, las investigaciones de R. Routi han establecido igualmente la existencia de un gran número de rubios de aspecto sub-nórdico y de una braquicefalia menos acentuada próxima a un índice cefálico de 82.
En la región de Vilna, próxima a la Rusia Blanca, el número de dolicocéfalos es de un 30 a un 40% de los habitantes y la pigmentación es, en general muy clara. Existe pues una zona, relativamente restringida, donde el tipo eslavo primitivo a podido por lo que parece, conservarse mejor, sin sufrir las modificaciones más radicales que pueden encontrarse en otras zonas de Rusia.
Ahora bien si como hemos visto el tipo original eslavo se puede considerar como típicamente nórdico, esto es un tipo racial de alta estatura, complexión clara y de cráneo dolicocéfalo, es notorio señalar que si bien este tipo se conserva entre la población rusa en porcentajes que Günther estimó entre un 25 a un 30 % también es cierto que entre la población actual de los países del Este no es solamente esta la tipología racial que predomina, como ya hemos visto. Sino que existe un numeroso grueso de la población que muestra valores de índice cefálico y facial mayores. Y es este un tema que vamos a tratar ahora.
Si bien es cierto que el elemento braquicéfalo de las antiguas necrópolis eslavas despertó, en general, escaso interés entre los antropólogos. Fue mérito de Tarde el haber demostrado la importancia que tendría este elemento en la composición antropológica de la Europa oriental y por lo tanto de los países conquistados por los eslavos de raza nórdica. Del análisis de Tarde resulta probable la presencia de estos braquimorfos en algunas localidades septentrionales, el tipo resultaría ser para este autor de cráneo corto y alto, estando hoy en día bien representado en la Europa oriental y que parecería estar presente en Rusia anteriormente a la llegada de los eslavos, pudiendo identificarse este elemento con toda probabilidad con un tipo cromagnoide braquicéfalo de formas anchas, Resulta evidente que la población eslava actual ha sufrido un proceso de braquicefalización a lo largo de los siglos, un proceso progresivo, fenómeno este que se ha repetido en otras poblaciones de diferente estirpe y las evidencias recogidas del estudio de los restos de esqueletos antiguos muestran que el neto predominio de la formas dolicocéfalas originales contrastan con los tipos mayoritarios sub-braquicéfalos y braquicéfalos actuales en la mayoría de los casos.
Por ejemplo, en 26 series de cráneos paleo-eslavos masculinos registrados por Scwidetzky y provenientes de todas las regiones de la Europa Septentrional, Central y Oriental invadidas por estas gentes en su primera y máxima expansión, una sola posee un índice cefálico de 80,4 a 82,1. Los cráneos paleo-eslavos de Bled y Ptuj, descubiertos en Eslovenia, dieron medias de 75,7 a 76. La braquicefalia se reduce en al primer caso a 9,4% y en segundo a 8 %. De las investigaciones efectuadas por Bogdanov en los cráneos de los kurganes y en sepulturas de viejas iglesias rusas, resulta que, hasta el primer milenio después de Cristo, el elemento dominante en la población era el dolico-mesocéfalo. En las calaveras de los kurganes del gobierno de Cernigov, Tver y Jaroslav, el porcentaje de braquicraneos estaba entre un 14 a un 17%. Un poco más alta resulta el porcentaje de braquicéfalos entre los esqueletos del gobierno de Moscú (28%). En las sepulturas más recientes, por el contrario, los braquicéfalos predominan sobre los dolicocéfalos. En los cementerios de la iglesia de Cerginov (siglo XII-XIII) se ha encontrado un 53% de braquicéfalos; en el de Moscú Bogdanov encontró un 50%. El fenómeno resulta evidente también en el comportamiento de los índices cefálicos medios encontrados en las observaciones de Stefko y de Shugaiev sobre una serie craneológica de Moscu que aquí pueden observarse.

Serie craneológica Hombres Mujeres.

Cementerios XV-XVI 79.5 78.0
Cementerios XVI 78.8 79.8
Cementerios XVII-XVIII 79.6 80.2
Cementerios XVIII 80.4 81.4
Cementerios XVIII-XIX 80.6 82.0
Siglo pasado (Cepurkoski) 80.9 82.1

En las series eslavas antiguas de Moravia y de Austria, estudiadas por Toldt (118 ejemplares), la dolicocefalia domina en el 94,3% de los casos; en la de Estiria y en Carintia en el 90,4%. En una serie de 300 cráneos modernos de Moravia aquellos cráneos de estructura dolicoide son reducidos a un 19,6%, mientras los braquicéfalos a un 80,4%. Entre los eslovenos modernos en 99 esqueletos estudiados por Weisbach un 76,4% era braquicéfalos. Es interesante revelar que de lo que resulta de las múltiples medidas tomadas sobre personas vivas y elaboradas por Weisbach en la población actual de la Austria baja, de Estiria y de Carintia hay mucha mayor homogeneidad en el índice cefálico entre los eslovenos y alemanes actuales que no entre los eslovenos medievales y los modernos.
Resulta bastante claro que los eslavos pudieron retener su forma craneal dolicocéfala hasta principios del siglo XIII, quizás en algunos lugares y como todavía mayoría de la población hasta finales del siglo XV. En aquel tiempo, aquellos que habitaban Rusia y el centro de Europa fueron creciendo progresivamente en cuanto a número de braquicéfalos a un ritmo rápido y constante. Bien documentadas series desde Bohemia hasta el gobierno de Moscú muestran como este progresivo cambio se produce de siglo a siglo desde un índice original de 73 a 75 hasta alcanzar índices de 83. Este proceso parece análogo al que afecto el sur de Alemania y al de otros pueblos del centro y este de Europa. A pesar de que este proceso de braquicefalización tuvo lugar a la luz de los tiempos medievales y modernos, no existe una explicación completamente satisfactoria a este fenómeno. Lo que resulta evidente es que lo ocurrido es el fenómeno denominado por Scwidestzky denominado desnordización. Esto es el cambio racial ocurrido en una población de origen nórdico y que pudiera motivarse a dos causas principales. O bien por variación interna debida a factores medioambientales y/o selectivos o bien por la disminución de un tipo de población y el incremento de otra. En el caso de la Europa central lo más probable es que el fenómeno de la braquicefalización simplemente se deba a un aumento del número de tipos de raza alpina y/ o dinárica frente al número de germanos de tipo nórdico de épocas anteriores. En el caso de la Europa oriental pudiera ser más complicado y si bien es cierto que el número de tipos nórdicos ha disminuido en comparación al existente en épocas anteriores también es cierto que se ha podido dar incluso entre aquellos nórdicos un proceso de braquicefalización o alteración del tipo original de cráneo más alargado por otro ligeramente alterado algo más braquicéfalo como veremos al estudiar los tipos existentes en los complejos raciales rusos (véanse los tipos Illmen-Dnieper y Valdaico).
Mucho se ha especulado sobre el origen del tipo báltico en general y endentemos por tipo báltico el tipo tradicionalmente asociado con las regiones del Báltico del norte y nordeste de Europa. Hay que admitir cierta confusión en el término ya que de hecho el término báltico, raza báltica o báltida se aplica a un numero de tipos más o menos similares pero que en muchos casos es posible distinguir unos de otros por algunos caracteres diferenciadores debido a que no existe realmente un consenso a la hora de aplicar una denominación determinada a estos tipos locales o a que los antropólogos no se han puesto de acuerdo a la hora de dar un nombre específico a estas variedades o bien han dado el mismo nombre a tipos en si algo diferentes, ciertamente existe cierta confusión al respecto. Para nosotros el tipo báltico es un tipo algo alterado de aquel que ha conservado su estructura original, por ejemplo, el denominado báltico-occidental (West-Baltic) es un tipo cromagnoide del nordeste de Europa poco alterado relacionado ancestralmente con las formas o tipos denominados dalo-faélidos o dálicos de la Europa del norte y noroeste. El tipo báltico estándar por otro lado sería un tipo cromagnoide europeo que ha sufrido un proceso de reducción, braquicefalzación y borealización a través de un proceso selectivo denominado “baltización” que ya hemos descrito anteriormente, no del todo igual al proceso denominado de “alpinización”. El tipo ancestral cromagnon del Este de Europa sería obviamente más fácilmente identificable en el tipo báltico-occidental (más alto, robusto y de cráneo más grande) mientras que el tipo báltico estándar sería algo más bajo, de medidas craneanas más reducidas y de morfología corporal con tendencia a ser más pícnica. Las formas bálticas en general son de alta o de mediana estatura, de cráneo ligeramente braquicéfalo y redondeado, frente amplia, alta y ancha, cara mesoprosopa, anchura zigomática por tanto ancha, mandíbulas bien marcadas, más fuertemente desarrolladas, sobre todo en los tipos báltico-occidentales y menos en los bálticos, dando rostros más cuadrangulares entre los báltico-occidentales y más redondeadas en los bálticos. La nariz moderadamente leptorrina entre los báltico-occidentales y con la raíz menos alta entre los bálticos, mayor tendencia a narices algo respingonas entre los bálticos en comparación con los báltico-occidentales. La punta de la nariz es redondeada en ambos tipos, a veces algo bulbosa e inclinada horizontalmente. Los alae son finos y emplazados de manear algo alta y con una extensión lateral media. Los labios medios o finos, con poca o ninguna eversión. Los dientes grandes en el tipo báltico-occidental y de menor tamaño en el báltico, ambos tipos son muy ortognatos y los ojos emplazados entre ellos de manera media o amplia, pliegue ocular externo a menudo visible. El pelo es siempre liso con tonalidades que van del rubio claro o rubio-ceniza al castaño claro. Ojos claros con predominio de los grises, mayor número de ojos grises muy claros entre los báltico-occidentales y entre los bálticos es muy común ver muchas tonalidades de ojos claros. El tipo denominado báltico-oriental sería aquel que habría sufrido un proceso más drástico de borealización y en el cual habría que adscribir un elemento lapponoide y/o urálico el cual sería más común entre las zonas donde el influjo y las mezclas lapponoide haya podido ser más acusado como en las zonas del norte de Rusia cercanas a Finlandia, país donde este tipo es mucho más numeroso.
Obviamente estos tipos no tiene nada que ver con las teorías acerca de mezclas entre nórdicos con mongoles y tiene un origen estrictamente europeo que como hemos comentado derivaría de un tipo de origen paleolítico (Cromagnon) hecho que está demostrado claramente en los estudios más avanzados y actuales llevados a cabo por los antropólogos de hoy en día.
De hecho hoy sabemos que los primeros humanos llegaron a las tierras bajas europeas a mediados del último periodo paleolítico, y en el curso de muchas generaciones fueron poblando gradualmente las zonas más lejanas del Norte de Europa, incluyendo las zonas del este del Báltico. Varios milenios pasaron entre la llegada de seres humanos de tronco európido a las tierras bajas europeas y la llegada de los primeros residentes de las zonas del este del Báltico y noroeste de Rusia.
Las primeras gentes en llegar a la estepa y la tundra de la Europa media (posiblemente desde el oeste) eran cazadores de renos que en el curso de muchas generaciones habrían aprendido maneras específicas de buscar estas bestias, viajando junto a las manadas del reno para proveerse sostenimiento. Como la tundra se expandió hacia el noroeste de Rusia, el reno pudo encontrar pasto fresco en estas zonas y pronto los seres humanos conquistaron estos terrenos también.
En la tundra y en las estepas acaecieron cronológicamente varias migraciones sucesivas de humanos, y esto ha estado probado a través de numerosas excavaciones arqueológicas. En los asentamientos dejados detrás por estos antiguos habitantes, han sido encontrados, por ejemplo en Lituania, rastros culturales de la gente de Lingbi, de Bromme, de Arensburg y de Svidrian. Estos establecimientos antiguos encontrados en Lituania, en el sudeste están fechados en los últimos períodos de Allerod y Driassian. En estos territorios adyacentes a Pripet, es donde los arqueólogos han encontrado establecimientos humanos con evidencias de tecnología de fabricación de herramientas típicas de los periodos ya mencionados. Tales establecimientos también se han encontrado cerca del Dnieper superior, así como también en Soza y valle del río Desna (tributarios del margen izquierdo del rio Dnieper). De importancia especial resultan los talleres y establecimientos de pedernales en Anasova que se han encontrado cerca del Dnieper superior; con tecnologías de fabricación de herramientas típicas de las tradiciones de Lingbi y de Arensburg.
Es en los últimos periodos del paleolítico en el que los arqueólogos han encontrado que hubo una migración de gentes de la cultura de Svidrian que alcanzaron Lituania y el noroeste de Rusia. Es comúnmente creído que estas gentes provenían de Polonia. Hay otra notable escuela de pensamiento, sin embargo, que defiende que la tradición cultural de Sviridian se estableció en partes del sureste de las llanuras rusas (el valle del río Don donde ricos artefactos del último paleolíticos han sido encontrados).
Los arqueólogos han encontrado también migraciones de gentes de la cultura de Maglemose durante los primeros periodos del mesolítico en dirección este hacia el noroeste de Rusia. Testimonios de esto están probados por asentamientos de estas tribus que han sido encontrados en Lituania y por el efecto que la cultura de Maglemose tuvo en los territorios adyacentes al suroeste del lago Onega. A principios del mesolítico, objetos manufacturados con hueso han sido encontrados trabajados con métodos que son completamente idénticos a los usados por la gente de Maglemose en Dinamarca en el mismo periodo.
Todo este material arqueológico indica la emigración de la gente de Maglemose en diferentes migraciones acaecidas cronológicamente de manera sucesiva y por lo tanto de gentes paleolíticas desde el oeste hacia el este. Esto sugiere que al final de tal periodo, una base genética estaba bien establecida en las poblaciones residentes en estos territorios. Esta base genética era parte del complejo racial de los habitantes del norte de Europa. Por este motivo, las gentes que se asentaron en las tierras alrededor del alto Dnieper y el alto Daugava durante el último paleolítico tendrían una conexión genética con las más antiguas poblaciones de las tierras bajas del centro de Europa. Esto podría indicar que durante el mesolítico un grupo similar de gentes podrían haber habitado las zonas que irían desde el occidente de la actual Holanda hasta las tierras medias de Rusia en el este. Habitantes locales de estas zonas debieron haber poseído elementos morfológicos de los antiguos pobladores del norte de Europa, cuyas raíces de hunden con las de las poblaciones paleolíticas europeas.
Desgraciadamente no hay cráneos que puedan ser estudiados del último paleolítico de los seres humanos que migraron desde las tierras bajas del centro de Europa hasta Priper, el alto Dnieper y Daugava. Aunque los especialistas poseen datos antropológicos de poblaciones mesolíticas de estos territorios y estos habitantes pueden en cierto modo ser vistos como los descendientes de estas poblaciones paleolíticas. Es una evidencia indirecta, para estar seguro, pero sin duda nos permite ya tener ciertas conclusiones acerca de las características físicas de los habitantes del último paleolítico.
Estos tipos tienen tendencia a ser grandes de tamaño, con grandes cráneos y cabezas de formas oblongas, rostros anchos y caras altas con una distintiva prominente nariz. (Denisova 1975.) Mirando los datos de poblaciones de similares periodos en Europa se pueden encontrar diferencias geográficas específicas. Esto es especialmente cierto con respecto a la anchura facial de los residentes de estas zonas, un hecho que tiene una gran importancia a la hora de delimitar el tipo racial de estas gentes. Las diferencias en la anchura del rostro en Europa llegan a ser particularmente distintivas en los comienzos del periodo Atlántico, cuando la agricultura comenzó en Europa. En este tiempo, la anchura de la cara separa morfológicamente las formas raciales del Norte de Europa de las de las regiones mediterráneas –dos zonas geográficas distintas-. Rostros masivos, formas morfológicas de rostros anchos dominan el norte y el noreste de Europa mientras que formas mas gráciles y rostros más estrechos son encontrados más a menudo en la Europa media y central del continente alcanzando el sureste del continente. Durante el periodo Atlántico la población de rostro estrecho gradualmente va alcanzando el norte y el nordeste. Alcanzan el Báltico solamente durante la Edad del Bronce. Por esta razón, durante el mesolítico y el periodo neolítico, la gente de las regiones bálticas y del noroeste de Rusia posee rostros anchos, un hecho que confirmaría el origen de estas gentes con los actuales tipos raciales báltico-occidental y báltico y por lo tanto la relación de estos tipos con las poblaciones paleolíticas de Europa. Esto no quiere decir, sin embargo, que todas las poblaciones de estas zonas fueran durante el mesolítico y principios del neolítico idénticas desde el punto de vista antropológico. Al menos dos gradaciones en lo que respecta al ancho facial (135-142 mm. en un grupo y 144-150 mm. en otro) pueden ser encontradas en estos territorios. Un tipo antropológico se caracterizaría por un cráneo masivo y grande, muy ancho con una anchura facial de 149 mm.
El hecho de que este tipo morfológico de rostro ancho fuera típico de las poblaciones mesolíticas se confirma en el amplio territorio en el que es posible encontrar restos. Poblaciones antropológicamente similares se pueden encontrar en el noroeste de Rusia. Uno de estos hallazgos, el enterramiento de Popov, encontrado en el este de lago Onega contiene restos mesolíticos de este tipo. Otros hallazgos encontrados, como por ejemplo el famoso enterramiento de Olenij Ostrov, contiene una amplia variedad de tipos antropológicos y varios de los individuos encontrados allí poseen las formas de rostros masivos y anchos. Poblaciones similares habitaban también la región alrededor del Dnieper medio. Los hallazgos de estos restos son de muy a principio del mesolítico en las cercanías al periodo intermedio entre el paleolítico y el mesolítico. Los restos mesolíticos más antiguos de tipos de rostros anchos son encontrados cerca del curso medio del Dnieper y es posible que estos hayan tenido contacto durante el paleolítico con los habitantes del último paleolítico en esa área. En Latvia, también, estos habitantes son casi tan antiguos (periodo Boreal) y desde el punto de vista antropológico son completamente similares a los habitantes mesolíticos de las poblaciones Escandinavas. (Broste, Jorgensen et al 1956, Asmus 1973).
Naturalmente la descripción aquí dada es incompleta ya que el número de hallazgos que han sido encontrados durante el periodo mesolítico no es muy numeroso. De todas formas parece ser que en estos territorios y durante el periodo mesolítico la población existente estaba conformada por un tipo cromágnido de formas y rostro ancho. Esta población no desapareció con el tiempo, sus descendientes continuaron habitando el Este de Europa durante el neolítico, durante este periodo tipos similares poblaban el curso superior del Volga y el Oka, el área en la cual la cultura del Volga prevaleció. El mismo tipo racial ha sido encontrado también durante el neolítico en los habitantes de Dnieper-Donetz y en las culturas Ucranianas (Gohman 1996; Konductorova 1973). El gran número de cráneos encontrado en estas regiones nos provee de un buen material para el conocimiento de este tipo cromágnido de formas masivas y rostro ancho (143-150 mm de anchura facial de media) que habitaba estas zonas, y nos permite concluir firmemente que tales habitantes existían durante el periodo mesolítico y a principios del neolítico. Y que es muy posible que esto tipos cromágnidos tuviesen el mismo origen que el que continuaba a poblar Dinamarca (Stavesang, Kolderod, Dojringe) durante el mismo periodo.
La morfología del tipo descrito aquí es bastante peculiar y muy fácilmente distinguible de otros tipos. La naturaleza de la información que conocemos hoy en día nos permite sin duda alguna aclarar los mitos acerca del origen del tipo báltico de la Europa del Este desmontando los supuestos mitos del origen de esta raza de una mezcla de nórdicos y mogoloides. Es importante hace entender que comparados con los habitantes del periodo Boreal los habitantes actuales de estas zonas tienen rostros todavía anchos aunque no tanto como los originales debido en parte a que muchos de estos tipos han sufrido un proceso de reducción, más visible en el tipo báltico estándar y en menor medido en el tipo báltico-occidental. Un importante dato a tener en cuenta es el perfil horizontal de la cara completamente ortognato y muchas veces con frentes muy horizontales lo que incuestionablemente traduce una europeidad racial sin género de dudas. Tipos antropológicos similares a los de los antepasados de los tipos bálticos y baltico-occidentales (el tipo báltico-oriental como ya hemos visto es tu tipo cromángido en el que el proceso de borealizacion y reducción ha sido mayor y al que hay que añadir influjos lapponoides y/o urálidos lo que sin duda puede provocar el aspecto de un incipiente mongolismo) son comparables a los habitantes del mesolítico encontrados en Normandia (Hoedik) (Vallois, 1975) y en las tierras de la Europa central (Vianen, Hengelo, Bottendorf) (G. Asmus 1973) etc.

Caracteres somáticos de la población rusa.

