Leo Peixoto el animal mas bello de la tierra poema de Oscar Portela
Un felino agazapado entre entre los árboles, un animal feroz y fabuloso, una leyenda surgida de la espuma del deseo carnal que arde en los sueños, tu perfección feroz de zarpa y duelo, la osadía de ser parte de un duelo en el cual tu como Fénix llevas tesoros guardados en tus fauces de tigre y semental, el más hermoso habitante de todos los deseos:
¿Quien habla por tu espina dorsal y por tu frente, por tus piernas dinteles de tobillos con ajorcas doradas del mítico misterio que se ahoga en la cintura escultural que alza el tórax más perfecto que conoce el escultor fecundo en su elemento, fascinado por ti vertiginoso, como la fuente pura de tu frente y tu rostro de enigma y de misterio, Leo Peixoto,
tigre y sombra que el poeta teme nombrar para evitar el profanar los templos, sellados por los dioses que alimentan la escarpada cabeza con que embistes y rompes el equilibrio del hexámetro, oh tú,Leo Peixoto el animal del lujo y la fiereza?.
Leo Peixoto que seduce y mata a quien mira sus ojos de serpiente.
El pecado está en ti: tú lo sustentas.
Y mi carne es la tuya y es mi sangre la que bebes como elixir para seguir guardando los tesoros que pueblos idumeos dejaron en tus garras tan perfectas como tus labios de animal y de hombre pues tu eres lo mítico y lo nuevo,
el ser que esplende en tu cintura breve, y tus pómulos fuentes donde beben y ahogan las palomas posadas en la fuente del mítico misterio que rodea con un aura de luz belleza plena
Oscar Portela -
UN POEMA PARA VINNY NAVAL poema de OSCAR PORTELA
Demasiado para mi corazón Vinicius, nombre de cielo y mar, De mar y cielo, de inmensidad y gozo De la tierra. A tus muslos perfectos Y tu rostro de arcángel, la perfección Dorada de tu cuerpo, jardín de las Delicias de fuego y agua en el fuego.
Tu Vinicius Naval hieres pupilas.
Y en las perdidas Islas donde Extravió el mortal todo sentido De la pasión sálvifica devuelves Las dichas -(esas terribles dichas- a conquistar bajo la luz celeste).
Ay ! navegar en popa del peto De tu tórax :Ayax en lejanía envidiaría La hermosura de las declinaciones De llanura de los mármoles tersos De tus músculos, las venas que las riegan, Y las ondas que tamizan tus largas Piernas que son arcos, Y tus manos de Marcias para empuñar La cítara del mago.
Demasiado Vinicius, demasiado para Este Ulises que retorna de la nada En Nausícaa hacia tierras baldías, Es este cielo que bajas desde tus ojos A la tierra. Hermoso Dios terrible en desmesura Que abate, agobia y enceniza el deseo mortal Que es solo pálida azucena en el gigante Mar del infinito de tu diestra hermosura.
Hacia el Olimpo al que titanes llegan Nos llevan tus llamados.
Y así lo quiere aquel que nos domina, El impulso que mueven mar y tierra Y ese el Deseo que paz ahuyenta sea En todo gozo que no pasa y hiere.
Encontrara así Oh Dios en la cintura Con que cruzas los estrechos barrotes Desta cárcel y haces gigante El mundo, ramos y música, Coros, Fuego del Agua, Y fantásticas danzas para darnos La luz de Prometeo que redime.
Oscar Portela -
EPIFANÍA DE EVAN WADLE
poema de Oscar Portela
Epifanía eres Evan: aurea medida que el sol dibuja sobre el poema a salvo de lo inmundo: el oro vivo respira por tus poros y la carne que vibra cuna de un ángel en la grácil cintura que baja hasta tu vientre donde moran daimones que abren tus prietas nalgas arremejidas por las mareas del deseo de la pasión y tiembla el músculo que se hace rodocrosita entre las piernas con que sostienes el templo de tu cuerpo donde se hace luz el mundo y ríe la eternidad entre las formas del dios que enamorado del mortal se aviene a estar junto a lo frágil sin destruir su aliento.
Así te haces mío y yo te pertenezco en el orgasmo con que el amor perece y vuelve la eternidad a esgrafiar el mundo del nacimiento: epifanía eres de aquello que puja en mí para tornar al círculo y para dar forma a la entrega desposeído de todo y consagrado a la alabanza de tu sexo.
Tu sexo de obsidiana que penetra hasta la entraña misma del poema que son el cuerpo del mortal y el Dios como teodiceas del juego de un viaje, interminable, eterno.
El mundo como cursor y juego de galaxias.
Miro tus piernas espejos de los soles.
Tu cintura precinto de galaxias y tu boca fanal de mieles ásperas, divina criatura donde la cósmica armonía cobra forma y la pasión se torna fuente cantarina.
Día oscuro del cuerpo: mis labios sobre el empeine de tus pies en el viaje hacia el centro del cosmos que ilumina tu cuerpo constelado por estrellas y ya en el vado yo, tres veces inflamado me bebo del genesis y me duermo en tu tórax donde todo confluye y escalo hasta tus labios donde me hundo y pierdo el habla, el cuerpo, todo, para ser uno contigo, flama y no ser, combustión de la vida: pues cenizas seremos más tendremos sentido al retornar al juego de la pasión sin término y destino.
