Blogia
ladymarjorie

Tom Sizemore

Tom Sizemore Siguiendo el rastro de Rob Lowe, Daniel Ducruet, Pamela Anderson o Colin Farrell, ahora le toca al secundario de Salvar al soldado Ryan


La distancia que nos separa de las deidades mediáticas, con todo su glamour y la clase que se les atribuyen, se volatiliza en la mayoría de casos al verlos en vídeos caseros fornicar como perros en celo. Nada nuevo bajo el sol. Hace muchas décadas F. Scott Fitzgerald relató las correrías de la creme de la creme de la sociedad.

Iniciamos la primera entrega de una serie de pequeños reportajes donde desvelamos la faceta más perversa del famoseo, sin duda, la más interesante.

¿Qué haces Porno? ¡Estás acabado!

La vida de Bob Crane parece haber sido orquestada por un inquisidor moralista destinada a escarmentar, ahuyentar y prevenir a futuras generaciones. En la película biográfica Desenfocado (Paul Schrader, 2002), el joven Bob, un actor en ciernes de la década de los 60’s, marido ejemplar y oscuro objeto del deseo para toda una generación de adolescentes, descubre por casualidad unas fotos picantes que le cambian la vida. Tras una alegre temporada realizando sus cintas domésticas aprovechándose del furor uterino de sus fans, el protagonista entra en una espiral de sexo y drogas que acaba con su carrera y con su familia.


Sin duda, aquellos fueron tiempos difíciles para la muchedumbre onanista. Las fantasías se ilustraban a base de fotografías, versiones menores del celuloide e incluso, en último extremo, se recurría a los comics. En todo caso, había que echarle mucha imaginación.

El caso de Bob Crane fue bastante sangrante, un aviso para navegantes. La pornografía se la demoniza de manera similar a las drogas. Primero te seduce, después te atrapa y finalmente acaba contigo. De hecho, la industria pornográfica parece haberse convertido en el cementerio de elefantes de figuras, con mayor o menor notoriedad, cuya carrera parece haber llegado a su ocaso.

Hace pocas semanas Mike Tyson estuvo a un tris de aceptar una proposición para convertirse en estrella porno que le ofreció primero Jenna Jameson y la compañía Zero Tolerance después. Al final, los asesores del amiguito de los paparazzis consiguieron meterlo en vereda. De momento El Potro de Vallecas no tiene aspirante que le arrebate el título.
¡Cómo te lo montas Tom!

Se avecina el último pelotazo pornográfico a cargo de Tom Sizemore, cotizado secundario habitual en superproducciones de Hollywood. Como ciertos cortos caseros protagonizados y dirigidos (es un decir) por él mismo ya circulan por internet, Tom aceptó comercializarlos, embolsándose un porcentaje sobre el volumen de ventas.

Vivid ha recopilado los sets bajo el título The Tom Sizemore Sex Scandal, donde se incluye “la escena secreta que no puedes encontrar en ninguna parte”, en clara alusión a los internautas más espabilados. Es previsible un éxito mayor que el anterior hit de Pamela Anderson, pues sólo con las reservas realizadas previas al estreno el 19 de octubre ya se han alcanzado las 10.000 copias.

En los 70 minutos de metraje se lo monta con distintas mujeres, entre las que se encuentran una parte de su selecto harén particular (¿alguna de éstas se animará a llevarlo a juicio?), un comité de bienvenida que lo acompaña allá donde vaya. Parece que este ¿ex?actor de películas convencionales pretende, pasándose una temporada en el lado oscuro del celuloide, exorcizar sus problemas con la justicia tras violar la libertad condicional (por consumo de drogas) que le habían impuesto en la condena por malos tratos a Heidi Fleiss, su exnovia y proxeneta de lujo conocida como Hollywood Madam.

Los interesados en los chismes disfrutarán de lo lindo con los extras del dvd, elaborado a partir de unas confesiones de Tom donde detalla los pormenores de su relación con Heidi, así como una descripción exhaustiva de una noche de sexo desbocado junto a Paris Hilton.

En lo referente al sexo, Tom se muestra como un verdadero somelier en el arte del cunilingus. En uno de los cortos le deja la entrepierna a una jovencita como los chorros del oro. Sexo regado con nata y alcohol (¡cuánto cuesta tremparse borracho! ¿verdad Tom?), mucho consoladores, lésbisco, pequeñas orgías… No hay mucha transgresión, no obstante Tommy se esmera en satisfacer a sus amiguitas.

Pero que nadie se engañe. La peli es mala hasta decir basta. Todos sabemos a lo que nos exponemos ante un bodrio infumable como éste. La cámara se emplea básicamente de dos maneras. Una parece manejada bajo los efectos de un terremoto escala 15. La otra, situada aleatoriamente en cualquier rincón de la habitación, resulta más estática que las neuronas de Jesulín de Ubrique.

Salvando algunas gloriosas excepciones, así son la mayoría de las homemovies de las celebridades. Da igual, el morbo malsano manda. La distancia entre el cielo y la tierra se acorta.

Por Sergio Rubio

0 comentarios