La división de los rusos en tres grandes complejos étnico-lingüísticos correspondientes a los grandes rusos, rusos blancos y a los pequeños rusos (ucranianos, rutenos), tuvo su origen a partir del siglo XIII. Sachmatov pensaba que el origen de tales grupos podría remontarse a una serie de agrupamientos de hablantes de dialectos afines. Precisamente un grupo septentrional compuesto por los eslavos de Novgorod y de los Krivici, serían los que junto a los Viáticos de la zona central habrían constituido el núcleo de los grandes rusos; un grupo meridional estaría compuesto por los Poliani, los Volini y los Ulici (quizás también los Severini) y algunas otras tribus, habría dado origen a los pequeños rusos; un grupo central compuesto, además de los ya nombrados Viáticos, los Dregovici y de los Ramidici conformaría a la etnia de los rusos blancos o bielorrusos.
Seguidamente vamos a dar unos datos acerca de los rasgos somáticos de estos pueblos aunque deberemos apuntar que estos datos son antiguos y están basados en los estudio hechos por Bunak en 1932 y expuestos también por Biasutti en su famosa obra. Razze e popoli della Terra. Torino, U.T.E.T., 1941
Las mayores diferencias somáticas entre las agrupaciones étnicas mencionadas existen entre los grandes rusos y los ucranianos. Los grandes rusos tenían el siglo pasado estaturas relativamente bajas con oscilaciones que iban de los 164 cm. (Moscú, Kursk) a 167,1 cm. (Semirecensk.) Las estaturas más elevadas (167 cm) se encontraban principalmente en las zonas periféricas occidentales, cercanas a los estados bálticos y a la Rusia Blanca, en la región media del Volga y las zonas próximas a Ucrania. Aunque debemos decir que las estaturas actuales han aumentado del orden de 8 a 12 centímetros.
El índice cefálico medio varía entre los Grandes Rusos entre 80 y 84, con fuertes oscilaciones individuales. En el gobierno de Kostroma Zograf da un índice de 85,2. Las mujeres presentan un grado de braquicefalia menor en comparación con los hombres. En los distritos del gobierno de Moscú, Anucin encontró en los hombres un índice de 82,7 y en las mujeres de 81,7. El índice más bajo entre las mujeres señalado por Cepurskowki sería el de los campesinos del territorio de Tambov y de Riazan (79,6 a 79,7); el más elevado sería el considerado territorio de Valdai al noroeste de Moscú (84,3). En los otros distritos los índices más frecuentes corresponden en las mujeres a una braquicefalia moderada. De los índices faciales masculinos contenidos en las tablas de Cepurkowski se observa la existencia entre los Grandes Rusos de formas faciales alargadas. Bunak da para una serie de hombres de Tver un índice medio de 89,9, claramente leptoprosopo. Índices mesoprosopos fueron encontrados entre los campesinos de los distritos centrales. El índice nasal medio se puede considerar dentro de la categoría lepto-mesorrino.
La coloración de los cabellos y de los ojos ente los Grandes Rusos presenta fuertes porcentajes de tonos medios: castaño-claro, castaño-rojizo, rubio-oscuro en lo que respecta al color del pelo y diversas tonalidades de grises y ojos claros para los ojos. El mayor porcentaje de ojos y cabellos oscuros se encuentran, según Bunak, en el distrito de Riazán (cabellos negros y castaño oscuro alcanzan la cifra de 21,7%, ojos oscuros 6,1%) y en el gobierno de Vladimir. La pigmentación clara más frecuente se encuentra en los distritos de Glasov y en el gobierno de Viatka, donde el 25,8% de los individuos tiene ojos de color azul-celeste y gris-claro mientras que un 25,7% de los individuos tienen cabellos rubios muy claros. Los cabellos y ojos oscuros en estos distritos son muy escasos. Porcentajes parecidos de tonalidad de cabello y ojos se encuentran en las series de Nishmi en Novgorod y en Estalingrado.
La estatura de los Rusos Blancos sin destacarse notablemente de la de los Grandes Rusos presenta de media una mayor amplitud de oscilación. Bunak, todavía señala en su mapa de 1932 en los territorios de la Rusia Blanca atravesados por el Dniepr y el Dvina una estatura media de 167-168 cm. En las provincias occidentales el índice cefálico presenta medias de moderada braquicefalia (Minsk 81,5), con altos porcentajes de dolicocéfalos y mesocéfalos. Índices de 80 a 82 da Bunak en el territorio de Mohilev, cifras más elevadas, hasta alcanzar 84, se señalan en Polesia. La cabeza es alta. M. Hesch encuentra un índice facial morfológico de 88. Un índice más elevado (90,1) calculó Bunak entre 160 hombres de Mohilev. El índice nasal presenta mayor homogeneidad; la media encontrada (67,9-69,4) revela la presencia de formas nasales meso-leptorrinas.
Los datos estadísticos relativos a la pigmentación recogidos por Niederle resulta que los Rusos Blancos presentan el grado de blondismo más alto (48%). Pero en una serie de 156 individuos del distrito de Mohilev, Bunak encuentra un 25,6% de sujetos con cabellos rubio-claro; el resto de la serie presenta tonalidades castañas o rubio-oscuras y solo un 7,8% tonos oscuros. Frente a los Grandes Rusos las series de Mohilev presentan un porcentaje ligeramente más alto de ojos oscuros pero –exceptuando el grupo de Tiver-, un clara mayoría de tonalidades claras en los ojos (47,1% de ojos azul celeste y grises claros).
El área habitada por los Pequeños Rusos como más al norte la de los Rusos Blancos se extiende hacia occidente hasta las regiones orientales de la Polonia histórica y las regiones de los Cárpatos. Los Rusos Blancos se extienden hasta los territorios de Vilna y Grodno, los Pequeños Rusos penetran hasta Brest Litovsk, donde de manera irregular alcanzan Przemysl, extendiéndose todavía algo más a occidente a lo largo de los Cárpatos en la zona de los confines de Polonia y Eslovaquia (Rutenos). En la Polonia septentrional los Pequeños Rusos constituyen pequeñas minorías. En las cartas antropológicas de Bunak Ucrania se distingue de los otros territorios rusos ya que se alcanzan las más altas estaturas de la Rusia europea (168-171 cm) y porque en esta vasta región el índice cefálico medio presenta, como ya observó Deniker, una mayor homogeneidad en el sentido de una mayor frecuencia de medias típicamente braquicéfalas.
Las más altas estaturas, 170-171 cm, son señaladas por Bunak para la región del bajo Dniestr y entorno a Dnjepropetrovsk. También entre la pequeña nobleza de Kiev Talko-Hryncewicz encontró una media entre los hombre de 170 cm; en el resto de la provincia la media baja a 166,7 cm. El índice cefálico más bajo se registró entre los habitantes de la Podolia (82,2) y en Poltava (82,7), en la Podolia meridional Bunak señala unos índices típicamente braquicéfalos de 83,9 y 84,6, correspondiendo estos últimos a la media encontrada por Diebold en Kiev. La media más elevada (85,6) viene dada por Bielodied para Cernigov. Los datos relativos a los caracteres antropológicos de los Ucranianos son bastante escasos. Predomina entre estos la gente de tipo oscuro; según Smirnov un 42,4 % posee cabellos castaños y un 18,9% cabellos negros; relativamente notable es el porcentaje de cabellos rojos (3.2%)
El área ocupada por los rutenos se extiende a los largo del arco montañoso de los Cárpatos, penetrando también en territorio políticamente rumano (Bucovina), en la Eslovaquia, en las regiones de Galizia y Volinia y extendiéndose hacia el norte hasta la Volinia rusa. Los rutenos de Galizia presentan, según las observaciones de Mayer y Kopernick, los siguientes caracteres: estatura 164 cm; índice cefálico 84,3. La media regional de estatura oscila entre 163 y 166. Teniendo en cuenta la frecuencia, la forma de la cabeza es predominantemente braquicéfala (75,9) y con formas faciales alargadas. Un tercio de la población examinada era rubia; el 60,8% de los individuos tenia ojos claros, se observa, como entre los Rusos Blancos, un predominio de tonalidades claras de los ojos con respecto al de los cabellos.
Examinando las principales fracciones de este interesante grupo de los Pequeños Rusos se observa que la población de las montañas se distingue de la de las planicies particularmente por la estatura más elevada, por un mayor grado de braquicefalia y por una pigmentación más oscura. Entre las comunidades montañosas hay que recordar a los Huzuli, los Lemki y los Bolki. Un grupo de Huzuli fue estudiado por L. Cipriani el cual ha confirmado una alta estatura (170 cm), un cuerpo leptosómico, braquicefalia (84,4) y una complexión pigmentada (rubios sólo un 8%) acompañada por un predominio de ojos claros (60%). Los caracteres son incisivos, la nariz fuerte y estrecha: el componente dinárico es el principal con una minoría formada por elementos nórdicos, bálticos, y alpinos, con varios tipos mixtos (Necrasov).

Los elementos raciales en los países de la Europa Oriental según la Escuela Rusa de Antropología.

Resulta necesario hacer unos breves comentarios antes de dar la opinión que uno de los más destacados antropólogos de la Escuela Rusa de Antropología V.V. Bunak acerca de los elementos raciales de la Europa oriental para poder entender la forma en que se concibe en esta escuela la antropología física. En este sentido hemos de decir que según esta escuela el examen de las medias aritmética y de la frecuencia de un carácter determinado cualitativa y cuantitativamente en relación a una determinada área geográfica más o menos extensa, conduce en base a procedimientos estadísticos normales, al conocimiento de manera bastante exacta de los caracteres físicos de una población dada y a su distribución en el espacio. Mayor interés tiene sin embargo la identificación de los tipos somáticos y de los elementos raciales que componen los grupos étnicos. Es necesario en este caso proceder a un análisis de los caracteres somáticos y su correlación, en modo particular limitar el examen a grupos humanos poco numerosos bien localizados geográficamente. Interesantes resultados fueron los alcanzados por la antropología rusa, polaca y checa en este sentido. Hay que añadir todavía que estas investigaciones pueden conducir fácilmente a una excesiva cantidad de tipos antropológicos a la que se puede llegar solo a partir de medias aritméticas generales. De todas maneras, en estas investigaciones y en particular las llevadas a cabo sobre la población de Rusia, interesan también los problemas relacionados con el dinamismo y la metamorfosis racial. Resulta, que de estas investigaciones, los tipos humanos, al menos en determinadas condiciones ambientales e históricas, y probablemente en determinados límites, presentan una plasticidad superior a aquella que era posible admitir en el pasado y que las variaciones fenotípicas de estos derivados pueden manifestarse en periodos de tiempo relativamente breves.
En este punto si se consideran las grandes extensiones territoriales y los movimientos de las primeras tribus eslavas, las cuales debieron favoreces la fusión de elementos raciales y tipos humanos diferentes permitiría el surgimiento de variaciones somáticas en estos mismos, no debería pues sorprender el gran número de tipos humanos que Bunak reconoció en la población de la antigua U.R.S.S. Este antropólogo distinguía una veintena de grupos somáticos –en los cuales también quedaban comprendidos los fineses-, tipos somáticos que son localizados en las distintas regiones del vastísimo territorio ruso.
Estos tipos, muchos de los cuales no son más que variaciones geográficas de origen relativamente reciente, derivarían de otros elementos somáticos fundamentales, correspondientes a las razas primarias y a las razas secundarias tradicionales de la antropología occidental. Así pues el tipo nord-occidental de la Gran Rusia y el tipo del Dniepr superior serían dos ramas derivadas de un mismo tronco. El tipo nord-occidental, que es preferible denominarlo según Cepurkowski, que fue el primero que lo identificó, como tipo de Valdai o Valdaico, corresponde según Bunak, a la raza oriental de Deniker, la cual se distingue por una estatura algo más elevada (167-168 cm) y por una estructura facial dolicoprosopa, mientras esta difiere de la raza nórdica por un índice cefálico mucho más elevado dando valores braquicéfalos. El tipo del Dniepr superior se diferenciaría del Valdaico por una estatura algo más alta ( 168-169 cm) y por una mayor dolicomorfia (índice cefálico 80). Ambos tipos podrían corresponder por estos caracteres y por los de la pigmentación, como pensaba Bunak, a la raza sub-nórdica de Deniker (fenno-nórdica de v. Eickstedt) y deberían considerarse como una variedad de esta raza, según nuestro entender serían estos tipos somáticos los que tendrían una mayor similitud con los eslavos nórdicos que fueron sin duda sus antepasados aunque ambos tipos pudieran haberse alterado por mezcla con los elementos cromagnoides de los que ya hemos hablado anteriormente, algo más en el tipo Valdaico y en menor medida en el tipo de Dnieper superior que puede considerarse prácticamente un nórdico con muy poca mezcla o con poca variación, en ambas zonas sin duda es donde la concentración de tipos más fieles al patrón nórdico pueden encontrarse. Biasutti consideraba por ejemplo que no le parecía justificado el hacer derivar ambos tipos humanos de un mismo tronco, como pensaba Bunak, puesto que la variedad del Dniepr superior se relaciona muy estrechamente a la raza nórdica y el tipo Valdaico, según él, más que a la raza nórdica habría que hacerlo derivar de la raza báltica y por ello relacionado a una unidad biológica algo distinta somáticamente y por tanto genéticamente a la raza nórdica, en este punto estaríamos más cercanos a la postura de Bunak que a la de Biassutti admitiendo eso sí como ya hemos comentado anteriormente una alteración del tipo nórdico en el tipo Valdaico por mixovariación con cromagnoides bálticos.
Otros tres grandes tipos raciales son el Gran Ruso central, el Polesio y el de Riazán que son derivados según Bunak de una raza pigmentada denominada “póntico septentrional” o nord-póntica, que el consideraría como una variedad de la estirpe mediterránea. El tipo polesio y el central se relacionarían geográficamente al elemento pre-eslavo (Czekanowski) de Polonia, diferenciándose por una estatura sensiblemente más alta y por una estructura facial más alargada.
También en este caso se estaría en presencia de una forma más refinada de la originaria. El grupo central y el de Polesia se relacionan con un elemento pre-eslavo mientras que las más estrechas relaciones del tercer grupo denominado de Riazán, localizado en el corazón de la vieja Rusia y caracterizado por formas alargadas del cráneo (con índices de 79 asociados a la dolicoprosopia -indice facial de 89-) y nariz recta de raíz elevada (índice nasal de 89), pigmentación predominantemente oscura y de estatura media (165 cm.). El carácter mediterráneo del tipo de Riazán podría estar relacionado con los dolicocéfalos de los kurganes.
Un elemento humano pigmentado, pero distinto al de Riazán es el que Bunak denomina Ucraniano de la ribera derecha del Dniepr. Este se caracteriza por una estatura elevada (169 cm) y por una fuerte dolicocefalia (índice cefálico 83-85). Se trataría de una variedad de la raza adriática, bien representada en la Galizia oriental; raza que, es necesario mencionar, es distinta de la alpina tanto por la estatura como por las proporciones del cuerpo así como por la estructura cráneo-facial: braquipsiloide dolicoprosope y leptorrina en la adriática; brachiplatoide, brachiprosopa y mesorrina en la alpina. De todas formas también elementos alpinos se observan en la Ucrania occidental (Cárpatos).
Otros elementos raciales reconocidos por Bunak son el urálico y el lappónido. Estos han ejercido una influencia ciertamente en la génesis de la población rusa, por ejemplos en los tipos de las provincias nord-occidentales, pero presentando naturalmente relaciones más estrechas con los grupos étnicos ugro-fínicos. Entre el pueblo ruso estas influencias se presentan a modo de influjo sobre el tipo báltico dando como resultado el denominado tipo báltico-oriental.
Bunak resume del siguiente modo su estudio sobre la Europa oriental: “Si se quiere resumir en pocas palabras las condiciones raciales de la Europa oriental, tal y como han quedado establecidas en el presente trabajo, puede decirse que la población más antigua en el norte perteneció a las razas lappisch (lapona) y uralisch (urálica), mientras que en el sur a la raza mediterránea nord-oriental. En épocas muy posteriores se extendieron por la casi totalidad de la Europa oriental los antepasados de la actual raza báltica y con posterioridad, y sólo por el sur, la raza alpina avanzó hasta el Don. Debido a un conjunto tan complejo de antepasados son numerosos los tipos modernos que se han desarrollado. El tipo báltico se mantuvo principalmente en las provincias nord-occidentales, el pamiro-alpino sobre la ribera derecha del bajo Dnieper, el nodr-póntico, con una forma algo transformada, en el territorio del bajo Oka. Los tipos lapón y urálico fueron empujados hacia el norte y el este, permaneciendo sus restos, también algo transformados, de forma más perceptible entre la población finesa del territorio Wjatka-Kama y del medio Volga. En el territorio de Wologda-Kostroma se formó con el resto un tipo intermedio. La población del centro diverge bastante de todos los tipos mencionados, pero parece que predomina en este territorio una variedad transformada del tipo nord-póntico. Las provincias sudorientales que fueron pobladas desde los territorios centrales hace unos 2 y 3 siglos, presentan una variedad local del tipo central. A pesar de la permanencia sobre el suelo de la Europa oriental durante siglos de pueblos de origen mongólico y turco, no se conoce hasta hoy ninguna provincia eslava o finesa en la que los rasgos antropológicos y su asociación muestren carácter turco-mongólico.”
Sobre el famoso dicho francés “grattez le Russe et vous trouverez le Tartare” dice lo siguiente: “también resulta esencial la conclusión de tipo negativo. El análisis antropológico no descubre en la composición de la población rusa ningún territorio donde predominen los elementos turcos (no consideraremos aquí grupos aislados de importancia local o individuos aislados, especialmente entre las clases funcionariales, pero también entre los campesinos.) Este hecho coincide completamente con los datos históricos, los cuales sostienen que las tribus turcas, a pesar de su muy larga presencia en los territorios de la Europa oriental, sólo estuvo en contacto con la población rusa de una manera completamente insignificante. Los eslavos, y en parte también los fineses, veían en función de su cultura en los pueblos turcos un elemento alógeno, ante el cual retrocedían, dejaban libre la estepa y se escondían en los bosques del norte y del oeste, menos adecuados para los nómadas. Posteriormente, los antagonismos religiosos hicieron todavía mayores las diferencias. El famoso dicho francés «Grattez le Russe et vous trouverez le Tartare» no posee ningún sentido antropológico. En relación a la población ucraniana esta conclusión debe ser todavía comprobada”.
De todas formas si es cierto que admite la influencia del elemento finés y otros pero a nivel de elementos alógenos y secundarios al grueso de la población mayoritaria:
“La proporción del elemento finés en la composición de la población gran rusa que puede constatarse antropológicamente también puede documentarse históricamente. Sin embargo, la correcta determinación del componente de ambos elementos choca con muchas dificultades. Los influjos de las antiguas culturas, de las que ya se ha hablado más arriba, como cimerios, escitas, alanos, escandinavos, lapones, así como de los antiguos eslavos y los fineses muestran que han podido penetrar elementos alógenos. Así mismo, unos u otros pudieron absorber por asimilación grupos aislados nórdicos, mediterráneos, protoarmenoides y otras tipologías raciales”.
En general y comparando el pueblo ruso con el resto de pueblos europeos sería interesante saber que posición ocuparían estos en cuanto a caracteres antropológicos se refiere. En este sentido tenemos los datos de V. Ye. Deryabin el cual en el capítulo II, “Modern Eastern Slavonic Peoples” en la obra “Eastern Slavs: Anthropology and Ethnic History” hace una comparación bastante interesante. Deryabin basándose en los datos de una expedición antropológica efectuada por el “Ethographic Institute of the Academy of Sciencies” durante varios años (1955 a 1959) y expuestos los resultados por el profesor Bunak en 1965 donde fueron estudiados más de 100 grupos de Rusos habitantes del territorio ruso. En este capítulo se pregunta Deryabin: “¿Cual es el lugar, antropológicamente hablando, que ocupan los rusos entre otros pueblos de Europa?” Como hemos visto muchos antropólogos occidentales han vertido sus opiniones sin demasiados estudios de campo o información fehaciente al respecto. Algunos creían que los rusos eran predominantemente rubios y con ojos claros otros pensaban lo contrario. Unos pensaban que el crecimiento de la barba entre los hombres rusos era muy desarrollado otros lo contrario, incluso se suponía un hecho el que los rusos poseían un alto porcentaje de personas de narices chatas y así sucesivamente.
Para responder a todas estas cuestiones Viktor Valerievich Bunak coleccionó literatura antropológica de distintos grupos Europeos y extrapoló los mínimos y los máximos, comparó las medias de varios índices usados por antropólogos físicos de esas poblaciones europeas. Una vez obtenidos los datos de la población rusa estudiada resultó obvio que la desviación estándar de esos índices era aproximadamente dos veces más cercana al estándar Europeo que la de la población Europea en general. En otras palabras, los rusos resultaron ser un grupo físicamente bastante homogéneo, a pesar del hecho del amplio territorio ocupado.
Cuando varios índices antropométricos de los rusos son comparados con los de otras poblaciones de Europa, los rusos ocupan una posición central. Esto se evidencia en la estatura, las dimensiones y forma del cráneo, la altura y la amplitud de la cara y sus respectivos índices. En otras palabras, basado en muchos parámetros antropométricos los rusos serían “los europeos más típicos”.
Sin embargo, algunos caracteres antropométricos rusos se desvían marcadamente de la media del centro de Europa. Por ejemplo, la narices de los rusos, son grandes, tanto en términos de altura y anchura. Lo mismo ocurre con el grueso de los labios. En cuanto a la pigmentación, los rusos son en general considerablemente más claros que los Europeos centrales. Esto es, ojos claros puros (grises, gris-azulados, azules y azules claros) se encuentran en un 45% de los rusos, cuando la media para otras áreas de Europa es del 35%. Por otro lado, ojos oscuros (avellana o castaños) sólo se encuentran en un 5% de los rusos, mientras que entre los europeos, la media es del 45%. De media, los rusos poseen un 14% de cabellos oscuros, mientras que los europeos los tienen de media un 45%.
El crecimiento de la barba es menos desarrollado entre los rusos que entre los europeos de media. Sin embargo esta distinción del crecimiento facial de la barba decrece marcadamente y quizás desaparece con la edad. Es posible que el crecimiento facial de la barba aumente con la edad en los rusos.
Con respecto a la forma de la nariz, un 75% de los rusos tienen perfiles rectos. De hecho es actualmente algo más alto este porcentaje que entre los europeos centrales. Narices de perfil cóncavo se encuentran de la misma manera en un pequeño número de rusos (9%) y en la Europa central (10%).
Existen datos que señalan en algunos grupos de alemanes de Pomerania, por ejemplo, donde las narices de perfil cóncavo son mucho más comunes que entre los rusos.
Dice el estudio lo siguiente y resulta interesante de subrayar: “Sabemos que durante el mesolítico y el neolítico, hubo una intrusión desde Asia de un pequeño componente Mongoloide en las áreas boscosas de la Europa del Este. También conocemos que varios grupos de poblaciones nómadas de las estepas a menudo pudieron dejar huella de mezcla Mongoloide. ¿Ha esto afectado la composición racial del pueblo ruso? Una de las características de la raza Mongoloide en Eurasia es el epicantus (pliegue interno del ojo). Entre varias poblaciones Mongoloides de Eurasia, este carácter ocurre en un 70% a 95% en todos los casos. En una muestra de más de 8500 hombres rusos, el epicantus fue observado en sólo doce individuos (0,14%; en contraste con los lapones en el que se da una incidencia de un 2% -20 veces más que en los rusos-), y sólo de forma débil. Debe puntualizarse que nueve de los individuos observados eran rusos étnicos de la zona nordeste (en su mayoría descendientes de ugro-fineses rusificados con un componente eslavo; Sub-uralolapponoides de raza. Es razonable suponer que entre estos rusos la incidencia del epicantus es similar a la que existe entre los carelios), de Vyatka y la ribera del Kama. Así pues, la incidencia del epicantus en la inmensa mayoría de los rusos es extremadamente rara. Debe también apuntarse que el epicantus es esporádicamente encontrado en el centro de Europa, por ejemplo entre los alemanes (Cheboksarov, 1941)”
Así pues podemos concluir que desde el punto de vista de la composición racial los rusos son típicos európidos, en la mayoría de los caracteres ocupando una posición central entre los demás pueblos de Europa y distinguiéndose por poseer una considerable cantidad de personas de cabello y ojos claros.