3 comentarios
Oscar Portela -
bello de la tierra
poema de Oscar Portela
Un felino agazapado entre
entre los árboles,
un animal feroz y fabuloso,
una leyenda surgida de la espuma
del deseo carnal que arde
en los sueños, tu perfección
feroz de zarpa y duelo,
la osadía de ser parte de un duelo
en el cual tu como Fénix
llevas tesoros guardados en tus fauces
de tigre y semental,
el más hermoso
habitante de todos los deseos:
¿Quien habla por tu espina dorsal
y por tu frente,
por tus piernas
dinteles de tobillos con ajorcas
doradas del mítico misterio
que se ahoga en la cintura escultural
que alza el tórax más perfecto
que conoce el escultor fecundo
en su elemento,
fascinado por ti
vertiginoso, como la fuente pura
de tu frente y tu rostro de enigma
y de misterio, Leo Peixoto,
tigre y sombra que el poeta
teme nombrar para
evitar el profanar los
templos, sellados por los dioses
que alimentan la escarpada cabeza
con que embistes y rompes
el equilibrio del hexámetro,
oh tú,Leo Peixoto
el animal del lujo y la fiereza?.
Leo Peixoto que seduce y mata
a quien mira sus ojos de serpiente.
El pecado está en ti: tú lo sustentas.
Y mi carne es la tuya y es mi sangre
la que bebes como elixir para seguir
guardando los tesoros que
pueblos idumeos dejaron
en tus garras tan perfectas
como tus labios de animal
y de hombre pues tu eres
lo mítico y lo nuevo,
el ser que esplende en
tu cintura breve,
y tus pómulos fuentes
donde beben y ahogan
las palomas posadas
en la fuente del mítico misterio
que rodea con un aura de luz
belleza plena
Oscar Portela -
poema de OSCAR PORTELA
Demasiado para mi corazón
Vinicius, nombre de cielo y mar,
De mar y cielo, de inmensidad y gozo
De la tierra. A tus muslos perfectos
Y tu rostro de arcángel, la perfección
Dorada de tu cuerpo, jardín de las
Delicias de fuego y agua en el fuego.
Tu Vinicius Naval hieres pupilas.
Y en las perdidas Islas donde
Extravió el mortal todo sentido
De la pasión sálvifica devuelves
Las dichas -(esas terribles dichas-
a conquistar bajo la luz celeste).
Ay ! navegar en popa del peto
De tu tórax :Ayax en lejanía envidiaría
La hermosura de las declinaciones
De llanura de los mármoles tersos
De tus músculos, las venas que las riegan,
Y las ondas que tamizan tus largas
Piernas que son arcos,
Y tus manos de Marcias para empuñar
La cítara del mago.
Demasiado Vinicius, demasiado para
Este Ulises que retorna de la nada
En Nausícaa hacia tierras baldías,
Es este cielo que bajas desde tus ojos
A la tierra. Hermoso Dios terrible en desmesura
Que abate, agobia y enceniza el deseo mortal
Que es solo pálida azucena en el gigante
Mar del infinito de tu diestra hermosura.
Hacia el Olimpo al que titanes llegan
Nos llevan tus llamados.
Y así lo quiere aquel que nos domina,
El impulso que mueven mar y tierra
Y ese el Deseo que paz ahuyenta sea
En todo gozo que no pasa y hiere.
Encontrara así Oh Dios en la cintura
Con que cruzas los estrechos barrotes
Desta cárcel y haces gigante
El mundo, ramos y música,
Coros, Fuego del Agua,
Y fantásticas danzas para darnos
La luz de Prometeo que redime.
Oscar Portela -
poema de Oscar Portela
Epifanía eres Evan: aurea medida que el sol
dibuja sobre el poema a salvo
de lo inmundo: el oro vivo respira
por tus poros y la carne que vibra
cuna de un ángel en la grácil cintura
que baja hasta tu vientre donde moran
daimones que abren tus prietas nalgas
arremejidas por las mareas del deseo
de la pasión y tiembla el músculo
que se hace rodocrosita entre las piernas
con que sostienes el templo de tu cuerpo
donde se hace luz el mundo y ríe
la eternidad entre las formas del dios
que enamorado del mortal se aviene
a estar junto a lo frágil sin destruir su aliento.
Así te haces mío y yo te pertenezco
en el orgasmo con que el amor perece
y vuelve la eternidad a esgrafiar el mundo
del nacimiento: epifanía eres de aquello
que puja en mí para tornar al círculo
y para dar forma a la entrega desposeído
de todo y consagrado a la alabanza
de tu sexo.
Tu sexo de obsidiana que penetra
hasta la entraña misma del poema
que son el cuerpo del mortal y el Dios
como teodiceas del juego de un viaje,
interminable, eterno.
El mundo como cursor y juego de galaxias.
Miro tus piernas espejos de los soles.
Tu cintura precinto de galaxias y tu boca
fanal de mieles ásperas, divina criatura
donde la cósmica armonía cobra forma
y la pasión se torna fuente cantarina.
Día oscuro del cuerpo: mis labios sobre
el empeine de tus pies en el viaje
hacia el centro del cosmos que ilumina
tu cuerpo constelado por estrellas
y ya en el vado yo, tres veces inflamado me
bebo del genesis y me duermo en tu tórax
donde todo confluye y escalo hasta tus labios
donde me hundo y pierdo el habla, el cuerpo, todo,
para ser uno contigo, flama y no ser,
combustión de la vida: pues cenizas seremos
más tendremos sentido al retornar al juego
de la pasión sin término y destino.