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LOS CAMINOS QUE CONDUCEN AL OSCAR. La lógica americana


PABLO O. SCHOLZ

Hay un chiste que circula por Hollywood. Afirma que cuanta más gente emplea una película, mayor es la posibilidad de que se llene de nominaciones y gane el Oscar. La historia sugiere que esto es algo más que un chiste.El año de American Beauty resultó la más nominada, con ocho candidaturas, y por ello fuela gran candidata. Ahora, ¿tiene algo en común American Beauty con otras grandes nominadas de la historia?Lejos está de la proporción épica de auténticos clásicos como Ben-Hur o Lo que el viento se llevó o la magnificencia de El último emperador y Amadeus. A las que se acerca es a las historias más intimistas y familiares, sin que la familia funcione como una oda al sistema de vida americano. Todo lo contrario.Hubo un tiempo en el que las historias de entrecasa se llevaban el Oscar. Fue cuando Hollywood volteó a mirar hacia Europa, a fines de los controvertidos 70, y comenzó a imitarla, adaptando historias sensibles sin gran esfuerzo de producción. La época intimista la inauguró Annie Hall, de Woody Allen, no precisamente un filme de Hollywood, en 1977, y prosiguió con los éxitos de Kramer vs. Kramer (1979) sobre Apocalypse Now, Gente corriente (1980) ante Toro salvaje, hasta La fuerza del cariño (1983).A diferencia de los críticos de la Costa Este, a los californianos no les molesta el sueño americano, porque se ven, claramente, como beneficiados de él. Que Rocky ganara como mejor película a Taxi Driver, Network y Todos los hombres del presidente obedece a que la historia del muchacho que por propios medios alcanza su sueño, es un sueño que muchos en Hollywood entienden ha sido el suyo.Se sabe: la Academia premia aquello que ilumina la condición humana. Sir Richard Attenborough, por caso, en su discurso de agradecimiento por el Oscar a Gandhi, dio a entender que el premio era un gran paso para promover la paz mundial. Y lo dijo en serio.Pero ¿American Beauty ilumina, como le gusta a la Academia, la condición humana? Trata de una familia en apariencia normal, pero en verdad destrozada, que enfrenta la realidad cuando el padre se enamora de la amiga de su hija adolescente, la madre se revuelca con su competidor en la venta de bienes raíces y la hija expresa su odio y vergüenza hacia su padre, al punto de desear su desaparición. Es un filme duro, ácido y sarcástico, bien de la época. Si Hollywood quiere marcar tendencias y decir por dónde le gustaría seguir...A partir del anuncio de las nominaciones las productoras comienzan una carrera contra el tiempo. Saben que tienen menos de seis semanas de publicidad gratuita que aprovechar. Es que hasta la ceremonia las cinco postulantes tendrían iguales chances matemáticas para ganar el Oscar bien cierto que no es así. Hay axiomas, reglas no escritas que dan indicios. Para los incrédulos, aquí van las pistas:
AXIOMA 1. Consigue el mayor número de nominaciones en febrero y, en marzo, te llevarás al Oscar. La película más nominada ha ganado en el 48 % de las veces. En los últimos diecisiete años sólo una vez no sucedió: Bugsy perdió, y ganó El silencio de los corderos. La película con Jodie Foster y Anthony Hopkins, atención, se llevó los cinco Oscar principales (película, dirección, actores, guión)
AXIOMA 2. Si consigues el favor del público, difícilmente obtengas el de la Academia. Son contadas con los dedos de una mano las películas taquilleras que, a la vez, ganaron la estatuilla. Las excepciones: al grito de Soy el rey del mundo, James Cameron festejó su Oscar por Titanic, que recuadó 600 millones de dólares sólo en los Estados Unidos. Tres años antes, Forrest Gump repetía el doblete con 329 millones.
AXIOMA 3. Si Billy Crystal en su entrada al escenario parodia tu película, ve repasando tu discurso de agradecimiento. Apareció atado y con la máscara de Hannibal Lecter cuando ganó El silencio..., el año que nadie daba un dólar por el filme con Foster y Hopkins. Y lo hizo con Bailando con lobos, entrando a caballo.
AXIOMA 4. Si anuncian que tu película ganó el mejor guión, ajústate el moñito. En los últimos treinta años, sólo
seis veces no hubo coincidencia. El Oscar a la mejor edición solía ser otro indicio, con la bendición de que era más prematuro (se entrega promediando la ceremonia), pero últimamente dejó de ser un buen síntoma.
AXIOMA 5. La ganadora debe transcurrir en tiempo pasado. Sólo dos de las últimas quince ganadoras (Rain Man y El silencio de los corderos) situaron su historia en el presente.
AXIOMA 6. Si tu película fracasó, olvídate del discurso, la limusina y el Oscar. El que se cumple a rajatabla. La Academia no premia fracasos económicos.
AXIOMA 7. Si quieres ganar, mejor que tengas algún actor protagónico nominado. En los últimos 40 años, sólo 5 que no lo tuvieron ganaron: Amor sin barreras, Carros de fuego, Platoon, El último emperador y Corazón valiente.
AXIOMA 8. Si tu película ganó el Globo de Oro, ve con tranquilidad. Aunque cuestionados, los premios de la prensa extranjera en Hollywood por lo general premian lo que las prestigiosas asociaciones de críticos de los EE.UU. eligieron antes. En los últimos veinte años pifiaron tres veces, como cuando eligieron Perfume de mujer y no Los imperdonables.
AXIOMA 9. Las comedias pierden. Nueve sobre setenta y uno no da un buen promedio. Figuran Sucedió una noche, El apartamento y El golpe. No valen como comedias aquellas con humor, pero en la que la protagonista muere de cáncer, como La fuerza del cariño.
AXIOMA 10. La duración estándar de la mejor película es de dos horas y media. Sólo dos ganadoras en la historia duraron menos de 100 minutos, Dos extraños amantes y Conduciendo a Miss Daisy.

(artículo rescatado de 1999)

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