Genética del pueblo ruso.

Es necesario terminar este artículo con unas notas sobre los datos que nos da la genética de poblaciones aplicada al estudio de la población rusa y en este sentido esta disciplina ha servido para ayudar a resolver el complejo tema debatido por lingüistas, antropólogos y arqueólogos sobre el origen de los eslavos del Este (Rusos, Bielorrusos y Ucranianos). Como hemos visto los eslavos colonizaron el Este de Europa (de manera más intensa durante los siglos VI y VII después de Cristo). Conforme a lo que hemos podido observar algunos cambios en la composición racial de los eslavos se ha llevado a cabo por contactos con poblaciones y tribus bálticas y finesas en el noroeste, fino-ugrias en el norte y el este e iranias en el sureste (Alekseeva y Alkseev 1989). A pesar del vasto material acumulado por historiadores, arqueólogos y antropólogos concernientes a las antiguas y actuales poblaciones eslavas, muchos temas parecían todavía no resueltos, incluido el carácter de las interacciones entre los eslavos y las poblaciones autóctonas del Este de Europa, la genética sin duda está ayudando a clarificar muchos dudas.
Los primeros estudios genéticos con marcadores clásicos (Rychkov et al. 1999) y los más recientes datos de la antropología (Alekseeva 1973; Rychkov y Balanovska 1988) han mostrado diferencias geográficas entre las poblaciones rusas que han permitido a los investigadores finalmente reconocer al menos dos grupos de rusos. Se ha sugerido que la población rusa más occidental sería la que mejor ha conservado los caracteres de los antiguos eslavos (sin desmentir por este motivo los estudios de Bunak y validándolos en buena medida), mientras que en el norte, este y sur de Rusia las poblaciones serían el resultado de la mezcla entre los descendientes de las tribus eslavas con las poblaciones pre-eslavas del Este de Europa (Rychkov y Balanovska 1988). Por lo que respecta a la información que nos da el estudio del cromosoma-Y los datos obtenidos en diversos estudios demuestran que la población rusa aparece genéticamente muy cercana a la población del centro y centro-este de Europa. Los datos muestran un alto porcentaje del haplogrupo R1a considerado hoy en día un haplogrupo “indoeuropeo” aunque habrá que ser precavido a la hora de identificar haplogrupo y grupo étnico. El alto porcentaje de este marcador genético entre las eslavos del Este de Europa y en poblaciones bálticas está bien documentado (Rosser et al. 2000; Wells et al. 2001; Zerjal et al. 2001).
En general, los datos que tenemos de varios estudios nos indican que la base genética de la población masculina rusa preserva la peculiaridad en el cromosoma-Y de las poblaciones del centro-este europeo. En primera instancia, es la alta frecuencia del haplogrupo R1a que es raro de encontrar el occidente de Europa pero que está ampliamente presente en el este y el centro de Europa, siendo encontrado a una frecuencia del 50-60% en polacos, húngaros, ucranianos y bielorrusos. Análisis de la distribución del haplogrupo R1a entre la población rusa revela un modelo relativamente homogéneo con una frecuencia entre la población de un 50-60% excepto en el punto más al noroeste de Pskov y la población más al este de Nizhniy Novgorod de la región del Volga, donde este haplogrupo se observa a una frecuencia baja de un 35%.
También es de importancia considerable la presencia del haplogrupo I, sobre todo en su modalidad I1b que es bastante frecuente tanto en la Europa del Este como en los Balcanes. El haplogrupo I también es típicamente Europeo y comprende cerca del 18% del total de los linajes masculinos europeos, es sobre todo más frecuente en Ucrania que en Rusia o en Bielorusia, aunque no nos extenderemos más sobre este haplogrupo.
Mención aparte y de especial interés es la presencia del haplogrupo N3 entre las poblaciones del este, nordeste y norte de Europa, ya que este marcador genético característico de poblaciones al norte y al este del mar Báltico se supone que es de origen fino-ugrio y hay genetistas que piensan que paso a Europa hace unos 5000 años (Passarino et Al. 2002). Al encontrarse este marcador genético en algunas zonas de población rusa puede indicar que en estas poblaciones ha habido una mezcla con tribus bálticas o finesas durante el periodo de colonización del este Europeo y sugiera que los proto-eslavos no llevarían este linaje en una frecuencia substancial. De todas formas la presencia de este haplogrupo no es regular y varia en porcentajes que van de un 4,8% a un 35% como máximo en la población de Pskov aunque en regla general este porcentaje nunca excede el 20% en el mejor de los casos y es posible que en estos casos estemos hablando de poblaciones bálticas o finesas en las que se haya remplazado la original lengua báltica o finesa de estos pobladores por la lengua rusa en poblaciones del norte de Rusia como Pskov. Quedaría por dilucidar el origen el haplogrupo N3 entre los finlandeses y entre las poblaciones bálticas ya que parece ser que la historia de este cromosoma entre ellos es distinta a la de los parlantes de lenguas urálicas ya que “ha habido dos migraciones distintas del haplogrupo 16 en Europa” (Zerjal et al. 2001). El haplogrupo N3 tiene una distribución bastante uniforme en toda la zona que se circunscribe en las zonas cercanas al ártico y no está relacionado de manera restrictiva a ningún grupo de población desde el punto de vista lingüístico ya que puede encontrarse entre de lengua urálicas, indo-europeas (eslavos del Este y en particular entre Bálticos) o entre poblaciones de lenguas altaicas.
En Europa este haplogrupo está bien presente entre las poblaciones cercanas a la desembocadura del Volga y entre los fino-ugrios occidentales, saamis, carelios y estonios. También está bien representado con similar frecuencia (30-40%) entre letones y lituanos (ref. II; Zerjal et al 2001, Laitinen et al 2002), los cuales lingüísticamente comprenden la rama báltica de las lenguas indo-europeas. (Letones, lituanos y los extinguidos prusianos forman un grupo hermano junto al grupo eslavo de lenguas).
La variación norte-sur de la frecuencia del hg N3 desde el Mar Ártico a Lituania es muy pequeña pero hay una fuerte diferencia este-oeste tanto entre Escandinavia, entre poblaciones germánicas y finesas, como en la Europa continental, entre Lituania (40%) y Polonia (2%). Menos fuerte pero todavía significativa es la variación de porcentajes de frecuencia de hg N3 entre lituanos y bielorusos, entre los últimos entre un 6% y un 2% (Rosser et al. 2000).
La presencia de hg N3 en una frecuencia moderada (alrededor de un 15% de media) en la población rusa se explica de manera lógica por un substrato genético de origen finés en el Este de Europa. La práctica ausencia del hg N3 en occidente y entre los eslavos de sureste de Europa, así como tambien la llegada de tribus eslavas al este europeo hace unas 15 siglos, puede explicar la frecuencia estimada. De manera general se podría decir que este substrato supondría, de media, cerca de una quinta parte de los linajes paternos de los actuales rusos, algo menos entre los ucranianos y bastante menor entre bielorrusos excepción hecha de la población bielorrusa en contacto con los países bálticos donde es posible encontrar porcentajes superiores al 2 o al 6% estimado en la población bielorrusa en general. Solamente el hg N3 se puede encontrar en frecuencias más altas entre los rusos de Norte (Pomori).
De todas formas es importante tener en cuenta que sería el origen del haplogrupo N. De acuerdo con algunos estudios (véase por ejemplo Human Y-Chromosomal variation in European populations, Siiri Rootsi, 2004.), la diversidad del hg N3 es en el Este de Europa, comparada con las poblaciones siberianas, es mucho mayor, lo que demostraría que es el Este de Europa y no Siberia donde las poblaciones originarias de este haplogrupo tendrían su origen expandiéndose desde aquí al norte de Eurasia. De todas maneras la cercana relación del hg N2 (hermano del N3) y su frecuencia entre poblaciones siberianas y sólo presente en algunas poblaciones urálicas podría hacer sugerir que en tiempos antiguos un ancestro común (M231) para los cromosomas N2-P43 y N3-M178 en un muy remoto (estamos hablando del pleistoceno o el holoceno próximo) origen común en una zona intermedia entre el Este de Europa y Asia. De todas maneras y por lo que respecta a las poblaciones del Este de Europa podemos decir que los portadores del haplogrupo N3 hace ya muchos milenios que formaban ya un tipo európido primitivo posiblemente de características cromagnoides o cuando menos proto-európidas.
Entre los bielorrusos se da un similar porcentaje de haplogrupos del cromosoma Y (véase “Y Frequencies of Y Chromosome Binary Haplogroups in Belarussians”. Russian Journal of Genetics Volume 41, Number 8 / agosto de 2005) que entre los rusos y ucranianos aunque la incidencia del haplogrupo N3 es menor. El haplogrupo R1a es el más frecuente y incluye un 46% de todo el cromosoma Y. Las frecuencias de los haplogrupos I1b e I son del 17,6% y del 7,3%. El haplogrupo N3a es el siguiente en frecuencia. Las frecuencias de los haplogrupos E, J2 y R1b3 son 4,4% para cada uno de ellos, la de R1b es 3% y las de F, G y Q de un 1,5% para cada uno de ellos.
Por lo que respecta a posibles trazas de genes de origen asiático según el estudio en el que nos basamos (“Differentation of mitocondrial DNA and Y chromosomes in Russian populations”. Malyarchuk B et al. Hum. Biol. 2004): “Sólo un único haplotipo revelado en los rusos de la población de Belgorod pertenece al este-asiático haplogrupo C*, el cual está ampliamente representado en el centro de Asia (Zerjal et al. 2002). De toda forma la variación de los datos del cromosoma-Y nos permite especular que el componente genético del este de Asia entre la población rusa es insignificante (0,3%)”.
Con respecto a los estudios llevados a cabos en ADN mitocondrial entre las poblaciones del Este de Europa se notan algunas diferencias regionales ya que ciertos análisis revelan que las poblaciones rusas analizadas en combinación con otras del centro y el este de Europa muestran que las poblaciones de las zonas sur y occidentales de Rusia forman agrupaciones algo distintas en comparación con las poblaciones del este y del norte de Rusia. En un estudio efectuado por Olga Belyaeva et al. En Human Biology 75.5 (2003) 647-660: “Mitochondrial DNA Variations in Russian and Belorrusian Populations” se llega a algunas conclusiones: “se demuestra en el AND mitocondrial de los eslavos del este que existe una muy pequeña variación en comparación con la población Europea en general. Los haplotipos del ADN mitocondrial son similares a los encontrados en el occidente y centro de Europa. De todas formas, la comparación de las muestras eslavas de diferente origen étnico y geográfico revela la complicada estructura del pool genético mitocondrial en esta área. Esta estructura podría reflejar trazas de mezcla entre las mujeres llevada a cabo entre poblaciones eslavas y pre-eslavas –en particular fino-ugrias- durante la colonización del noreste de Europa por los eslavos. En este sentido nuestros datos están en acuerdo con aquellos estudios previos hechos en el ADN mitocondrial de los eslavos (Malyarchuk y Derenko 2001) y con la teoría de la hibridación de los eslavos del este (Alekseeva 1973), lo cual implicaría su origen central Europeo y la subsiguiente mezcla y asimilación de poblaciones pre-eslavas del Este de Europa. Este estudio también revela ninguna o muy baja mezcla mongoloide en el pool genético mitocondrial de los eslavos del este”. De todas manera y aunque los estudios genéticos efectuados hasta la fecha y conocidos por nosotros son bastante concordantes en cuanto respecta a la europeidad del pool genético ruso y en todos ellos se revela una muy baja participación de elementos asiáticos de origen mongol, turco o tártaro. Nuevos estudios y publicaciones irán surgiendo en el futuro, de momento y aunque se presenta cierta diversidad en cuanto a los porcentajes de distintos marcadores genéticos en la población de los eslavos del este, en principio podemos decir que este guarda mucha similitud con otras poblaciones del centro, centro-este y noreste de Europa como no podía ser de otra manera, además de revelarse claramente la escasa o insignificante presencia de marcadores genéticos de origen mongoloide, quedando definitivamente claro el origen mayoritariamente europeo de la población rusa como hemos visto tanto desde el punto de vista de la antropología física como del de la genética.

Juan Gilabert.

Problema de Monty Hall

Problema de Monty Hall

De Wikipedia, la enciclopedia libre

En el concurso la búsqueda de un nuevo coche tras las puertas, el jugador elige inicialmente la puerta 1. El presentador le abre la puerta 3 y le revela que hay una cabra y le ofrece la posibilidad de elegir la puerta 2 en vez de la 1.

El problema de Monty Hall es un problema matemático de probabilidad que está inspirado por el concurso televisivo estadounidense Let’s Make a Deal (Hagamos un trato). El nombre del problema tiene su origen en el nombre del presentador del concurso: Monty Hall.

Contenido

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La premisa [editar]

El concursante en el concurso televisivo debe elegir una puerta de entre tres (todas cerradas), el premio consiste en llevarse lo que se encuentra detrás de la elegida. Se sabe con certeza que tras una de ellas se oculta un automóvil, y tras las otras dos hay sendas cabras. Una vez que el concursante haya elegido una puerta y le comunique al público y al presentador su elección, Monty (el presentador) abrirá una de las otras puertas y mostrará que detrás hay una cabra. En este momento se le da la opción al concursante de cambiar, si lo desea, de puerta (tiene dos opciones) ¿Debe el concursante mantener su elección original o escoger la otra puerta? ¿Hay alguna diferencia?

Esa pregunta ha generado un intenso debate. Como la respuesta correcta parece contradecir conceptos básicos de probabilidad, se puede considerar como una paradoja. La respuesta se basa en suposiciones que no son obvias y que no se encuentran expresadas en el plantemiento del problema, por lo que también se puede considerar como una pregunta con trampa.

La premisa original [editar]

A continuación se expone el enunciado más famoso del problema, extraído de una carta de Craig F. Whitaker a la columna de Marilyn vos Savant en Parade Magazine en 1990 (como la citan Bohl, Liberatore, y Nydick).

Supón que estás en un concurso, y se te ofrece escoger entre tres puertas: detrás de una de ellas hay un coche, y detrás de las otras, cabras. Escoges una puerta, digamos la nº1, y el presentador, que sabe lo que hay detrás de las puertas, abre otra, digamos la nº3, que contiene una cabra. Entonces te pregunta: "¿No prefieres escoger la nº2?". ¿Es mejor para ti cambiar tu elección?

Éste es una nueva formulación del problema proporcionado por Steve Selvin en una carta a American Statistician (febrero, 1975). Como se ha dicho anteriormente, el problema está inspirado en el concurso televisivo, a pesar de que los concursantes de Let’s Make a Deal no tenían opción de cambiar su elección. Como Monty Hall contestó a Selvin [1],

Y si alguna vez vas a mi programa, las reglas también se te aplicarán -- no se permite cambiar de caja después de realizar tu elección.

En la carta posterior de Selvin a American Statistician (Agosto, 1975) aparece la que parece ser la primera mención del término "problema de Monty Hall".

Un problema análogo denominado "problema de los tres prisioneros", apareció en la columna Mathematical Games, de Martin Gardner, en 1959. La versión de Gardner hace el proceso de elección explícito, evitando las suposiciones de la versión original.

La premisa completa [editar]

Se ofrece un concurso cuya mecánica es la siguiente:

  • Al concursante se le ofrece la posibilidad de escoger entre tres puertas. Tras una de ellas se encuentra un coche, y tras las otras dos hay una cabra. El concursante gana el premio que se oculta detrás de la puerta que escoja.
  • Después de que el concursante escoja una puerta, el presentador abre una de las otras dos puertas, mostrando una cabra. Siempre puede hacerlo ya que incluso si el concursante ha escogido una cabra, queda otra entre las puertas que ha descartado y el presentador conoce lo que hay detrás de cada puerta.
  • Entonces, ofrece al concursante la posibilidad de cambiar su elección inicial y escoger la otra puerta que descartó originalmente, que continúa cerrada.

La pregunta oportuna es: ¿debe hacerlo o no?

La solución [editar]

Suposiciones iniciales [editar]

Esta solución se basa en tres suposiciones básicas:

  • que el presentador siempre abre una puerta,
  • que la escoge entre las restantes después de que el concursante escoja la suya,
  • y que tras ella siempre hay una cabra.

Estas suposiciones no se encuentran explícitamente en el enunciado.

Un estudio probabilístico [editar]

La probabilidad de que el concursante escoja en su primera oportunidad la puerta que oculta el coche es de 1/3, por lo que la probabilidad de que el coche se encuentre en una de las puertas que no ha escogido es de 2/3. ¿Qué cambia cuando el presentador muestra una cabra tras una de las otras dos puertas?

Una suposición errónea es que, una vez sólo queden dos puertas, ambas tienen la misma probabilidad (un 50%) de contener el coche. Es errónea ya que el presentador abre la puerta después de la elección de jugador. Esto es, la elección del jugador afecta a la puerta que abre el presentador. No es un suceso aleatorio ni inconexo.

Si el jugador escoge en su primera opción la puerta que contiene el coche (con una probabilidad de 1/3), entonces el presentador puede abrir cualquiera de las dos puertas. Además, el jugador pierde el coche si cambia cuando se le ofrece la oportunidad.

Pero, si el jugador escoge una cabra en su primera opción (con una probabilidad de 2/3), el presentador sólo tiene la opción de abrir una puerta, y esta es la única puerta restante que contiene una cabra. En ese caso, la puerta restante tiene que contener el coche, por lo que cambiando lo gana.

En resumen, si mantiene su elección original gana si escogió originalmente el coche (con probabilidad de 1/3), mientras que si cambia, gana si escogió originalmente una de las dos cabras (con probabilidad de 2/3). Por lo tanto, el concursante debe cambiar su elección si quiere maximizar la probabilidad de ganar el coche.

Para matemáticos: Sea X:(Omega, P) → {1,2,3} la puerta aleatoria detrás de la cual se encuentra el coche. Sea Y:(Omega, P) → {1,2,3} la puerta que escoge aleatoriamente el candidato. Las variables aleatorias X e Y son estocásticamente independientes. Sea M: (Omega, P) → {cabra, coche} lo que se encuentra detrás de la puerta que el moderador, de manera aleatoria, escoge (entre las que aún no se han abierto). Se cumple entonces [M=cabra] con probabilidad 1 (o siempre). La probabilidad que el candidato se lleve el coche bajo el supuesto que él no cambia de puerta es entonces P[X=Y|M=cabra]=P[X=Y]=1/3. La probabilidad que el candidato se lleve el coche bajo el supuesto que él cambia de puerta es entonces P[X≠Y|M=cabra]=1-P[X=Y]=2/3. (Esta es la solución correcta.)

