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Autobiografías en seis palabras

Autobiografías en seis palabras Estaría bien empezar con seis palabras. Es un inicio consecuente con la propuesta que anima a la revista electrónica Smith (www.smithmag.net), cuyo eslogan es Todos tienen una historia. Sin moverse un ápice de esta idea central, Smith promueve una batería de opciones para que sus lectores cuenten historias, y el resultado de esta propuesta es una turbamulta narrativa, profusa y confusa, que constituye el corpus de la revista.
De esta forma, los miles de lectores que tiene Smith son los mismos que los miles de individuos que la escriben, o publican en ella sus dibujos y sus fotografías; una mecánica parecida a la que opera en proyectos en continua evolución, como la Wikipedia.

Esta joya electrónica de la autosuficiencia se divide en varias secciones, que son una tentación y una excentricidad. En una de ellas, de título Mi ex, y subtítulo Vomita tus entrañas, se invita al lector, y potencial escritor, a arremeter contra esa ex pareja que le ha fastidiado la existencia. En otra, La popuLista, se trata de contar en 100 palabras algo importante, y popular, que se esté cocinando en el planeta. Merecen atención especial los diarios interactivos de un personaje que se llama Dominatrix; detrás de este sugerente nombre hay, efectivamente, una mujer cuyo oficio consiste en
someter, con lujo de instrumental kinky, a una panda de masoquistas; sorprende y entusiasma la graciosa lucidez con que este personaje explica su quehacer; luego de aclarar que sus clientes no tienen derecho a tocarla, uno de sus lectores le pregunta si ha tenido sexo con alguno; Dominatrix escribe esta respuesta contundente: "Exclusivamente con mi puño". Más adelante se promociona como experta en "dilatadores eléctricos de uretra", se define como "una suerte de consejera vital", y asegura que su oficio "es más comprometido que el de una soldadora, pero bastante menos que el de un agente del servicio secreto".

La revista tiene también una sección de cómics y de fotografías, pero la más interesante, sin duda, es una que se llama Memorias en seis palabras, donde quien quiera y se anime puede escribir, en riguroso inglés, la parte sustancial de sus memorias, o todas ellas si es que son muy breves.

El proyecto parte de una historia mínima que, según Larry Smith, el editor de la revista, escribió en seis palabras Ernest Hemingway: "Rebaja: zapatos de bebé, sin estrenar". La vocación de mémoire que pueda tener esta línea, verdadera o espuria, es discutible, pero lo cierto es que ha dado pie a este divertido experimento que, entre otras cosas, se ha convertido en un libro, no electrónico, sino con lomo y hojas, que ha alcanzado la lista de los más vendidos en The New York Times.

Esto constituye una insondable paradoja: los autores de esta obra en movimiento permanente, que conjuga las vanguardias tecnológicas de la escritura, la hiperbrevedad del texto contemporáneo y el sentido plural y comunitario de la tribu cibernética, deciden capitalizar su triunfo en la Red publicando un libro, es decir, regresando al mundo clásico y estático del que, con tanto éxito, habían escapado. Este progreso hacia atrás que ha experimentado la revista Smith, nos llena de esperanza a quienes pensamos que el libro es un objeto de diseño perfecto y, hasta hoy, insuperable.

El título, también en seis palabras, es un adelanto de lo que va a leerse: No es como lo había planeado (memorias en seis palabras por escritores famosos y oscuros). Lo de famosos que pone el subtítulo es un decir, porque la inmensa mayoría, con pocas excepciones como David Eggers, Stephen Colbert y Jane Goodall, son escritores herméticamente oscuros.

He aquí una muestra de estas célebres mémoires mínimas; empecemos por ésta, que debe haber escrito un hombre paciente y desmesurado: "Esperando que las drogas me pongan". O ésta, escrita por alguien que debe salir muy poco de su habitación: "Asustado de morir, aterrorizado de vivir". Ésta es sumamente autocrítica y tiene aires de epitafio: "Mi vida, un capítulo de Seinfeld"; y esta otra va firmada por Jimmy Wales, el artífice de Wikipedia: "Sí, tú puedes editar esta biografía". Larry Smith, el mismísimo editor de la revista, propone ésta: "Intenten no pensar con demasiada intensidad". Por cierto, ponerle a una revista Smith, el apellido más común en Estados Unidos, es un fino gracejo que en nuestra lengua equivaldría a ponerle Pérez o González. La que sigue es de un conmovedor romanticismo: "Yo sigo haciendo café para dos". Tampoco falta el simplón: "¿Curro?, ¿escuela?, ¡bah! ¿Música pop?, ¡hurra!". Ésta es una muy lograda autobiografía de seis palabras: "Cincuenta años, existencia de Dios improbable". Y esta otra es de una diafanidad que oscila entre el Hai-Ku y el SMS, los dos polos que articulan estas tumultuosas mémoires: "Nacido en California, después nada pasó". Ésta no tiene desperdicio: "Reparo retretes, me pagan una mierda". Y la última, tan puntual como inconveniente: "Nacimiento, infancia, adolescencia, adolescencia, adolescencia, adolescencia". Resulta imperativo terminar con seis palabras.

J. Soler

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