Una solución incorrecta se obtiene de la siguiente interpretación: Si, por otro lado, el presentador escoge de manera aleatoria y uniforme entre las puertas que aún no se han abierto, entonces la probabilidad que el candidato se lleve el coche (dado que él no cambia de puerta) es P[X=Y|M=cabra]=P[X=Y]/P[M=cabra]=P[X=Y]/(P[M=cabra|X=Y]P[X=Y] + P[M=cabra|X≠Y]P[X≠Y])=(1/3)/(1/3 + (1/2)*(2/3)) = 1/2. Por lo tanto, 0,5 es la probabilidad que el candidato se lleve el coche (dado que él cambia de puerta), pero esta respuesta no es aplicable a nuestro problema.

¿Por qué sucede esto? [editar]

Porque lo que muestra el presentador no afecta a tu elección original, sino sólo a la otra puerta no escogida. Una vez se abre una puerta y se muestra la cabra, esa puerta tiene una probabilidad de 0 de contener un coche, por lo que deja de tenerse en cuenta. Si el conjunto de dos puertas tenía una probabilidad de contener el coche de 2/3, entonces, si una tiene una probabilidad de 0, la otra debe tener una probabilidad de 2/3. La elección, básicamente, consiste en preguntarte si prefieres seguir con tu puerta original o escoger las otras dos puertas. La probabilidad de 2/3 se traspasa a la otra puerta no escogida (en lugar de dividirse entre las dos puertas restantes de modo que ambas tengan una probabilidad de 1/2) porque en ningún caso puede el presentador abrir la puerta escogida inicialmente. Si el presentador escogiese al azar entre las dos puertas con cabras (incluyendo la del concursante), abriese una de ellas y luego diese de nuevo a elegir, entonces las dos puertas restantes sí tendrían la misma probabilidad de contener el coche.

Explicaciones alternativas [editar]

El problema con las 100 puertas [editar]

Una forma más clara de verlo es replantear el problema. Si en lugar de haber sólo tres puertas hubiese 100, y tras la elección original el presentador abriese 98 de las restantes para mostrar que tras de ellas hay cabras, si no cambiase su elección ganaría el coche sólo si lo ha escogido originalmente (1 de cada 100 veces), mientras que si la cambia, ganaría si no lo ha escogido originalmente (y por tanto es lo que resta tras abrir las 98 puertas), 99 de cada 100 veces.

Una explicación gráfica [editar]

Por si no se ve claro, aquí va una explicación gráfica: tenemos 3 cajas:

([?][?][?]) antes de comenzar el juego, la probabilidad de encontrar el premio entre las tres cajas es de 1/3 (es decir el premio está dentro del grupo de las tres cajas, y existe una posibilidad entre tres de encontrarlo).

Se elige la 1ra.

([?]) vs ([?][?]) ahora hay dos grupos: la caja que yo elegí (con probabilidad 1/3 y el grupo de las otras dos cajas (con probabilidad 2/3).

([?]) vs ([?][?]) = 1/3 vs (1/3,1/3)

Se descubre una cabra.

([?]) vs ([B][?]) = x vs (0,1-x)


¿Dónde es más probable que se encuentre el premio? ¿en mi caja o entre las otras dos (aunque una esté descubierta)?

Evidentemente es más probable que esté entre las otras dos.

Comprobémoslo con 6 cajas (cinco contienen cabra y una premio):

([?][?][?][?][?][?])antes de empezar hay una probabilidad 1/6 de encontrar el premio dentro del grupo.

Elijo la primera (o cualquier otra).

([?]) vs ([?][?][?][?][?])ahora hay dos grupos: la caja que yo elegí (con probabilidad 1/6 y el grupo de las otras cinco cajas (con probabilidad 5/6).

Preguntémonos en este punto: ¿dónde es más probable que esté el premio, en la caja que he elegido (1/6) o entre las 5 restantes (5/6)?

Se descubren 4 cabras.

([?]) vs ([B][B][?][B][B])=1/6 vs 5/6.

Otra vez la misma pregunta: ¿dónde es más probable que esté el premio, en mi caja o entre las otras 5?

 

El sexo no es sólo una Y

El sexo no es sólo una Y

En 1980, una bala perdida en un atraco en Cleveland mató a Stella Walsh, que pasaba por allí. En la autopsia se descubrió que aunque viviera como mujer, tenía genitales masculinos. En 1932, sin embargo, nadie había dudado de su feminidad cuando, compitiendo con el equipo polaco, Walsh (nacida Stanilaswa Walasiewicz) se convirtió en la primera mujer que bajaba de los 12 segundos al ganar los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, ni tampoco en el Berlín de 1936, cuando ganó la plata. Nadie dudó y nunca fue sometida a un control de sexo. Se evitó la humillación pública y el trauma posterior. No sufrió lo que la india Santhi Soundarajar, desposeída de su medalla de los 800 metros de los Juegos Asiáticos de 2006 al comprobarse posteriormente que en realidad era hombre. Su primera reacción fue un intento de suicidio.

Seguramente, si Stella Walsh hubiera nacido más tarde no habría podido participar como mujer en ninguna competición deportiva, pues, entre 1967 y 1999, todas las mujeres, salvo una, que desearan participar en los Juegos Olímpicos debían someterse a un control de sexo. La excepción fue la princesa Ana de Inglaterra, a quien evitaron el trago por su sangre azul cuando participó como jinete en la hípica en los Juegos de Montreal 76. Todas las demás debieron someterse a un reconocimiento físico y a un análisis de ADN que detectaba si entre sus 23 parejas de cromosomas había alguna Y, señal de masculinidad: los hombres generalmente tienen en cada célula un cromosoma Y y uno X; y las mujeres, dos X. El objetivo era evitar sencillamente que hombres disfrazados de mujeres participaran en las pruebas femeninas, donde contarían con ventaja dada su mayor fuerza natural. Por eso, evidentemente, a los hombres no se les sometía rutinariamente a un control de sexo: no se podría entender que una mujer, siempre en desventaja, hiciera trampas para competir con los hombres. La primera víctima fue la polaca Ewa Klolukowska, plusmarquista mundial de los 100 metros en 1965, cazada por el test de cromosomas y obligada a retirarse en 1967.

Sin embargo, todo trato diferenciado conduce irremisiblemente a la discriminación, y por eso, y porque también se comprobó que no todo está en la Y, y que no por tener un cromosoma masculino se tenía ventaja en la competición, en 1999 el Comité Olímpico Internacional (COI) suprimió los controles de sexo. "Era completamente innecesario el humillante examen físico", explica Arne Ljungqvist, presidente de la Comisión Médica del COI, "además porque ya durante el control antidopaje se obliga a los deportistas a desnudarse completamente para estar seguros de que la orina que suministran procede efectivamente de su uréter. Evidentemente, un hombre disfrazado de mujer no pasaría esa prueba. Y los análisis nunca son concluyentes, siempre son injustos con atletas con alguna anomalía genética o que pertenecen al llamado género intersexual". Caster Semenya, la adolescente surafricana (tiene 18 años) por la que todo el revuelo se ha montado, ha pasado, efectivamente, controles antidopaje en Berlín.

Esta idea es la clave de un artículo publicado la semana pasada en la revista Nature con motivo del caso de Semenya. En él se recogía la opinión del experto en trastornos de crecimiento de la Universidad de Yale Myron Genel. Para la mayoría de la población, rige que una mujer tiene dos cromosomas X en el par 23, y un hombre tiene un par XY. Pero los científicos insisten en que "puede haber individuos con dos X que desarrollen caracteres masculinos, y otros con un X y un Y que nunca los tengan". Además, para acabar de enredar más la madeja, señalan que también hay personas que son XXY.

Y si en vez del análisis cromosómico se miden los niveles de hormonas tampoco se obtiene una diferenciación clara. "Algunos individuos XX tienen condiciones médicas que hacen que sus niveles de hormonas androgénicas [las masculinizantes, como la testosterona] sean elevados, lo que puede llevar a características como una mayor masa muscular", señala la revista. "Mientras que otras XY no se desarrollan como varones porque tienen un síndrome de insensibilidad androgénica", lo que implica que no responden a su propia testosterona.

Ya un editorial aparecido a principios de los años noventa del pasado siglo en JAMA, la revista de la asociación médica de Estados Unidos, atacaba los controles tradicionales por considerarlos discriminatorios y poco científicos. "No hay una línea clara entre sexo masculino y femenino", decía. "Que sea la persona la que elija". Este pensamiento lo ha seguido la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) desde 1992, cuando abandonó, antes que el COI, los controles de sexo y fijó las líneas maestras para dirimir los casos controvertidos, siempre uno a uno cuando una duda razonable obligue a proceder a ello, siempre guiados por la discreción. Por eso concluyen que todas las personas que desde su infancia o prepubertad han sido consideradas legal y psicosocialmente mujeres deben poder participar en competiciones deportivas femeninas independientemente de lo que digan sus cromosomas. Aplicándolo a los transexuales, es la idea base de la ley de identidad de género que se aprobó en España en 2007: que cada persona decida con qué género se identifica y con cuál quiere vivir, independientemente de su físico.

De haber seguido estas guías, se hubiera evitado el caso de María José Martínez Patiño, actualmente catedrática del INEF de Pontevedra, a quien, en 1986 -tenía 24 años y era plusmarquista española de 60 metros vallas-, se le detectó un cromosoma Y en un control. La IAAF le retiró la licencia, aunque posteriormente se revisó su caso y se le devolvió la licencia al considerar que no tenía ninguna ventaja para competir. Pero Patiño se retiró después de sufrir graves crisis al ver cómo su intimidad se aireaba en los medios.

Caster Semenya, cuenta estos días su familia, indignada, en la prensa surafricana, siempre ha sido una niña. Ella se considera mujer, aunque dicen sus amigas que no le gustan los hombres, con los que lo único que hace es jugar al fútbol. En la escuela, dice su profesor, quien no se percató de que era chica hasta que cumplió 11 años, prefería vestir el uniforme de los chicos, los pantalones grises, en vez de la falda marrón de las chicas. Pero siempre ha vivido como mujer. Como mujer que se siente diferente, acostumbrada desde niña a las burlas y escarnios de los demás niños de su pueblo, en la remota provincia de Limpopo.

Los exámenes a los que se está sometiendo Semenya, a quien, para protegerla, han prohibido todo contacto con la prensa, pasan, primero, por determinar si tiene las características primarias de su sexo -vagina, ovarios-, y las secundarias -ausencia de pelo facial y pectoral, pechos funcionales-. Después pasan a analizar si fisiológicamente (sus hormonas) su organismo funciona como el de una mujer; posteriormente por el estudio de sus cromosomas y de su SRY, el gen de la masculinidad, y, finalmente, por un estudio psicológico, su identidad sexual.

Aunque todo esto puede ser un debate estéril en el caso de Semenya. Ayer, el Telegraph publicaba que la corredora presentaba niveles de testosterona tres veces superiores a lo normal, aunque no decía si la hormona era de origen natural. Si no lo era, ya no se trataría de un problema de identidad sexual, sino de dopaje. El periódico británico arrojaba una sombra de sospecha sobre la corredora al indicar que su entrenador era Ekkart Arbeit, antiguo responsable de atletas de la República Democrática Alemana (RDA) y a quien su ex pupila Heidi Krieger acusó de haberle dado tantos anabolizantes que había terminado por someterse a un proceso de reasignación de sexo para convertirse en Andreas Krieger.

La historia de los Juegos Olímpicos está plagada de las peripecias humanas y el sufrimiento de personas de sexo biológicamente poco claro expuestas, como objetos morbosos, a la curiosidad pública, pero quizás ninguna tan dolorosa como la de la checa Zdenka Koubkova, plusmarquista mundial de 800 metros -una distancia atractiva para la duda-, una hermafrodita que no superó un examen ginecológico en 1934. Se le prohibió competir con mujeres pero la humillación mayor la sufrió cuando unas fotos de su anomalía aparecieron ilustrando un libro de medicina. Criada como una niña, empezó a vivir desde entonces como un hombre, convirtiéndose en Zdenek Koubek.

Ninguna tan curiosa, sin embargo, como la del ciclista escocés Robert Millar, el rey de la montaña del Tour de 1984, quien compitió como hombre sintiéndose mujer. En 2003 cambió de sexo. Ahora se llama Philippa York. Claro que Philippa hizo el cambio de sexo cuando se retiró, y no intentó competir después como mujer.

El desgaste que supone esta situación lo sabe bien la golfista Mianne Bagger. La deportista nació en Dinamarca en 1966, pero biológicamente era un hombre. En 1995 se sometió a una operación de reasignación de sexo. En 1998, volvió al golf como amateur. Pero en 2003 pidió competir en los circuitos profesionales femeninos. Lo consiguió en 2004. El revuelo duró poco, porque se trata de un deporte no olímpico -todavía-, y, sobre todo, porque al final no era tan buena, y no supuso una amenaza para las mejores.

Independientemente de lo que haya resultado de los análisis realizados a Semenya, el argumento de la identidad, que es el que prevalece actualmente ahora a la hora de tratar las situaciones en que hay discusión por el sexo de una persona (que sea considerada como él o ella se sientan) no convence a todos. Sobre todo a quienes son derrotados en una competición importante. La italiana Elisa Cusma, que acabó sexta en la final de los 800 metros ganada por la surafricana, manifestó: "Sí, será mujer, o se sentirá mujer, pero yo sigo pensando que me ganó un hombre". También la española Mayte Martínez, que acabó séptima en esa carrera, entró al trapo en la polémica: "Si me ponen a Semenya y 10 hombres delante no sabría decir que ella es la mujer", dijo.

Este problema, el de la desigualdad que supone competir contra personas a las que una anomalía genética convierte en invencibles, es el que tratan de resolver las autoridades deportivas, aun olvidando que todos los grandes cracks deportivos, son, de una manera u otra, anomalías, seres diferentes del resto de los mortales, más rápidos, más flexibles, más altos, más musculosos, más fuertes, gracias a unos genes únicos.

Por eso, poner una frontera biológica no es, en general, nada fácil, y el argumento de las ventajas innatas es extremadamente peligroso. "No discriminamos a las mujeres muy altas

[que lo son porque tienen una determinada configuración genética] y decimos que no pueden competir porque lo son. Ni discriminamos a los corredores que tienen una elevada prevalencia de fibras rápidas", dice Genel. Este último es el caso de los velocistas negros, por ejemplo, que según todos los estudios parten de una ventaja genética sobre los blancos sin que nadie -todavía- haya planteado hacer dos competiciones diferentes. ¿Cuál es la solución? Para Genel, está claro: "Si han nacido y crecido como mujeres y piensan en sí mismas como mujeres, yo diría que se les debe dejar competir como mujeres".

CARLOS ARRIBAS / EMILIO DE BENITO

Peplum


PEPLUM: Género épico donde los héroes son aquellos que por su grandeza corporal, por su fuerza sobrehumana, su valentía y heroísmo luchan contra el mal. Este género, que toma como base la historia greco romana y la mitología, brilló entre las décadas del 50 y 60. Hércules, Maciste, Espartaco, Sansón, Urdus, Aquiles, Goliat son algunos de los protagonistas de un género que debe su nombre a la crítica francesa de los 60, en alusión a la prenda usada por los griegos llamada peplo, que consistía en una túnica sin mangas, que se abrochada al hombro.
Monumentales escenografías y decorados, luchas cuerpo a cuerpo, mujeres hermosas con poca ropa, actores, algunos de ellos, provenientes del fisicoculturismo, como Steve Reeves, Ed Fury, Gordon Scott, Mark Forest, Lou Ferrigno y hasta Russell Crowe fueron los rostros de esas batallas y peleas contra un tirano que oprimía a la población, uno de los temas más utilizados. Entre los antecedentes cinematográficos, se encuentra la superproducción italiana Cabiria (1914), que inaugura el género, a la que siguieron, entre otras, Los últimos días de Pompeya (1935), Hércules (1958), Espartaco (1960) La venganza de Hércules (1960), El coloso de Rodas (1962); Maciste, el gladiador más fuerte del mundo (1962) y Gladiador (2000).

Luis Fernando de Orléans y Borbón

Luis Fernando de Orléans y Borbón

El Infante Luis Fernando de Orléans y Borbón, segundo hijo de la Infanta Eulalia y de Don Antonio de Orléans, nació en el Palacio de Oriente, en Madrid en 1888. Tuvo una infancia bastante desgraciada al ser testigo del odio que se profesaban sus padres, de las batallas legales y por sobre todo, tuvo que padecer la falta de cariño de unos padres bastantes desamorados. Si bien su hermano Alfonso sufrió las mismas vicisitudes fue Luis a quien hicieron más mella en su carácter. Pasó varios años junto a su hermano en el Baumount College en Inglaterra desde donde le escribría cartas a su madre la Infanta Eulalia declarándole su amor incondicional y criticando a su ausente padre Antonio. En verdad Luis tenía un gran complejo de Edipo, pero al salir del colegio en 1902, vio que ese gran sueño de vivir feliz con su madre no era posible. Le prohibió terminantemente que siguiera su vocación de actor y nunca jamás aceptó su homosexualidad. Luis pasó de amarla con devoción a odiarla, inclinándose ahora más a su padre con quien se va a vivir, junto a su amante Carmela. Buscó también refugio en su tía, la Infanta Paz, con la que pasaba largas temporadas en el idílico Palacio de Nyphenburg, en Bavaria, donde compartía un clima familiar distendido, junto a sus primos y hermano. Su tía lo comprendía y defendía, conocedora de los problemas que había sufrido desde su infancia.


Había recibido en herencia una finca en Castillejo, que Luis proyectaba explotar, pero todo quedó en la nada ya que el Infante terminó por instalarse en aquel cautivante París de la "Belle Epoque" entrando de lleno a una vida hedonista y decadente. Fue "el" invitado de todas las fiestas, las cuales competían por ser la más ostentosa y extravagante. Célebre fue aquella en la que apareció con el torso desnudo totalmente pintado de azul sobre un elefante y con un turbante adornado por brillantes, a semejanza de un dios hindú. Su vida estuvo plagada de excesos, donde la droga, el alcohol y el sexo indiscriminado era moneda corriente. Su afición al juego y a la cocaína lo tenía siempre al borde de la ruina y llegó a traficar drogas para poder mantener sus vicios y su rumboso tren de vida. Junto a su inseparable Vasconcellos, un portugués apuesto y de pocos escrúpulos, protagonizó un escándalo mayúsculo cuando un marinero murió durante una orgía en la que ellos participaban. Don Luis trató de buscar refugio en la Embajada Española y terminó por ser expulsado del territorio francés. Para colmo en la prensa francesa apareció la noticia al lado de la foto del Príncipe de Asturias que publicaron por error. Esto fue la gota que derramó el vaso, tomando su primo, el Rey Alfonso XIII, cartas en el asunto: se le despojó de su título de Infante junto con todas sus preeminencias y honores, prohibiéndosele pisar territorio español.

Desde hacía años el Infante había entablado una relación amistosa con la Princesa de Broglie, Marie-Constance Say, dueña de una de las fortunas más importantes de Francia. Viuda del Príncipe Amadeo de Broglie y riquísima de nacimiento por ser heredera del imperio Say, de la industria del azúcar, era propietaria del Castillo de Chaumont donde vivía como una Princesa del Renacimiento, rodeada de infinitos lujos y obras de arte. En 1875 y con tan sólo 17 años se enamoró del castillo que estaba en venta y decide comprarlo por la suma de 1.706.500 francos, que para darnos una idea eran como 100 millones de euros de hoy. Ella era excéntrica a más no poder y amante de las grandes celebraciones. Entre sus más célebres huéspedes se encontraban el Maharajá de Khapurtala, la Reina Isabel II de España, el Shah de Persia, el Rey Eduardo VII de Inglaterra, los Reyes de Suecia, de Rumania, de Portugal...
Su último capricho fue casarse con el Infante Don Luis y convertirse en Marie de Orléans. Esto trajo un fuerte rechazo de la familia de Marie, que presentó una batalla legal para impedírselo. Finalmente se decidío que si bien Marie tenía una vida bastante particular ello no le impedía casarse con quien quisiera... Finalmente Don Luis Fernando, de 41 años y Marie Say, de 73 se casaron civilmente en Londres el 19 de septiembre de 1930.
A partir de entonces, la fortuna de Marie, ya un poco menguada por crisis financieras y administradores poco escrupulosos, comienza a mermar aceleradamante. Poco a poco, terrenos, obras de arte, mobiliario, cuadros y hasta su piano se van vendiendo. Finalmente su bien más preciado, el Castillo de Chaumont, es cedido al Estado por 1.800.000 francos en 1938.

Durante la Segunda Guerra Mundial el Infante se dedicó a causas más loables: salvó a muchos miembros de la Resistencia, con la ayuda de su tía la Infanta Paz que le proveía de información. Hasta llegó a pasearse, a plena luz del día por Berlín, luciendo la estrella amarilla cosida a su ropa como estaban obligados a hacer los judíos, a modo de protesta.

No llegó a ver la liberación de París, ya que murió el 20 de junio de 1945, luego de una complicada operación de testículos. Marie Say había muerto dos años antes, en un modesto apartamento de la calle Grenelle.

Sus restos fueron inhumados en la Iglesia de la Misión Española en París, en la Rue de la Pompe sin contar con la asistencia de ningún miembro de su familia. Hasta el día de hoy, se ha negado que sus restos sean trasladados al Panteón de los Infantes en el Escorial.

 

 

ALGUNAS DE SUS ANDANZAS:

- EN 1924, EL INFANTE LUIS FERNANDO ES EXPULSADO DE ESPAÑA POR ESTAR ENVUELTO EN TRÁFICO DE DROGAS. SU PRIMO EL REY ALFONSO XIII, LE ANULÓ SUS PRIVILEOS COMO INFANTE DE ESPAÑA. ESTÓ PROVOCÓ LA IRA DEL INFANTE DE ORLEANS QUE ARGUMENTÓ QUE ÉL ERA INFANTE DE ESPAÑA POR NACIMIENTO Y NADIE, NI SIQUIERA EL REY, TENÍA AUTORIDAD PARA DESPOJARLE DE SU TÍTULO. LLEGÓ A DECIR QUE AL REY ALFONSO, EL PUEBLO ESPAÑOL, LE IBA A DAR UNA PATADA EN EL TRASERO (ÉL UTILIZÓ OTRA PALABRA), QUE ERA ESO LO QUE ÉL SE MERECÍA.

- EN 1926, EL INFANTE ES DETENIDO EN LA FRONTERA HISPANO-LUSA, VESTIDO DE MUJER, ACUSADO DE CONTRABANDO.

- EN 1930, ANUNCIÓ SU BODA CON LA PRINCESA MARÍA CONSTANCE DE BROGLIE, UNA RICA HEREDERA DUEÑA DE UN CASTILLO Y UNA AZUCARERA. ÉL TENÍA 41 AÑOS Y LA PRINCESA 72 AÑOS. EL SOBRINO DE ELLA QUISÓ QUE ANULASE EL COMPROMISO Y LA LLEVÓ A LOS TRIBUNALES PARA INCAPACITARLA. LOS TRIBUNALES LE DIERON A ELLA LA RAZÓN Y SE CASÓ CON EL INFANTE.

DESPUÉS DE LA BODA SE TRASLADARON A VIVIR A LA RIVIERA ITALIANA. EL ALTO NIVEL DE VIDA DEL INFANTE, QUE INCLUÍA FIESTAS DESMESURADAS DONDE EN UNA OCASIÓN INCLUSÓ APARECIÓ A LOMOS DE UN ELEFANTE, OBLIGÓ A SU MUJER A VENDER SU CASTILLO.

- EN 1935, EL INFANTE ES EXTRADITADO A FRANCIA DESPUÉS DE HABER SIDO DETENIDO POR LA BRIGADA ANTIVICIO.

- EN 1943, MURIÓ LA PRINCESA DE BROGLIE, EL INFANTE SE FUÉ A VIVIR A UNA RESIDENCIA DONDÉ MORIRÁ EN 1945. LUIS FERNANDO SUFRIÓ BASTANTE EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS DE SU VIDA. PADECIÓ DE CANCER DE TESTÍCULOS Y SE LOS TUVIERON QUE AMPUTAR.
A DÍA DE HOY, EL INFANTE DE ESPAÑA LUIS FERNANDO DE ORLEANS, PERMANECE ENTERRADO EN LA IGLESIA DEL CORAZÓN DE MARÍA DE PARIS, SIENDO, TAL VEZ, EL ÚNICO MIEMBRO DE LA FAMILIA REAL ESPAÑOLA QUE PERMANECE ENTERRADO EN EL EXTRANJERO.

 

 

Baldomera Larra

Baldomera Larra

El martes 24 de marzo se celebraron dos siglos del nacimiento de Mariano José de Larra. La herencia de Fígaro, su más popular seudónimo, no se limita a sus escritos o a su pensamiento progresista. Su hija, Baldomera Larra Wetoret, también tuvo fama, quizás más que su padre, debido a una rocambolesca y piramidal historia de ingeniería financiera.

Pase que de manera cíclica surjan teorías que apuntan a que América no fue descubierta por los españoles, que Don Juan no tiene su origen en la literatura de Tirso de Molina y Juan de la Cueva y, lo que es más sangrante, que Cervantes no era español. Pero lo que no es de recibo, es que pretendan robarle el mérito a Doña Baldomera de ser la auténtica inventora del timo piramidal, lo que la convierte en la primera estafadora moderna de la historia. Y no es poco teniendo en cuenta que era mujer y su negocio funcionó en la década de los setenta, pero del siglo XIX.

El reconocido escritor Juan Eduardo Zúñiga, uno de los mayores conocedores de la vida y obra de Fígaro, estuvo preparando durante años una biografía sobre él que no pudo abordar solo. De aquella inmersión nació Flores de plomo (editorial Alfaguara), que la crítica ensalzó sin ambages y que gira en torno a situaciones y personajes que rodearon a Larra los días anteriores a su suicidio. Zúñiga también está al tanto de las andanzas de la hija de su investigado. La trata como de la familia, apeándole el doña y dejándola en un simple Baldomera. "La vida de ella y sus hermanos es muy tangencial, apenas convivieron con el padre, y no hay ningún estudio en profundidad sobre ella, quizás porque no lo requiere. Su madre, que era un poco simple y se decía que no tenía muchas luces, al enviudar recurrió a la propia reina para solicitar ayuda", dice de Josefa Wetoret, que pudo meter a su hijo en las escuelas pías y dejó a las dos chicas con ella. "Hicieron buenas bodas ya que eran atractivas y elegantes", cuenta Zúñiga.

Doña Baldomera casose con Carlos de Montemayor, médico de la Casa Real. Y su hermana Adela, que también hizo buena boda, tuvo más de un porqué con el mismísimo rey Amadeo de Saboya. Cuando el marido de Baldomera, afrancesado él, se quedó desplazado cuando el rey salió por patas en 1873 y llegó Alfonso XII, terminó yéndose a por tabaco a Cuba y dejó a Baldomera e hijos en situación harto precaria. Ella tuvo que acudir a prestamistas a los que pagaba un interés muy grande. Todo hace suponer que fue ahí cuando le vino la idea e inició sus operaciones prometiendo al que le dejaba una onza de oro que en un mes la devolvería duplicada.

Cumplió y se corrió la voz por Madrid. Cada vez atraía a más clientes y terminó fundando La caja de imposiciones, frente a la cual se formaban largas colas, primero en la calle de la Greda (hoy Los Madrazo), después en la plaza de la Cebada; y cuando el negocio fue boyante, en la plaza de la Paja (donde estuvo el teatro España). Operaba a la vista de todos pagando un 30% mensual, con el dinero que le daban los nuevos impositores. Se dijo que llegó a recaudar 22 millones de reales y Zúñiga cifra los afectados en 5.000. Su fama trascendió fronteras como lo demuestran periódicos de entonces como Le Figaro de Paris y L’Independance Belge de Bruselas.

Su método es el origen de los esquemas de Ponzi (1920), quien tras salir de la cárcel se convirtió en asesor financiero de Mussolini y al que muchos le atribuyen, doblemente equivocados, ser el primero en este tipo de estafas piramidales cuando la pionera es mujer y española, y en cualquier caso William Miller ya hizo una estafa piramidal en 1899. Se conocen otros casos como Gescartera (2001), Patrick Bennett (1996), Haligiannis (2005), Sofico (1974), Fidecaya (1982), Banesto (1993) o el reciente entramado de Madoff, entre otros.

Pero hay que dejar claro que la primera fue Doña Baldomera, a la que sus muchos agradecidos llamaron la madre de los pobres, aunque su apodo más popular era La Patillas por dos extraños tirabuzones que lucía pegados a las orejas. Cuentan que cuando se le preguntaba en qué consistía su negocio ella se limitaba a contestar: "Es tan simple como el huevo de Colón". Si le preguntaba cuál era la garantía de la Caja de imposiciones en caso de quiebra, contestaba impertérrita: "¿Garantía?, una sola: el viaducto", que precisamente desde entonces es elegido por suicidas para llevar a cabo su último acto.

La quiebra sobrevino en diciembre de 1876 cuando ella desapareció, con todo el dinero que pudo. Valle-Inclán en uno de sus últimos capítulos de El ruedo ibérico la sitúa huyendo en un barco, rumbo a Inglaterra, en el que también viajaba la gran leyenda de la anarquía: Mijail Bakunin.

A partir de ahí alcanzó su momento de gloria. Dos años después se tuvo noticias de que vivía bajo falsa identidad en Auteuil (Francia). El juez encargado del caso solicitó su detención y extradición, cosa que se hizo. Se celebró un juicio y esgrimió en su defensa que se fue porque terminó con menos ingresos que pagos por culpa de la guerra que le hizo la prensa.

La sentencia se publicó en la portada de El Imparcial y de La Época el 26 de mayo de 1879. Y como las mujeres malas siempre van a la cárcel se la condenó, a sus 42 años, a seis años de prisión. A su colaborador se le absolvió. A ella poco después, parece ser que gracias a una campaña de apoyo en la que firmaron desde gente sencilla hasta grandes aristócratas. Muestra de su popularidad son las canciones El gran camelo y Doña Baldomera.

Lo que pasó realmente tras su salida de la cárcel se pierde entre muchas versiones. Que vivió con su hermano Luis Mariano; que se fue a Cuba con su marido y cuando éste murió regresó a casa de su hermano transformada en "la tía Antonia"; que se fue a Buenos Aires donde murió a comienzos del siglo XX. Según Zúñiga, el hijo mayor de Larra, Luis, libretista de zarzuela, no quería que le relacionaran con el padre ni con las dos hermanas: "Debía tener miedo por el suicidio del padre, el devaneo de la hermana mayor con Amadeo y las estafas de Baldomera", comenta el autor de Largo noviembre de Madrid.

¿Plagio?

Expertos creen que el pintor se basó en un libro mozárabe de la Catedral de León para crear el ’Guernica’
20.04.09 -

 

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Picasso se inspiró en la Biblia
Distintos expertos del mundo del arte han advertido del parecido extraordinario entre las figuras que aparecen en el ’Guernica’ del artista Pablo Picasso y los de la Biblia Mozárabe del siglo X custodiada en la Catedral de León, hasta el punto de que dan casi por descartado que sea fruto de la casualidad.
Esa Biblia se expuso en Barcelona en 1929 y en París en 1937, momentos en los que el genio del Cubismo pudo descubrir los dibujos gestuales y expresionistas que aparecen en el texto medieval, según ha explicado en la capital leonesa el director del Museo de la Catedral de León, Máximo Gómez Rascón.
Diversos expertos inciden en este análisis y se basan para ello en aspectos relativos a la doble mirada, de frente y perfil, de las figuras del cuadro, así como en el caballo y el toro.
Así, el director del Museo Catedralicio ha explicado que estas similitudes se aprecian especialmente en el toro, que en la Biblia simboliza al evangelista San Lucas y que «es casi exacto» al que pinta Picasso en el Guernica.
El parecido también es patente en la cara del caballo que aparece en el cuadro y, en menor medida, en los rostros de las personas, si bien algunos de los perfiles también recuerdan a los que aparecen en la Biblia, según ha dicho.
Ha apuntado que en la Biblia aparece también un león, con la lengua fuera, y cuya cara y expresión es muy parecida a la del caballo que aparece en el ’Guernica’, al que le sale por la boca una especie de cuchillo o punta de lanza. El director del Museo da por descartado que las similitudes sean fruto de la casualidad y está convencido de que Picasso «conocía sin duda» esta Biblia, creada por el diácono Juan en 920 y escrita en pergamino en letra visigótica. Aunque en esta época se ilustraban los códices con este tipo de símbolos, Gómez Rascón ha destacado la singularidad de la de León, una de las más importantes de la época.
El pintor Benito Escarpizo, ex profesor de la Escuela de Artes Aplicadas de León, es rotundo: «si las similitudes son enormes en el cuadro, lo son aún más en los propios bocetos».
Escarpizo conserva aún una ficha elaborada por él, con las imágenes de la Biblia y del ’Guernica’, de las cuales se valía para explicar a sus alumnos las similitudes en ambas obras.
«Son detalles en los que se ve que hay una clara inspiración» de Picasso en la Biblia, ha afirmado el artista, que está convencido que es prácticamente imposible que estas similitudes sean fruto de la casualidad.
Otro pintor que ha visto esta Biblia es Ramón Villa, quien cree también que el ’Guernica’ «está clavado sin duda. Picasso chupaba todo lo que pillaba y encima lo mejoraba», ha explicado Villa, quien ha apuntado que el artista «pudo inspirarse para el ’Guernica’ en más de un sitio, pero desde luego en esta biblia». «Picasso bebía de distintas fuentes», ha dicho Villa, que ha recordado un dicho que circulaba entre los artistas de la época: «guardad la obra que viene Picasso».

Marien, asistente sexual de minusválidos

CRÓNICA | Cuenta su historia por primera vez


[foto de la noticia]
  • ’Les doy todo el cariño que puedo. Están necesitados de afecto, son especiales’
  • Las trabajadoras del sexo lo ven como ’un servicio social’

Cruza la calle con andar de gacela. Su casi metro ochenta. Sus cuarentaitantos años. Ella es Marien en su vida profesional y Montse cuando recupera su auténtico yo [y viceversa]. Su cuerpo es su negocio. Cruza y nos invita a visitar su refugio. Estamos en un pueblo de costa a 50 kilómetros de Vigo donde ella está de vacaciones. Se ve el Atlántico y la montaña desde la ventana de su apartamento. Ella es prostituta. Pero con una especialidad que la hace distinta. Única. Marien atiende a discapacitados. "Hombres con síndrome de Down, tetrapléjicos, quemados, gente que padece obesidad mórbida... Comencé hace 11 años...". En plena charla, las olas, la lluvia y el viento se cruzan formando un sonido ambiental extraño, de distorsión natural. Es Jueves de Pasión y, por momentos, el ruido se hace tenue. Permite escuchar mejor lo que dice Montse. Comenta, como si fuera un confidente, los inicios de Marien. Ella encontró su senda atendiendo a aquellos que ninguna otra prostituta quiere.

-¿Cómo se dio a conocer?

-Comencé a anunciarme en los periódicos de Cataluña cuando me hice escort independiente. En los clasificados ponía desde un principio que atendía a discapacitados. Me especialicé. Tengo clientes fijos, de años. Pero son anónimos. No hago preguntas, aunque ellos suelen contarlo todo. Pelo azabache, tornasol a pesar de lo grisáceo del día. Ondulado. Lleva una chaqueta marrón de tela de traje y una minifalda a juego. Sus piernas lucen extensas y musculadas. Ha trabajado mucho con ellas. En el gimnasio y en la vida. Los zapatos de tacón, con tiras que rodean sus pies y sus tobillos, le recuerdan que vive una permanente dualidad. "Es el icono fetiche de Marien". A pesar de estar cerca de los 50, no tiene arrugas. No hay cicatrices de operaciones, así que esa lozanía es suya. Natural. Sus manos son aún mas jovenes que su rostro. Dedos largos. Un anillo con un cristal enorme. Uñas con manicura recien hecha. De ascendencia gallega, nació en Cataluña. Ejerció de todo. Limpió escaleras a los seis años. Cuidó ancianos... Se casó a los 17. Fracasó. Eligió un sendero diferente.

Su último servicio antes del encuentro con Crónica, un hombre [llamémosle Juan] con esclerosis lateral amiotrófica, la terrible ELA. Pagó sin negociar. "No acepto los regateos, simplemente cuelgo el teléfono". Son 200 euros la hora. Juan, cuarentón, recibió de ella las primeras caricias de mujer adulta de su vida. "Eso me dijo, no tenía por qué mentir". Marien, profesional, hizo su trabajo. Le dio placer. El hombre había llegado a su piso de Barcelona -ciudad donde ella trabaja y reside- apoyándose en las paredes del pasillo. Ella le recibió con unas sandalias. Al verlo, recuerda, la comisura de sus labios se quebró, pícara, hacía arriba. "Les doy todo el cariño que puedo. Ellos están necesitados de afecto, son especiales".

Tabú

"Era agresivo y sus educadores decían que era por el sexo. Después de dejarle jugar sobre mí, cambió".

Esa peregrinación no es extraña. Es la única meretriz especializada en España [no conoce a nadie más y en nuestra investigación no hemos podido encontrar a ninguna otra]. Se pueden contar con los dedos los clubes de alterne con instalaciones adaptadas. Una realidad que mezcla lo tabú y lo silente. El sexo de los discapacitados [3,8 millones forman este colectivo en el país]. La satisfacción de una necesidad biológica intensa. Completamente instintiva, absolutamente vital.

España, donde la prostitución se encuentra en un estadio de alegalidad, es lugar de éxodo de ingleses paralíticos, ciegos, amputados... Un documental de la BBC -One life, For one night only- muestra la Costa Brava como su particular paraíso del placer. Emitido hace un año y medio, en él, Asta Anthony Philpo [24 años, sólo puede mover su cabeza y algo las manos] convoca a un parapléjico y a un invidente a perder la virginidad en un local de sexo de pago en Girona. Su odisea, iniciada en un barco que lo traía de Inglaterra, termina en una cama redonda del Club Eclipse. Frank, el anfitrión, explica que desde entonces reciben -sobre todo entre los meses de junio y julio- un considerable número de estos nuevos turistas. "No todas las chicas se atreven. La mayoría tienen reticencias. Lo hacen ocasionalmente", dice sin explicar más.

Marien, la pionera, sabe del tema. Ella comenzó a trabajar en nightclubs hace dos décadas, cambió de nombre para su oficio cuando tenía 27 años. Estaba separada. En la quiebra. Con hijos y padres que mantener. Comenzó a vender su cuerpo a todos los públicos, en locales sin glamour. «Llegué a los 20 servicios por día». Vio cómo las chicas despreciaban a hombres en sillas de ruedas, a los cojos, a los que llevaban gafas con el ancho de la luna de un blindado. Marien, no.

-¿Qué aprendió entonces?

-Son seres humanos que necesitan el mismo tipo de afecto. Parece una conclusión fácil pero no es así. Entonces [y ahora] mis compañeras me decían: "¡Cómo puedes!". No les explicaba porque no tenía mayor sentido. Descubrí también que no son tan frágiles . Tienen problemas, necesitan ayuda para determinados momentos, pero poseen una capacidad para superar inconvenientes... Cuando ofrecía auxilio sólo conseguía enfadarlos. Son orgullosos en el buen sentido, porque quieren la menor cantidad de ayuda posible. Saben lo que ellos pueden hacer y lo que no. Lo que necesitan lo piden.

El dinero que ha ganado le permite vivir cómodamente. Ya ha pagado sus dos pisos. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona. Pronto comenzará su doctorado. Se ha convertido en un mito erótico en los foros de Internet. Escribe un blog de referencia [En una imagen se lee: I’m not a bitch, i’m the bitch and to you i’m Mrs Bitch. / No soy una puta, soy la puta y para tí una Sra. Puta].

Sus propias colegas la recomiendan. Le piden consejo. Si se retira, no deja escuela. Todavía...

"Se debe tener paciencia con un hombre que tiene el 80% de su cuerpo con quemaduras. Acariciar esa piel es una experiencia distinta, para él y para mí"

De película

El debate sobre este asunto es cada vez más intenso. En los cantones suizos de habla alemana los asistentes sexuales ejercen libremente desde hace seis años. "Al principio no fue fácil", reconoce Lorenzo Fumagalli, un fisioterapeuta que se informó sobre estas prácticas leyendo el periódico. "Me acuerdo que la noticia provocó reacciones muy violentas", cuenta Fumagalli, quien se desplaza por todo el país ofreciendo sus servicios. La demanda es muy diversa. Explica el caso de un hombre con una grave discapacidad física y mental. "Era agresivo y sus educadores decían que era por el sexo. Después de dejarle jugar sobre mí, cambió".

Catherine Agthe-Diserens, presidenta de la Asociación Sexualidad y Discapacidades Plurales, se lanzó hace un año en la formación de acompañantes eróticos. Lo primero que enseña es a distinguir entre los distintos tipos de discapacidad.

-¿Qué los hace distintos?

-Un joven en una silla de ruedas, por ejemplo, puede manifestar claramente sus deseos. En cambio, alguien con discapacidad mental no podrá comunicarse de la misma manera. Una tetrapléjica querrá sentir la piel de un hombre. Un muchacho autista deseará ver el torso desnudo de una mujer. Un espástico [experimenta contracciones involuntarias de los músculos esqueléticos] necesitará ayuda para masturbarse. Una chica con miopatía soñará con masajes placenteros...

-¿La demanda más frecuente?-Recibimos solicitudes muy diferentes. Para darle un ejemplo tuvimos en Ginebra una mujer que sufría una enfermedad física degenerativa incurable y su último deseo era sentir el contacto de un hombre desnudo contra su piel. "No quiero que me haga nada. Pero antes de morir necesito que un desconocido me abrace", eso nos dijo.

En otros casos se trata de parejas que sufren de parálisis motriz cerebral y piden ayuda a un asistente sexual para que los ponga juntos sobre la cama, los ayude a desnudarse y acerque sus cuerpos. El asistente ha de ayudar al hombre a meter su pene en la vagina de su mujer, porque no puede. Se han dado casos en los que los discapacitados tienen deseos sexuales y llegan a pedir al personal que trabaja en los hospitales caricias y masajes que ellos no pueden prestar. Incluso en casos extremos hay quienes no pueden hablar y comunican su ansiedad escribiendo en la pantalla del ordenador o utilizando una quebrada voz digital.

...En un café con arañas de cristal y sillones rococó Marien cuenta que ha vivido situaciones similares o más dramáticas. Es consciente de que demasiadas veces es la primera pareja de estos clientes especiales. "Se debe tener paciencia con un hombre que tiene el 80% de su cuerpo con quemaduras. Acariciar esa piel es una experiencia distinta, para él y para mí". O con un amputado, sin piernas. Es ver sus cicatrices sin sentir compasión. Es acariciarlas y -al ver que su cuerpo termina donde no debería- no estremecerte... O enfrentarse a un cuerpo inmóvil que mira y no habla. "Pero desea como usted o como yo".

-¿O más?

-En algunos casos poseen tanto dentro que para alcanzar el orgasmo les basta con una caricia. Un masaje. El contacto. Muchos no tienen erecciones y aprenden conmigo que no todo es lo genital. Que lo establecido no es lo único. Es necesario hasta saber contestarles las llamadas. Dicen cosas como: «Tengo parálisis cerebral. Por favor no cuelgues. No estoy borracho». Voy a sus casas. Aún me sorprendo.

Cada caso es especial, pero suele repasar sus cuerpos con su boca. Comienza por la frente. Sigue por las cejas. Las orejas. El orden de los besos los redibuja. Y los vuelve a hacer sentir completos. Tras sus servicios suele recibir ramos de flores. Con notas que repiten siempre una palabra. "Gracias".

Hay un empresario enano que se cita con ella. Cenan juntos. Lo que más le gusta es caminar a su lado y percibir el contraste. La disparidad. Hay los que pueden pagar su compañía por un fin de semana. Son 2.000 euros [sin incluir el transporte y las comidas]. Ha viajado por toda España por esos servicios. Las casas de esas personas son como un hospital de lujo. Camas adaptadas, pasillos anchos, inodoros especiales... A veces ella sólo se sienta a su lado y les escucha.

-Suena a guión de un filme...

-Viajan, viven y, a pesar de todo, como no tienen dificultades económicas, pueden disfrutar del sexo cuando quieren. Ese mundo existe y alcanzan la casi plenitud -dice. Se distrae mirando un muro de piedra donde las olas rompen... En Dinamarca, Torben Vegne, que padece espasticidad, denunció en 2005 al Ayuntamiento de Aarhus, segunda ciudad del país, por no subvencionar las visitas de señoritas de compañía a su domicilio. Los jueces fallaron en su contra, pero la sentencia no zanjó la polémica. Allí, las trabajadoras del sexo que tratan con minusválidos consideran que prestan "un servicio social". Una de ellas es Lilje Deluxe, la prostituta más famosa del país por su infatigable defensa del oficio ante quienes pretenden prohibirlo: "Tengo un montón de clientes discapacitados. Cuando estoy con ellos sé que ayudo a un ser humano". Montse siente lo mismo.

Viagra gratis

. Juan José Borrás, director de Discasex.com, el foro más importante de atención sexológica al discapacitado [apoyado por la Generalitat Valenciana], cree que el "temor al rechazo" -por el entorno social- es uno de los principales inconvenientes para que disfruten de una vida en pareja plena. "Decimos que llevan una silla en la cabeza"... Gracias a su iniciativa, se creó un programa en Valencia que financia el 100% de los gastos en Viagra, Cialis y otros tratamientos de disfunción eréctil. Una idea pionera -y prácticamente desconocida- que ha permitido que se emitan más de 2.000 recetas desde julio de 2006 a personas con lesiones medulares en la zona que incluye también a enfermos de espina bífida, esclerosis múltiple y lateral amiotrófica [con ello cumplen una prerrogativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que señala que toda persona tiene derecho a una sexualidad libre y respetada].

-¿Qué opinan de las asistentes sexuales para discapacitados?

--Desde el punto de vista científico, no podemos objetar nada. Aunque soy consciente de sus consecuencias, de las limitaciones morales. Es una decisión personal y familiar. Recordemos que en muchos casos, son los allegados quienes tendrán que llevarlos.

¿Y los que padecen síndrome de Down? Tienen los mismos dilemas. Hace unas semanas, Lucy Baxter protagonizó una singular petición pública en Inglaterra. Ayúdenme -venía a decir- a que mi hijo de 21 años pierda la virginidad. Otto nació con un gen de más en el cromosoma 21. "Quiero que viva una sexualidad plena y no quiero recurrir a una prostituta", clamaba la madre. Aunque no lo descartaba si su convocatoria fracasa. Termina la charla con Montse. Besos de adiós. En pleno Jueves de Pasión, toma rumbo de la iglesia. Aún queda una pregunta. Su respuesta la lanza como un flash. Como preludio cuenta que cuidó enfermos y ancianos antes de ser prostituta. Cambiaba pañales enormes. Limpió vómitos. Sin nausea. Percibió el afecto que necesitaban.

-¿Algo de amor da Marien?

-Algo. Algo.

Sir Francis Burton

Sir Francis Burton

 

 

Este caballero, militar, aventurero, explorador y un largo etcétera, fue el primer ciudadano occidental en conseguir entrar en La Meca, en 1853, además de traducir al inglés ’Las mil y una noches’ y nada más y nada menos que el Kama Sutra. Burton fue uno de los personajes más controvertidos de la era victoriana precisamente por su interés en la sexualidad humana, algo que en pleno apogeo del puritanismo le creó más de un problema.

Durante sus expediciones por África u Oriente Medio, Burton solía mostrar un inusual interés en la sexualidad. En sus cuadernos de viaje anotaba las costumbres y técnicas sexuales de los diferentes pueblos con los que contactaba, dando a entender en más de una ocasión que había participado en algunos de ellos, para escándalo de sus conciudadanos.

Por si esto fuera poco en aquella época, al mismo tiempo que intentaba encontrar dónde nacía el río Nilo, también se encargó de hacer mediciones de la longitud de los penes de los habitantes de varias regiones por las que pasó en sus expediciones. En este sentido, podríamos decir que este hombre fue un verdadero pionero de la sexología. Sin duda, sus métodos y sus fines siguen siendo muy llamativos, especialmente por lo que respecta al tema del tamaño del pene, sin embargo no podemos dejar de lado que, por puro falocentrismo histórico, éste es uno de los temas estrella del estudio de la sexualidad humana.

Desde que Sir Francis Burton recorrió la sabana africana armado de una cinta métrica ha llovido muchísimo, pero los estudios sobre el tamaño del pene se han sucedido sin parar.

 

El Síndrome del Barón Corvo

El Síndrome del Barón Corvo

«Cierta superstición romana alega que la letra R ejerce una influencia indefinible sobre la elección, pues es la que más veces se repite en los apellidos de los Pontífices; superstición que avalaría hoy las candidaturas de Ratzinger, Ruini, Re, Rodríguez Maradiaga y... hasta de Rouco ROMA. Llamaremos Síndrome del Barón Corvo a esa obcecada manía, híbrida de esquizofrenia, delirio megalómano y mero diletantismo fantasioso, que perturba a una multitud creciente de individuos (teólogos traspillados, tertulianos morrocotudos y en general todo tipo de transeúntes de lo religioso) y que los hace creerse con potestad para asumir las facultades papales; o, al menos -en la variante menos morbosa del síndrome- para censurar las decisiones del Pontífice y enmendarle la plana. Para mejor entender la génesis de este síndrome, muy virulento y contagioso, quizá debiéramos familiarizar a nuestros lectores con la figura de William Frederick Rolfe (Londres, 1860-Venecia, 1913), autotitulado Barón Corvo. Aunque nacido en el seno de una familia anglicana, Rolfe siente desde joven una querencia irrefrenable hacia el catolicismo, en la que confluyen razones estéticas y espirituales; esta «vocación felina de singularidad» lo empuja a ingresar en un seminario, del que no tardará en ser apartado. La frustración que le ocasiona esta expulsión alimentará de rencor su futura obra, ferozmente sarcástica y altanera; también marcará el resto de su tortuosa existencia, signada por los estigmas del malditismo y la miseria. Para exorcizar el demonio que lo corroe, y también para ajustar cuentas con las jerarquías eclesiásticas que lo han condenado al ostracismo, el Barón Corvo escribe en 1904 una novela titulada «Adriano VII», rezumante de bilis y sarcasmos, en la que un trasunto demasiado evidente del autor, George Arthur Rose, también ha sido rechazado en sus aspiraciones sacerdotales y, veinte años después, sigue sin aceptar el veredicto adverso. «Adriano VII» constituye un verdadero ejercicio de terapia psiquiátrica. Un día cualquiera, Rose recibe la visita del cardenal Courtleigh, quien le propone rehabilitarlo de inmediato. Aunque es hombre envenenado por el resentimiento, Rose no ha abjurado de su fe: «Precisamente porque las personas en mi situación habitualmente han cometido apostasía, me abstengo de hacer lo que se espera de mí». El cardenal Courtleigh, convencido de que se ha cometido con Rose un enorme y casi irreparable agravio, lo ordena sacerdote, apenas unos pocos días antes de que fallezca León XIII. El Cónclave, que se rige por las ceremonias ordenadas en 1274 por Gregorio X, sirve al Barón Corvo para mojar su pluma en la ponzoña de la sátira: una vez tapiados y satisfechos en sus cómicos privilegios constitucionales, los conclavistas empiezan a maniobrar para obtener sufragios, prometiendo adhesiones que luego quebrantan. En el curso de las votaciones, un cardenal pierde el control de sus facultades directrices al comprobar que está a punto de lograr la más enorme de sus ambiciones y se vota a sí mismo, para completar la mayoría de dos tercios; pero se invalida su sufragio y su elección es anulada. Mientras describe las turbias maquinaciones de Sus Eminencias, el Barón Corvo desliza alguna erudición chocante: así, por ejemplo, nos enteramos de que cierta superstición romana alega que la letra R ejerce una influencia indefinible sobre la elección, pues es la que más veces se repite en los apellidos de los Pontífices; superstición que, de mantenerse vigente, avalaría hoy las candidaturas de Ratzinger, Ruini, Re, Rodríguez Maradiaga y... hasta de Rouco. Vía del Compromiso Los dos tercios preceptivos no se obtienen. Tras una semana de camarillas y descarríos, Sus Eminencias empiezan a sentirse hastiados. Se procede a la llamada Vía del Compromiso: el Sacro Colegio inviste a nueve cardenales compromisarios con poder y facultad omnímodos para proporcionar un pastor a la Iglesia; uno de ellos es Courtleigh. Pronto llegan a la convicción de que el Señor no está dispuesto a elegir un Vicario entre los miembros del Cónclave. Tras cuatro reuniones estériles, se celebra una asamblea capitular final; en ella, Courtleigh propone el nombre de Rose: «Si ese hombre ha perseverado durante veinte años, su vocación debe ser verdadera», alega. Se hace pública el Acta de Compromiso y George Arthur Rose, que se hará llamar Adriano VII, es proclamado Papa. Durante la ceremonia de adoración, Sus Eminencias besan, uno por uno, el pie, la mano y la mejilla de Rose; «su aliento de avutardas -escribe el Barón Corvo, en pleno éxtasis vengativo- le hizo sentir náuseas secretas». La escritura malévola del Barón Corvo no circunscribe sus invectivas al colegio cardenalicio; cuando se le presenta la oportunidad de juzgar el socialismo, afirma que «no es el grito de la pobreza oprimida, sino una suma de denuestos y refunfuños de la mediocridad llena de envidia y descontento, ansiosa de afectar unas apariencias prestadas y no propias, y de sumergirse en un lujo que no se había ganado con su esfuerzo personal». Mucho más divulgada que la novela del Barón Corvo, pero igualmente aquejada de su síndrome y muy exhaustiva en la descripción de las liturgias que envuelven la celebración de un Cónclave, resulta «Las sandalias del pescador», primera entrega de una trilogía vaticana urdida por el escritor australiano Morris West (1916-1999). Como curiosidad no exenta de estremecimiento poético, diremos que «Las sandalias del pescador» era el libro que el cardenal Wojtyla estaba leyendo cuando fue convocado a Roma, para participar en las deliberaciones que siguieron a la muerte de Juan Pablo I. West -quien antes de emprender su carrera como escritor de thrillers religiosos había merodeado la vocación monástica- inicia su narración cuando la Sede de San Pedro se halla vacante. Durante el período de novendiales, el camarlengo cardenal Rinaldi se reúne con su colega Leone, decano del Sacro Colegio y Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a quien West describe -diríase que estuviese ensayando la etopeya del cardenal Ratzinger- como un hombre de cabellos blancos y ojos pálidos que «se eriza ante todo lo que parecía desusado en la interpretación o la práctica de la doctrina». Un cardenal joven Ambos, Rinaldi y Leone, deciden proponer como candidato a un cardenal joven. El Cónclave se inicia con la misa del Espíritu Santo. El astuto Rinaldi ha encargado la homilía a un joven prelado ucraniano, Cirilo Lakota, líder de los católicos rutenos; su sobria elocuencia cautiva al colegio cardenalicio. Una larga cicatriz lívida condecora la mejilla derecha de Cirilo: es una de las muchas secuelas que pregonan su estancia de diecisiete años en una cárcel siberiana, donde los suplicios que le fueron infligidos «lo acercaron a la abjuración y la apostasía». Kamenev, su ensañado torturador, ha ido subiendo en el escalafón soviético, hasta suceder al padrecito Stalin. Al despedirse de Cirilo, Kamenev le lanzó este anatema: «No podrá olvidarme jamás. Adondequiera que usted vaya, estaré yo. Y dondequiera que usted llegue a ser, yo seré parte de usted». Para escapar a esta maldición, Cirilo ha aprendido a proyectar su espíritu torturado hacia los brazos del Todopoderoso. En la primera reunión del Cónclave, Leone propone la Vía de la Inspiración (hoy abolida, al igual que la antedicha Vía del Compromiso): cualquier conclavista estaba entonces legitimado para proponer públicamente al hombre que consideraba que debía ser elegido. «Como el primero de los Apóstoles -proclama Leone-, ha sufrido prisión y torturas por la fe, y la mano de Dios lo ha liberado del cautiverio para que se nos uniese en este Cónclave. Lo proclamo como mi candidato, y a él ofrezco mi voto y obediencia: Cirilo, cardenal Lakota». Los cardenales se incorporan de sus sitiales, tras un titubeo inicial, como un solo hombre, repitiendo esta proclamación. En «Las sandalias del pescador» y en «Adriano VII» nos tropezamos con dos muy evidentes paradigmas clínicos del síndrome del Barón Corvo: Rolfe y West hubiesen querido ser Papas; contrariados por el fatalismo que torció su designio, desahogaron su frustración escribiendo sendas novelas que les sirvieron de terapia y rectificación de su biografía. Mucho me temo que a los modernos pacientes de tan estrafalario síndrome que en estos días se dedican, en pleno delirio de futurología esquizofrénica, a anticipar la voluntad del próximo Pontífice, no los asista el talento que bendijo a sus ilustres antecesores.

Fuente: ABC

Oxitocina

Fórmula del ’elixir’ bioquímico del amor

  • Los hombres con una variante genética tienen más posibilidades de quedarse solteros
  • Se venden colonias en internet con la hormona de la confianza
ROSA M. TRISTÁN

MADRID.- Los elixires del amor no pasan de moda. Si hace siglos eran los hechiceros los encargados de preparar cócteles para levantar pasiones, hoy son los científicos quienes buscan las drogas del enamoramiento. Neurotransmisores cerebrales, que se pueden sintetizar de forma artificial, y variantes genéticas están detrás de la capacidad de cariño, un sentimiento que compartimos con otros muchos animales.

Larry Young, del Centro de Investigaciones sobre Primates Yerkes, en Atlanta (EEUU), revela esta semana en ’Nature’ los resultados de los últimos experimentos en la búsqueda de la preciada fórmula. Son trabajos de laboratorio en los que se diseccionan las emociones hasta convertirlas en cadenas de procesos bioquímicos que carecen de todo romanticismo.

«El análisis de estos mecanismos cerebrales ha ayudado a contar con terapias farmacológicas contra la ansiedad, las fobias o los desórdenes postraumáticos, pero ahora empiezan a verter luz sobre lo que es el amor», asegura Young.

Los investigadores han comprobado que la conexión entre una oveja y su cordero o un macaco y su cría es la misma que en los seres humanos: ya sean personas, ratas o ganado, una descarga de oxitocina favorece los comportamientos maternales, como es cuidar a los vástagos. Probaron que con un ’chute’ de esta hormona una oveja se vincula en el acto con una cría, aunque sea ajena. Y lo mismo pasa con las hembras de ratones de las praderas: se ligan al varón más cercano cuando reciben la dosis adecuada.

Pero esta oxitocina necesita de otro neurotransmisor: la dopamina, que es el de la recompensa y la motivación hacia un comportamiento. Por ello es la hormona que aumenta con la cocaína, la heroína o la nicotina y favorece la euforia y la adicción a un producto.

Es más, se ha observado que algunas regiones del cerebro relacionadas con la dopamina se activan cuando una madre ve fotos de su hijo o se mira la imagen de un enamorado. Young apunta que «quizás esta vinculación con la pareja tenga su origen en una conexión maternal subyacente en el cerebro y por ello los pechos son un estímulo erótico para los varones, del mismo modo que estimular la cerviz o los pezones durante el acto sexual dispara la oxitocina y consolida el lazo emocional en la parte femenina».

Hormona de la unión

En el caso masculino, existen otros caminos neuroquímicos: en los machos de ratones de la pradera, la vasopresina es la hormona que potencia la unión a la pareja, la agresión a los rivales y los instintos paternales.

Se ha probado que una mutación en el gen AVPRI 1A, receptor de esta hormona, varía la calidad de las relaciones amorosas. El estudio demuestra que los hombres con una variante en ese gen tienen el doble de probabilidades de quedarse solteros y, si se casan, de tener pronto una crisis. Esto es así porque el AVPRI 1A, en ratones y en humanos, predice cuánta vasopresina expresará el cerebro.

Esta nueva visión del amor, como un cóctel de neurotransmisores y mutaciones genéticas , plantea la posibilidad de crear drogas eficaces que sean capaces de provocar sentimientos de amor o desamor, brebajes con base científica que desaten pasiones.

En el artículo de ’Nature’, Young menciona experimentos en los que se ha lanzado un chorro de oxitocina a un tercero y se ha logrado generar confianza.

Basta bucear en Internet para localizar unas cuantas colonias hormonales. «Oxytocin le ayudará a tener una personalidad con más empuje y a contactar más fácilmente con otra gente», señala uno de estos anuncios. En Australia incluso se estudia utilizar estos aerosoles en terapias matrimoniales.

Y respecto a la genética, no es aventurado augurar que en el futuro habrá tests para los pretendientes antes del compromiso para saber si se puede confiar en su estabilidad amorosa, aunque quizá el menos adecuado sea el que tenga la pócima del amor que nos haga caer rendidos a sus pies.

 

El Mundo

EL MUNDO FEMENINO ROTO DE DOS DRAMATURGOS DEL SUR

 

¡FLORES PARA LAS MUERTAS!


 

 

 

 

            “And so it was entered the broken world

            To trace the visionary company of love, its voice

            An instant in the world (I know not whither hurled)

            But no for long hold each desesperate choice”.

                                                “The Broken Tower” by Hart Crane

 

 

 

            “El teatro que ha perdurado siempre es el de los poetas. Siempre ha estado el teatro en manos de los poetas. Y ha sido mejor el teatro en tanto más grande era el poeta”.

 

                                                                                                                                Federico García Lorca

 

                                               

 

 

            Introducción: Dos dramaturgos del Sur

 

            Es sabido que Lorca era uno de los escritores admirados por el  dramaturgo estadounidense Tennessee Williams. Junto a Lawrence y Chejov, Lorca es la voz poética que más resuena en el teatro del escritor sureño. Ambos compartían una honda admiración por el poeta norteamericano Hart Crane. Y ambos trataron con maestría y lirismo los temas del amor, la muerte, el sexo (particularmente, aunque no siempre de un modo explícito, el amor homosexual), la soledad, la búsqueda del ideal y la frustración existencial . Ambos crearon importantes personajes femeninos con los que expresar su visión de un mundo en descomposición, desgarrado entre la tradición y la renovación. Ambos fueron gays en dos sociedades que rechazaban o perseguían la homosexualidad de un modo hipócrita e intolerante. Y ambos eran del Sur (uno de Granada, Andalucía y otro de Columbus, Misissippi) de sus respectivas naciones. Las diferencias entre ambos son más que obvias, pertenecen a dos continentes y dos culturas diferentes, en algunos aspectos incluso antagónicas. Mientras Lorca fue asesinado en plena madurez y efervescencia artística, Williams murió repentinamente en la última etapa de su vida y cuando su actividad creadora ya era prácticamente nula. Lorca pertenecía a la burguesía acomodada de la Andalucía rural mientras que Williams era hijo de una beldad sureña venida a menos y de un comerciante de calzado sin demasiada fortuna. Y las diferencias, por supuesto, no acaban ahí. Williams era de una generación algo posterior y conoció los cambios de la segunda mitad del siglo XX. Basta comparar sus posicionamientos vitales con respecto a la sexualidad (mucho más abierto en el caso del norteamericano) para darse cuenta de la dimensión de esta fractura. Pero, no obstante, las conexiones entre las vidas y, sobre todo, las obras de ambos autores son lo suficientemente ricas e interesantes como para prestarles mayor atención de la que han merecido hasta la fecha. Este trabajo trata de comparar ambas obras, de relacionarlas en la mirada de un lector contemporáneo que dispone de nuevas herramientas epistemológicas para poder hacerlo. La tarea es inmensa y esta sólo pretende ser una breve, limitada y modesta aproximación. Para acotar el terreno me centraré en los personajes femeninos de ambos autores, uno de los aspectos que ambos desarrollaron con mayor éxito en su escritura dramática, sin dejar por ello de hacer referencia a otros motivos temáticos y estilísticos que sirven de marco para esta aproximación.

            La diferencia temporal entre ambos autores establece una dificultad que es, al mismo tiempo, un interesante desafío. Parece obvio que podemos leer a Williams a la luz de Lorca pero, dado que el poeta y dramaturgo andaluz no conoció la obra de Williams, no conoció  obviamente sus obras mayores y probablemente tampoco tuvo tiempo de conocer ninguna otra, ¿podemos leer a Lorca a la luz de Williams?. No creo que haga falta ninguna justificación para hacerlo si tenemos en cuenta que las relaciones entre diferentes escritores a través del tiempo no solo se miden en el reflejo especular de ambas obras, un reflejo que no tiene porque ser siempre bidireccional, sino en como ambos se posicionan en el seno de una u otra cultura y comparten coordenadas creativas e inquietudes artísticas que pueden surgir en diferentes lugares y tiempos.

            Ambos autores fueron revolucionarios en su manera de acercarse a la escritura dramática y ambos reflexionaron sobre su arte en interesantes escritos y conferencias aunque hoy nadie los citaría como teóricos de la escena de la envergadura de Bretch, Beckett o Pirandello.[1] Ambos revitalizaron el teatro poético, ya que ambos eran poetas (aunque en el caso de Williams sus poemas no alcanzaron la popularidad merecida y se vieron totalmente eclipsados por su producción dramática). Las cualidades líricas de su teatro no pasaron desapercibidas en su momento y hoy podemos apreciar las importantes aportaciones de ambos a la escritura teatral. En este punto no está de más hacer algunas precisiones sobre el concepto de “lo poético” y su ubicación en el campo de la escritura dramática. Lo poético ha sido, en ocasiones, definido como aquello que pone en primer término los mecanismos mismos de la creación. El placer, muchas veces doloroso, de lo poético surge de la puesta en evidencia de todo aquello que hace que una obra de arte sea bella. Lo poético depura los intermediarios entre el alma del artista y el alma del receptor, entre el placer del creador y el placer del lector, y al mismo tiempo desnuda de un modo impúdico las intenciones y herramientas del autor y el efecto que busca crear en el interlocutor. Si el teatro de Lorca es poético no lo es solo porque en su forma incorpora creaciones en verso (poemas, canciones de cuna, tonadillas) sino porque no oculta sus intenciones estilísticas, evidenciando la búsqueda de un efecto estético en la forma de presentar las situaciones y los personajes. En el caso de Williams encontramos un mismo afán por convertir las situaciones aparentemente anodinas y de tintes realistas en momentos mágicos, con resonancias míticas, que dicen siempre algo más sobre la naturaleza humana y la naturaleza misma del teatro. Para ello se valen de un uso personalísimo de las acotaciones dramáticas (también conocidas como didascalias) y de los diálogos entre los personajes.

            Lo poético en ambos autores va unido de un modo particularmente importante, aunque no exclusivo, a la tristeza, el dolor y la melancolía, sentimientos universales e intemporalmente expresados por el teatro. Ambos saben extraer elementos poéticos de los momentos mas desgarradoramente trágicos, lo que en absoluto devalúa su impacto sino que lo estiliza, convirtiéndolo en objeto artístico. Este sentimiento de tristeza va ligado a algunas obsesiones clave en la obra de ambos autores: el amor y su imposibilidad, la muerte y su carácter inevitable,  la frustración sexual, la presión de las normas sociales y como dificultan la autorrealización de sus personajes y el efecto erosivo del paso del tiempo

 

 

            Un mundo de contrastes: Acotaciones plásticas y diálogos líricos

 

            Los destellos del estilo Lorquiano en la obra del dramaturgo estadounidense se perciben a lo largo de toda su obra. No obstante, en algunas obras esta influencia es más evidente que en otras. Con posterioridad me ocuparé del tratamiento que ambos hacen de las protagonistas femeninas de sus obras. Ahora me interesa acercarme a una dimensión más global del paralelismo entre ambas obras, centrándome en aspectos literarios, temáticos y artísticos.

            Una de las influencias más evidentes de Lorca en el teatro de Williams se encuentra en el espacio visual de las acotaciones. Unas acotaciones de extraña meticulosidad en la que no solo se establecen parámetros escénicos sino que poseen un indudable valor literario y que han debido desconcertar a más de un director de escena. El lirismo, la sensibilidad estética  y las cualidades pictóricas de las acotaciones lorquianas están fuera de toda discusión. Como en Williams el autor quiere que el director escénico (y, por tanto, los espectadores de la obra) llegue a respirar el mismo ambiente que él ha imaginado, a oír los sonidos de fondo, a sentir  la fuerza y los matices espirituales  de los colores. Esto hace que las aparentemente imposibles por meticulosas acotaciones sean también enormemente abiertas a todo tipo de puestas en escena.  Los ejemplos son mas que notables. Desde Mariana Pineda Lorca va a hacer gala de una indudable sensibilidad visual para describir los lugares, interiores y exteriores, donde transcurre la acción dramática. Ya la obra misma, su primera gran tragedia, aparece subtitulada como Mariana Pineda. Romance popular en tres estampas y el autor pone el acento en el carácter plástico de las distintas estampas para ambientar la época de un modo a la vez verosímil e irreal, con una gran sutileza cromática que sirve de contraste con los personajes y a la vez los encuadra, que hace evidente del paso del tiempo y da un toque expresionista al fondo. Esto lo podemos ver en el prólogo de Mariana Pineda (“Telón representando el desaparecido arco árabe de las Cucharas y perspectiva de la plaza Bibarrambla en Granada, encuadrado en un margen amarillento, como una vieja estampa iluminada en azul, verde, amarillo, rosa y  celeste sobre un fondo de paredes negras. Una de las casas que se vean estará pintada con escenas marinas y guirnaldas de frutas. Luz de luna. Al fondo, las niñas cantarán con acompañamiento el romance popular”) o en la acotación que introduce la primera estampa (“Casa de Mariana. Paredes blancas. Al fondo balconcillos pintados de oscuro. Sobre una mesa, un frutero de cristal lleno de membrillos. Todo el techo estará lleno de esta misma fruta, colgada. Encima de la cómoda, rosas de seda. Tarde de otoño. Al levantarse el telón...) Colores, contrastes, iluminación, objetos decorativos, estaciones del año  y música, dotan de vida y poder sugestivo  al lugar donde arranca la acción dramática.  En ambos autores las acotaciones no solo tratan de dar indicaciones escénicas sino que a traves de un exhaustivo numero de matices tratan de crear una atmosfera, definir un estado de animo ambiental acorde con o que va a suceder en la obra. Como explica Gwynne Edwards[2] a propósito de la acotación que introduce el primer acto de Bodas de sangre Podemos imaginarnos un amarillo crudo en las paredes desnudas de la cocina como contraste de fono con el negro del vestido de la madre. Al levantarse la Madre aparece sentada probablemente en el primer término de la escena. La combinación de colores y la postura estática de la figura callada de la Madre crean una atmósfera de sombría y recalcitrante melancolía antes de que se haya pronunciado ninguna palabra. Es decir que el decorado nos anticipa las palabras y las acciones que van a seguirse, armonizando en todo momento con ellas”. Esa misma obsesión por el contraste, amplificada por una honda conciencia de sus intenciones estéticas que aparece enunciada en la acotación misma, encontramos en las largas didascalias que sirven de introducción a algunas de las piezas mayores de Williams. Así, por ejemplo, en Verano y humo el autor explica “During the day scenes the sky should be a pure and intense blue (like the sky of Italy as it so faithfully represented in the religious paintings of the Renaissance) and costumes should be selected to form dramatic color contrast to this intense blue which the figures stand against (color harmonies and other visual effects are tremendously important)”.

            La música, los sonidos e incluso los ruidos constituyen otro elemento clave, junto a la gama cromática, los vestidos de los personajes y los contrastes, en las acotaciones destinado a fijar una atmósfera (mood) inconfundible. Los sonidos de jazz, blues y la música negra callejera  formaran parte, a lo largo de toda la acción de Un tranvía llamado deseo, del trasfondo colorista de la obra, aunque quedarán en un segundo plano con respecto a los diálogos intensos y la tormentosa acción dramática (A corresponding air is evoked by the music of the Negro entertainers at a batroom around the corner. In this part of New Orleans you are practically always just around the corner, or a few doors down the street, from a tinny piano being played with the infatuated fluency of brown fingers. This “Blue Piano” expresses the spirit of the life, which goes on here.). Ambos autores compartían la pasión por la música negra que expresaba el lamento y las alegrías de un grupo marginado.

 

Si el modo de abordar las acotaciones o didascalias hace de Lorca y Williams dos casos insólitos en la historia del teatro, no por menos excepcional es menos destacable el paralelismo de ambos en el uso del diálogo dramático. Tanto uno como otro mezclan un descarnado realismo con una elaborada poesía. Ambos destacan en el terreno del semi-monólogo, en el que un personaje tiene un interlocutor en el escenario pero habla en realidad consigo mismo y con el publico,  con ejemplos sublimes como los desgarrados parlamentos de Blanche o Yerma,  aunque sus diálogos breves y sus replicas no son menos brillantes. Ambos mezclan un lo crudo, lo sórdido incluso, con la elevación poética. Y ambos incluyen canciones y fragmentos en verso que comentan la acción en un irónico juego paralelo. Tras su apariencia de espontaneidad hay una meticulosa elaboración que les sirve para definir el carácter y las motivaciones íntimas de los personajes. Los personajes femeninos son en ambos casos creen ser dueños del lenguaje ya que no de las circunstancias materiales y sociales que rigen el mundo. Pero, en muchas ocasiones, descubren que el lenguaje no es siempre su aliado. Su destreza verbal no implica que sus vívidas palabras puedan salvarlos. Ambos dominan el terreno del habla femenina, un terreno devaluado por el canon masculino y relegado, en el terreno social, a una privacidad poco considerada. El hablar de las mujeres en las casas, en los patios, en las estaciones, en el río, en los jardines, esta considerado como una forma de parloteo o chismorreo. Para Lorca y Williams es, no obstante, un lenguaje lleno de sabiduría, complejidad y profundidad, aunque esté equivocado (como ocurre en La casa de Bernarda Alba, donde lenguaje no siempre significa comunicación humana). Como dice Eve Kosofsky Sedgwick “las devaluadas artes del cotilleo han sido inmemorablemente relacionadas en el pensamiento europeo, con los criados, los hombres afeminados y gays y todas las mujeres”.[3]

 

 

            Albertine ya no

 

            Durante mucho tiempo ha dominado en la critica cultural la creencia de que los dramaturgos gays emplean a los personajes femeninos de un modo apropiativo para hablar de sí mismos. Es hora de hacer algunas precisiones al respecto. Espero que mi objeción sirva para aclarar algunos aspectos de esta línea interpretativa que pueden llevar, en ocasiones, a peligrosos malentendidos. En la crítica literaria gay ha proliferado un término, tomado de la prosa y el personaje de Proust, que recibe el nombre de “Estrategia Albertine” y que consistiría en cambiar el sexo de un personaje masculino convirtiéndolo en otro femenino para asi facilitar la enunciación homosexual en la escritura. Esta denominación ha podido ser útil para sacar a la luz a algunos autores que han sido leídos, de un modo cegato y homofobico, como heterosexuales o asexuados (sin ir más lejos, por ejemplo, el propio Proust) llevando a primer término las claves homosexuales de sus textos. Lo que puede ser una herramienta útil de deconstrucción o, cuando menos, relectura de los textos ha acabado convirtiéndose en una losa por la que todo personaje femenino destacado en la obra de un autor gay puede leerse como un gay oculto, como un homosexual disfrazado de mujer o incluso como un travestido. Esta apreciación generalizadora lleva devaluar la sensibilidad de los autores convirtiendo su destreza para caracterizar a personajes femeninos como una consecuencia de su sexualidad que, inevitablemente, se plasma en la escritura y que lleva, en ocasiones, a la caricatura. De este modo cuando el autor habla a través de un personaje femenino está hablando, irremediablemente, de sí mismo. Esta lectura que en principio tenía objetivos antihomofóbicos, de destape de autores encerrados en el academicismo más reaccionario, ha acabo siendo un modo homofóbico de leer los textos de los autores gays, de apreciar su escritura como una incapacidad determinista de hablar de otra cosa que no sea de sí mismos. El propio Tennessee Williams mostró su alarma y sus reservas cuando algunos críticos de los setenta vieron en personajes como Blanche du Bois, hombres travestidos, “homosexuales soñadores y estetas incapaces de vivir en un mundo real”. Esta destreza, casi genéticamente determinada y determinista,  iría unida a una incapacidad para crear personajes masculinos sino como proyecciones homoeróticas, algo obviamente falso (y no creo que sea necesario citar los muchos autores homosexuales que han dibujado extraordinarios caracteres de hombres, empezando por el propio Williams, y en menor medida, el propio Lorca). No podemos ignorar que en la época en que Williams y, sobre todo, Lorca escribieron sus dramas era sumamente difícil, cuando no totalmente imposible, representar personajes gays en el escenario (aunque ambos lo hicieron, de un modo u otro, particularmente Williams en sus últimas obras) y que la posición de las mujeres en la sociedad heteropatriarcal comparte muchos puntos en común de subordinación, depreciación y falta de reconocimiento con los homosexuales masculinos. Las diferencias entre ambos grupos, son no obstante, infinitas. El que los autores sepan expresar la condición de la mujer en la sociedad y en particular en lo referente al amor, el sexo o las relaciones familiares no supone que sus personajes femeninos sean automáticamente gays enmascarados, sino que han sabido incorporar otro punto de vista subalterno con sensibilidad y talento. Las intersecciones entre su propia situación social en contextos represivos, como la Granada burguesa o el Sur religioso e hipócrita,  y la de las protagonistas de sus obras no deben ser entendidas de un modo restrictivo sino como puntos que sirven de enriquecimiento para personajes que no dejan, por otro lado,  de ser personajes femeninos. Esto no quita para que el sexo y el género mismos y su proyección social  puedan ser puesto en cuestión en sus obras, como representación, mascarada o imperativo cultural, por ambos autores.

 

 

            ¿Heroínas o ángeles caídos?

 

            Tanto Williams como Lorca a la hora de crear sus personajes femeninos se inspiran en mujeres que conocieron a lo largo de su vida, y particularmente en sus años de infancia y juventud, y los convierten en personajes (casi arquetipos) de sus tragedias. Ya sus nombres propios constituyen un resumen nada inocente (y, en ocasiones,  paradójico) de su personalidad: Yerma(la esterilidad), Blanche (la pureza), Alma (la espiritualidad), Rosita(la fragilidad, la mutabilidad).  Las mujeres andaluzas o del profundo Sur estadounidense les sirven de inspiración para la creación de sus caracteres. El propio Lorca confiesa haberse inspirado en un personaje real para la protagonista de La Casa de Bernarda Alba. En palabras del propio Lorca “Hay, no distante de Granada, una aldehuela en la que mis padres eran dueños de una propiedad pequeña: Valderrubio. En la casa vecina y colindante a la nuestra vivía “Doña Bernarda”, una viuda de muchos años que ejercía una inexorable y tiránica vigilancia sobre sus hijas solteras. Prisioneras privadas de todo albedrío, jamás hablé con ellas; pero las veía  pasar como sombras, siempre silenciosas y siempre de negro vestidas. Ahora bien – prosigue-: había en el confín del patio un pozo medianero, sin agua, y a él descendía para espiar a esa familia extraña cuyas actividades enigmáticas me intrigaban. Y pude observarlas. Era un infierno mudo y frío en el sol africano, sepultura de gente viva bajo la férula inflexible de cancerbero oscuro. Y así nació – La casa de Bernarda Alba, en la que las secuestradas son andaluzas, pero que, como tú dices, tienen quizá un colorido de tierras ocres más de acuerdo con las mujeres de Castilla”.

            Williams se inspiró en varias mujeres del Sur, solteras o viudas sin suerte, venidas a menos o arruinadas, procedentes de una rancia aristocracia anclada en los recuerdos de tiempos gloriosos para el personaje de Blanche en Un tranvía llamado deseo. Un personaje en cuyo nombre, como en el apellido de las Alba, se hace una referencia nada inocente a la pureza, una pureza torcida por la presión social, el paso del tiempo y la situación psicológica de los personajes. Así mismo el dramaturgo se inspiró de un modo dolorosamente autobiográfico en su madre y su hermana Rose para los personajes de Amanda y Laura en El zoo de cristal, en la que el mismo se autorretrata como Tom, el joven poeta. La tragedia de su hermana Rose, recluida en un sanatorio mental y sometida a una lobotomía, tiene ecos en los personajes desequilibrados o neuróticos de Un tranvía llamado deseo o De repente, el ultimo verano, dos obras sobre la locura, la sociedad, las relaciones familiares y la sexualidad. Como ocurre con la Maria Josefa de La casa de Bernarda Alba, la locura es la escapatoria a una realidad insoportable y a la vez todo aquello que la sociedad quiere ocultar.

            El personaje Lorquiano de Rosita es a la vez un reflejo de las muchas solteras, en España llamadas despectivamente “solteronas”, caídas en desgracia, que Lorca conoció en Granada y un reflejo de la soledad y el asilamiento social al que le condujo, en ocasiones, el hecho de ser gay.  Como las solteras, consideradas improductivas y abandonadas por la sociedad, los homosexuales fueron personajes marginales dentro del mundo burgués granadino que llegó a definir a Lorca como “El maricon de la parajita”. Del mismo modo Williams expone los problemas de la vida homosexual clandestina al hacer que sus personajes se vean divididos entre la pureza y la pasión, la carne y el espíritu. Como Blanche, Williams compartió intimidad con desconocidos en lugares varios de Nueva Orleáns y como ella se vio obligado a ocultar la verdadera naturaleza de su sexualidad para no ser destruido o rechazado.

            El personaje de Doña Rosita, como muchos otros personajes de Williams, es  una mujer que debe esperar la iniciativa masculina (la llegada de los pretendientes, tal y como dice Amanda en El zoo de cristal), una joven que no esta preparada para ponerse al mismo nivel de los hombres y que se ve relegada por la sociedad a un papel pasivo, expectante y sumiso. Modeladas al modo del romance heterosexual muchos personajes femeninos de ambos autores se convierten en eternas solitarias,  a la espera del amor redentor, de un príncipe azul que nunca llega. La espera erosiona su carácter, frustra sus ilusiones vitales y se acaban convirtiendo en caricaturas de sí mismas, señaladas por la sociedad como fracasadas en su papel de esposas y mujeres mismas. Lorca despliega los mecanismos del melodrama al mostrar como en Dona Rosita los personajes se marchan apesadumbrados de la casa, llenos de recuerdos a la vez hermosos, entrañables  y tristes de lo que dejan atrás. La ruina, el expolio y el sentimiento de fracaso existencial  acompañan su “huida”.  Tanto en la obra de Lorca como en la de Williams apreciamos la sombra de Anton Chejov, otro creador de interesantes caracteres femeninos, a la hora de aproximarse con una delicada mezcla de ironía y desesperanza a las consecuencias erosivas del paso del tiempo sobre los núcleos familiares o los sujetos individuales. Hay un sentido de fatalidad en la manera en que el tiempo desgasta las ilusiones, convirtiéndolas en espectros, debilita las esperanzas y hace amargos los recuerdos felices.  En Dona Rosita la soltera pero tambien El zoo de cristal o Verano y humo de Williams los autores enfatizan el sentimiento de pérdida que dejan en el lector / espectador. Los decorados, los objetos, el color de los vestidos y la iluminación, tal y como aparecen descritos en sus acotaciones, son herramientas escénicas que ayudan a reforzar esa sensación de abandono, de cambio, de destrucción.

 

 

                                                                                                            Eduardo Nabal

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Basta citar algunos textos introductorios de ambos autores a obras como La Batalla de los Ángeles o La zapatera prodigiosa y algunas de las conferencias sobre el teatro pronunciadas por Lorca a lo largo de su vida para darnos cuenta de que ambos autores creían en un teatro más puro y alejado del mundo burgués y las presiones financieras. Ambos reivindicaban el carácter popular y anárquico del espíritu del teatro, su contacto con la gente. Seguramente ambos autores, y en particular Lorca, quisieron escribir obras mucho más iconoclastas y menos académicas que aquellas con  las que triunfaron en los escenarios.

[2] Edwards, Gwynne. El teatro de Federico García Lorca. Editorial Gredos. Biblioteca Románica Hispánica. Madrid, 1983.

[3] Kosofsky Sedgwick, Eve. Epistemología del armario. Ediciones La Tempestad. Barcelona, 1998.

El efecto Forer

El efecto Forer

El efecto Forer (también llamado falacia de validación personal o el efecto Barnum, por P. T. Barnum) es la observación de que los individuos darán aprobación de alta precisión a descripciones de su personalidad que supuestamente han sido realizadas específicamente para ellos, pero que en realidad son generales y suficientemente vagas como para ser aplicadas a un amplio espectro de gente. El efecto Forer puede proveer una explicación parcial para la aceptación de algunas pseudociencias, tales como la astrología, la grafología y la adivinación del futuro.

Demostración de Forer

En 1948, el psicólogo Bertram R. Forer dio a sus estudiantes un test de personalidad, y luego les dio un análisis de su personalidad, supuestamente basado en los resultados del test. Invitó a cada uno de ellos a evaluar el análisis en una escala de 0 (muy pobre) a 5 (excelente) según se aplicara a ellos: el promedio fue de 4.26. Luego les reveló que a cada estudiante se le había provisto del mismo análisis:

Tienes la necesidad de que otras personas te quieran y admiren, y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad, generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad sin usar que no has aprovechado. Disciplinado y controlado hacia afuera, tiendes a ser preocupado e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes defraudado cuando te ves rodeado de restricciones y limitaciones. También estás orgulloso de ser un pensador independiente; y de no aceptar las afirmaciones de los otros sin pruebas suficientes. Pero encuentras poco sabio el ser muy franco en revelarte a los otros. A veces eres extrovertido, afable, y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, precavido y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser poco realistas.

Forer había ensamblado este texto de distintos horóscopos.

Variables que influencian el efecto

Estudios posteriores concluyeron que los sujetos dan una evaluación más alta si se dan las siguientes características:

  • el sujeto cree que el análisis se aplica sólo a él
  • el sujeto cree en la autoridad del evaluador
  • el análisis enumera mayormente atributos positivos

Ver (Dickson and Kelly 1985) para una revisión de la literatura.

La promiscuidad se lee en el rostro

La promiscuidad se lee en el rostro
ROSA M. TRISTÁN

MADRID.- Con sólo mirar a la cara, un pretendiente puede averiguar si a la otra persona es proclive a tener una relación sexual esporádica o si, por el contrario, sólo está dispuesta a emparejarse tras un periodo de flirteo más bien largo. Los rasgos de la cara son, también en esto, el espejo del alma, sexual, según una investigación realizada por equipos de tres universidades británicas (Durham, Aberdeen y St. Andrews).

A tenor de los resultados de su trabajo, los hombres prefieren, en general, a las mujeres que están abiertas a las relaciones sexuales a corto plazo, mientras que ellas se sienten más interesadas en los hombres que podrían dar lugar a una relación duradera.

Pero ¿cómo se sabe si se acierta al primer vistazo? Pues porque, según este estudio, las mujeres más proclives a las relaciones esporádicas son las que se perciben como más atractivas, mientras que los varones promiscuos son reconocibles porque tienen unos rasgos faciales muy masculinos, como pueden ser una mandíbula cuadrada, la nariz grande o los ojos pequeños.

Los varones con estas características son percibidos por las féminas como menos fieles, y por tanto peores padres para las futuras criaturas.

Parte del estudio, cuyas conclusiones se han publicado en la revista ’Evolution and Human Behavior’, se realizó en Durham con 700 voluntarios heterosexuales. A todos ellos les pidieron que adivinaran las actitudes en las relaciones sexuales del sexo opuesto mirando fotografías de unos veinteañeros, a quienes previamente se les había interrogado sobre sus preferencias.

En una primera muestra, con 172 participantes, el 72% logró identificar correctamente las imágenes con el nivel de promiscuidad, si bien preguntas adicionales daban a entender que sus primeros juicios no siempre eran fiables.

«Nuestros resultados sugieren que aunque hay personas que pueden identificar la estrategia sexual de otras con sólo mirarlas, son señales muy sutiles de las que no siempre están seguros», señala la psicóloga de Durham Lynda Boothroyd, una de las autoras.

Dado que la preferencia por un tipo de rostro u otro era clara, los científicos concluyen que hay impresiones iniciales que ayudan a elegir a los compañeros potenciales, aunque esa elección puede cambiar cuando se profundiza en el conocimiento o con la edad.

Mejor no presumir

David Perrett, de St. Andrews, considera que «mientras la cara tenga impresas las señales sobre la actitud sexual, los hombres no deberían presumir de cualquier tipo de relación si lo que les importa es la elección de las mujeres. De hecho, los promiscuos les resultan poco atractivos para relaciones largas y también para las cortas».

Los resultados del trabajo no sorprenden al paleoantropólogo Manuel Domínguez-Rodrigo, de la Universidad Complutense: «Los rasgos físicos muy masculinos están relacionados con una mayor proporción de testosterona y ya se sabe que los individuos con más testosterona son más promiscuos, por lo que no extraña que se pueda percibir con una base física».

Respecto a las relaciones, señala que en los machos evolutivamente la promiscuidad ha sido la norma, mientras que las hembras necesitaban una pareja duradera para sacar adelante la progenie «por lo que buscan machos que puedan comprometerse». «No obstante, ellas eligen a los promiscuos (más atractivos) en las ocasiones en las que sólo desean sexo», asegura el investigador español.

Los sonidos de la naturaleza

Enero es la totovía aflautando y el zorro tauteando.
Febrero es el mirlo mirleando y el cárabo ululando.
Marzo es la golondrina trisando y el mochuelo maullando.
Abril es la cigüeña blanca crotoreando y el autillo silbando.
Mayo es la perdiz roja ajeando y el ruiseñor concertando.
Junio es la rana común croando y el grillo estridulando.
Julio es la tórtola zureando y el corzo ladrando.
Agosto es la chicharra garliendo y todos los demás callando.
Septiembre es el rabilargo crocitando y el ciervo bramando.
Octubre es el petirrojo resucitando y el ganso pasando.
Noviembre es la grulla gruyendo y los patos parpando.
Diciembre es el lobo otilando y la becada, la becada es silencio.

Sir Francis Burton

Sir Francis Burton El primer medidor de penes mundial.
31 de marzo.- Me encanta leer las revistas que las compañías aéreas ofrecen a los pasajeros en sus aviones. Sí, las que acompañan a la bolsa de los vómitos y las instrucciones de seguridad, en el bolsillo delantero del asiento. Ah, y ahora también podemos encontrar el menú con los precios de los panchitos y la coca-cola, porque ya no los dan gratis... (daños colaterales del 11-S, en serio).
Hay personas que las ojean con cierto desdén o mucha desgana. Ya, la letra impresa, aunque vaya acompañada de fotos a todo color de destinos paradisíacos, suele impresionar mucho en nuestro país.
También es cierto que los viajeros habituales, como los usuarios diarios (que los hay) o semanales del puente aéreo, no suelen entusiasmarse con estas publicaciones, básicamente porque tienen una periodicidad mensual y, la verdad, al cabo de dos vuelos, ya te las sabes de cabo a rabo, ya no te sorprende lo maravillosamente grande que es Kazajstán en un mapamundi y te sabes de memoria todas las rutas que ofrece la línea aérea en cuestión, así como su flota.
Yo suelo leer estas revistas corporativas con absoluta fruición y de pe a pa. No sólo por compañerismo periodístico, que también, sino porque suelen ser fuente de inspiración en más de una ocasión. El otro día, gracias a la revista ’Spanorama’, de Spanair, claro, en su sección ’Grandes viajeros’, descubrí la figura de Sir Francis Burton, un personaje de importancia histórica con todas las de la ley.
Este caballero, militar, aventurero, explorador y un largo etcétera, fue el primer ciudadano occidental en conseguir entrar en La Meca, en 1853, además de traducir al inglés ’Las mil y una noches’ y nada más y nada menos que el Kama Sutra. Burton fue uno de los personajes más controvertidos de la era victoriana precisamente por su interés en la sexualidad humana, algo que en pleno apogeo del puritanismo le creó más de un problema.
Durante sus expediciones por África u Oriente Medio, Burton solía mostrar un inusual interés en la sexualidad. En sus cuadernos de viaje anotaba las costumbres y técnicas sexuales de los diferentes pueblos con los que contactaba, dando a entender en más de una ocasión que había participado en algunos de ellos, para escándalo de sus conciudadanos.

Y dale con el tamaño...
Por si esto fuera poco en aquella época, al mismo tiempo que intentaba encontrar dónde nacía el río Nilo, también se encargó de hacer mediciones de la longitud de los penes de los habitantes de varias regiones por las que pasó en sus expediciones. En este sentido, podríamos decir que este hombre fue un verdadero pionero de la sexología. Sin duda, sus métodos y sus fines siguen siendo muy llamativos, especialmente por lo que respecta al tema del tamaño del pene, sin embargo no podemos dejar de lado que, por puro falocentrismo histórico, éste es uno de los temas estrella del estudio de la sexualidad humana.
Desde que Sir Francis Burton recorrió la sabana africana armado de una cinta métrica ha llovido muchísimo, pero los estudios sobre el tamaño del pene se han sucedido sin parar. Alfred Kinsey, el padre de la sexología moderna, incluyó en su famoso Informe publicado en 1948 una clasificación general de la población masculina mundial extrapolando los datos obtenidos tras el estudio y la observación de 2770 hombres. El promedio de su investigación arrojó los siguientes datos:
- Pene pequeño (menos de 14 centímetros de longitud), 28’3%
- Pene mediano (entre 15 y 17 centímetros) 50’3%
- Pene grande (entre 18 y 20 centímetros), 15’2%
- Pene enorme (más de 20 centímetros), 6’2%
Posteriores estudios realizados arrojan unos datos que no difieren demasiado de los aportados por el Informe Kinsey. O sea, que en la mayoría de los casos, el pene tiene una longitud que oscila entre los 13 y los 15 centímetros. Hay que tener en cuenta que, cuanto más pequeño es un pene, más suele crecer en el momento de la erección. Un pene fláccido de menos de 7’5 centímetros incrementa su tamaño en un 260% en el momento de la erección. En el caso de los penes que exceden esos 7’5 centímetros de referencia, el aumento sólo es del 165%. Cuestión de justicia divina, sin duda.

El MUndo

Musk

Musk


En el mundo de la perfumería, la palabra musk es una palabra mágica. Es una esencia de origen animal, un olor cálido, dulce y que perdura en el tiempo. Originalmente, la esencia era extraída de las glándulas de los ciervos de Tíbet, China y Nepal. Este aroma provoca la atracción sexual en las hembras y es por ello considerado como un perfume erótico. El extracto de origen animal ha sido actualmente sustituido por sus derivados sintéticos, con el fin de evitar la extinción del ciervo, sin por ello afectar a la calidad del perfume. Pese a todo, los orígenes del musk siguen rodeados de mitos y leyendas.Al final de los años 60, aires de cambio soplaron a lo largo y ancho del mundo. Los jóvenes comenzaron a levantarse frente a las reglas de las generaciones anteriores. La música cambió, las costumbres cambiaron, la moda cambió. Las nuevas generaciones, empezando desde Estados Unidos e Inglaterra, abrazaron filosofías orientales en búsqueda de formas de vida más sencillas y naturales. Este nuevo estilo de vida se reflejó también en las fragancias. Las nuevas generaciones ya no querían las fragancias sofisticadas de sus padres, sino fragancias sencillas cuyas raíces se basaban en la cultura oriental. La mitologíaLa Medicina Oriental en China, India, Arabia y Japón atribuye muchas propiedades al Musk natural. Los efectos afrodisíacos de la misma han sido los más enfatizados en el sector de la perfumería. La leyenda del Musk reside en la mitología Hindú. El demonio Pulaka, después de haber sufrido un largo y estricto castigo bajo el aspecto de un antílope, recibió como recompensa de Shiva la capacidad de emanar un perfume muy intenso. A partir de este momento, Pulaka, gracias a su maravilloso perfume, comenzó a seducir a las mujeres de los dioses, rompiendo así las reglas religiosas y morales. Shiva le ordenó entonces abandonar su cuerpo demoníaco pero le concedió permiso para conservar el perfume que actualmente se conoce como musk. Este nombre "musk" proviene del sánscrito "mrgamada", y significa "Esencia amorosa de antílope". La emperatriz Josefina, esposa de Napoleon, adoraba los perfumes y especialmente el Musk, y lo usaba abundantemente para seducir a su esposo pese a las numerosas protestas de éste. Josefina pertenecía a un grupo de jóvenes vanguardistas llamados "Les Muscadins" por su pasión por el musk.

Codificación de la homosexualidad en Irán

Codificación de la homosexualidad en Irán

Código Penal Islámico de Irán de 1991

Parte 2: Castigo por sodomía

Capítulo 1: Definición de sodomía

• Artículo 108: Sodomía es la relación sexual con un hombre.

• Artículo 109: En caso de sodomía, tanto el sujeto activo como el pasivo serán condenados al castigo.

• Artículo 110: El castigo para al sodomía es la muerte; el juez de la Sharia decide como se procederá a dar muerte a los culpables.

• Artículo 111: La sodomía será castigada con la muerte si ambos sujetos, el activo y el pasivo, son maduros, mentalmente saludables y capaces de decidir por si mismos.

• Artículo 112: Si un hombre maduro y mentalmente saludable tiene relación sexual con una persona inmadura, el que cometió el acto será ejecutado y el pasivo recibirá un castigo menor, consistente en 74 latigazos, si no fue obligado mediante coacción a cometer el acto.

• Artículo 113: Si una persona inmadura tiene relación sexual con otra persona inmadura, ambos recibirán un castigo menor, consistente en 74 latigazos, a menos que uno de ellos hubiera sido obligado mediante coacción a cometer el acto.

Capitulo 2: Maneras de probar la sodomía ante la corte

• Artículo 114: Confesar cuatro veces el haber cometido sodomía. El castigo se aplicará al que confiesa.

• Artículo 115: Una confesión (de haber cometido sodomía) hecha menos de cuatro veces no será objeto de castigo mayor pero el que confesó recibirá un castigo menor (Ta’azir).

• Artículo 116: Una confesión es válida sólo si el que confiesa es maduro, mentalmente sano, tiene voluntad e intención.

• Artículo 117: El testimonio de cuatro hombres virtuosos que podrían haber observado el acto, prueba la sodomía.

• Artículo 118: Si menos de cuatro hombres virtuosos testifican, no se prueba la sodomía y los testigos serán castigados por acusación maliciosa (Qazf).
• Artículo 119: El testimonio de mujeres, ya sea solas o junto con el de un hombre, no prueba la sodomía.

• Artículo 120: El Juez de la Sharia puede actuar de acuerdo a lo que haya podido conocer siguiendo los métodos de la costumbre.

• Artículo 121: El castigo para dos hombres que se frotan entre si los músculos o las nalgas o realizan un acto similar (Tafhiz) en el que no haya penetración será de 100 latigazos para cada uno.

• Artículo 122: Si el acto de Tafhiz se realiza tres veces sin haber penetración y ha habido castigo en esas tres ocasiones, en la cuarta ocasión el castigo será la muerte.

• Artículo 123: Si dos hombres sin lazos de consanguinidad yacen juntos y desnudos bajo una manta, sin haber necesidad de que lo hagan, ambos recibirán un castigo menor de hasta 99 latigazos.

• Artículo 124: Si un hombre besa a otro con lujuria, recibirá un castigo menor de 60 latigazos.

• Artículo 125: Si el que comete Tafhiz o actos similares, o un hombre homosexual, se arrepiente antes de que los testigos den su testimonio, su castigo será revocado; si se arrepiente después de que se dieron los testimonios, el castigo no se revocará.

• Artículo 126: Si un hombre se arrepiente luego de habérsele probado que cometió sodomía o Tafhiz, el Juez de la Sharia puede solicitar al Valie Amr que lo perdone”

Parte 3: Lesbianismo

• Artículo 127: Mosaheqeh (lesbianismo) es la homosexualidad de quienes son genitalmente mujeres.

• Artículo 128: Las maneras de probar el lesbianismo son las mismas que en el caso de la homosexualidad masculina.

• Artículo 129: El castigo por lesbianismo es de 100 latigazos a cada parte involucrada.

• Artículo 130: El castigo por lesbianismo se establecerá tomado en cuenta que las involucradas sean maduras, mentalmente saludables y tengan libre voluntad e intención.
• Nota: En el caso del lesbianismo, no se hará distinción entre quien hace y quien se deja hacer, ni tampoco si las involucradas son o no musulmanas.

• Artículo 131: Si el acto de lesbianismo se realiza tres veces y ha habido castigo en esas tres ocasiones, en la cuarta ocasión el castigo será la muerte.

• Artículo 132: Si una lesbiana se arrepiente antes de que los testigos den su testimonio, su castigo será revocado; si se arrepiente después de que se dieron los testimonios, el castigo no se revocará.

• Artículo 133: Si el acto de lesbianismo es probado por la confesión de una de las involucradas y ésta se arrepiente, el Juez de la Sharia puede pedir al Valie Amr que le otorgue el perdón.

• Artículo 134: Si dos mujeres sin lazos de consanguinidad yacen juntas y desnudas bajo una manta, sin haber necesidad de que lo hagan, ambas recibirán un castigo de menos de 100 latigazos (ta’zahir). Si se repiten los actos el castigo será de 100 latigazos en la tercera oportunidad.

Link. http://www.ilga.org/statehomophobia/Homofobia_de_Estado_ILGA_07.pdf

Sinestesia

Sinestesia Esta imagen se usa en un test para demostrar que el ser humano no asigna los sonidos a los objetos arbitrariamente. El test es el siguiente: imagine que una tribu remota llama a una de estas dos formas Booba y a la otra Kiki. Trate de adivinar cuál es cuál.

Debajo aparece la respuesta en español






En un experimento psicológico ideado por Wolfgang Köhler, se pide al sujeto que diga cuál de estas figuras se llama Booba y cuál Kiki. Del 95% al 98% de la gente le asigna el nombre Kiki a la figura angular naranja y Booba a la figura redondeada violeta.

Se piensa que esto tiene implicaciones en el desarrollo del lenguaje; es decir, que el mecanismo de poner nombres a los objetos no es totalmente arbitrario. Otra explicación sería que la forma redondeada suele recibir el nombre de Booba porque los labios forman una figura redondeada para producir el sonido. En cambio, los labios forman una figura más angulosa al pronunciar Kiki. Además, el sonido de las K es más forzado que el de las B.
Por otra parte, en el alfabeto romano, las letras B, o y a tienen una forma más redondeada que K e i.

Refranes

¿Joseph Albaiges me permitirá usar su recopilación de refranes cultos con los que se divertían los estudiantes de cierta época gongorizándolos?




A solípedo objeto de un obsequio no le periscopees el incisivo:

A caballo regalado no le mires el diente.

A fonemas emitidos por laringes inconscientes, trompas de Eustaquio en estado letárgico:

A palabras necias oídos sordos.

A irreprimibles deseos de deglutir bolos alimenticios, no existe masa almidonosa panificada que ocupe elevados lugares en la escala de Mohs:

A buen hambre no hay pan duro.

A perturbación ciclónica en el seno ambiental, rostro jocundo:

A mal tiempo, buena cara.

Congregación de empresarios ganaderos, res ovina fenecida:

Reunión de pastores, oveja muerta.

El rumiante caprino propende de forma temporalmente ilimitada al accidente orográfico:

La cabra siempre tira al monte.

H2O que no has de ingurgitar, permítele que discurra por su cauce:

Agua que no has de beber, déjala correr.

La ausencia absoluta de percepción visual torna insensible al órgano cardíaco:

Ojos que no ven, corazón que no siente.

No existe adversidad que por sinecura no se trueque en el devenir de las cosas:

No hay mal que por bien no venga.

No se encuentra la oquedad termogeneradora para manipulaciones reposteriles:

No está el horno para bollos.

Ocúpate de la alimentación y educación de aves córvidas, y éstas te extirparán las córneas, el iris y el cristalino:

Cría cuervos y te sacarán los ojos.

Preferible es bípedo volador en cavidad carpometacarpiana que 10 a la 2 surcando las etéreas regiones:

Vale más pájaro en mano que ciento volando.

Trasládeme yo a temperatura debidamente confortable, y demuestre visual y acústicamente el vulgo su regocijo:

Ande yo caliente y ríase la gente.