Allen Carr, el 'gurú' de los métodos antitabaco
MARÍA SAINZ (elmundo.es)
MADRID.- Se definía como "el hombre más feliz del mundo", gracias a que hace dos décadas logró apagar el último de los 100 cigarrillos que consumía a diario. Allen Carr, autor de ’Es fácil dejar de fumar si sabes cómo’, el libro de autoayuda para abandonar el tabaco más vendido del mundo, falleció el 29 de noviembre mientras dormía en su casa de Marbella (Málaga). En julio le habían diagnosticado un cáncer de pulmón terminal. Tenía 72 años.
Nacido el 2 de septiembre de 1934 en Putney, al oeste de Londres, Carr provenía de una familia obrera y destacó por su buen rendimiento académico. La muerte de su padre, a causa de un cáncer de pulmón similar al que él ha padecido, le hizo replantarse las cosas. Carr tenía 30 años, estaba cansado de su trabajo como consultor y se había prometido dejar el tabaco.
La muerte de su hermana Marion, años después, por un cáncer de mama, fue el último revulsivo. Carr logró abandonar su adicción sin sufrimiento en 1983 y decidió ayudar a todo el que deseara ganar la batalla al cigarrillo.
Comenzó contando su experiencia a grupos de fumadores reunidos en el salón de su casa londinense. Su método desmiente las falsas creencias que hacen que un usuario mantenga este hábito tóxico.
En 1987 escribió el libro de autoayuda que le trajo la fama y desde ese momento su carrera ha seguido una progresión ascendente e imparable. Las librerías de 45 países venden su ’bestseller’ —lleva más de 10 millones de ejemplares vendidos— y 30 naciones cuentan con una clínica en la que se imparte su método, el ’Easyway’.
Un caso paradigmático a la par que paradójico
El suyo es un caso ejemplar pero también paradójico. Logró servir de referente a millones de fumadores que querían dejar el tabaco. Pero la muerte de Carr también simboliza el tremendo poder de una enfermedad tan ligada al tabaco como es el cáncer de pulmón. Por el momento, sus médicos no han aclarado si su tumor se relacionó con el férreo consumo que mantuvo hasta la madurez y/o con su exposición pasiva al tabaco de sus pacientes.
Aunque sólo logro vivir cuatro de los nueve meses que los médicos estimaron que le restaban de vida, Carr no frenó su vida. No temía la enfermedad pero sí el dolor. Por eso, en una entrevista concedida al diario ’Daily Mail’, aseguró que si su cáncer se tornaba doloroso se marcharía a Holanda para que le aplicaran la eutanasia.
Cuando los médicos le confesaron que no podían hacer más por su enfermedad, Carr no entristeció. Llegó a declarar que le merecía la pena si lo comparaba con los 10 millones de fumadores que habían logrado dejar el tabaco gracias a su método.
En sus momentos finales, mientras recibía quimioterapia, este consultor de profesión escribió un último libro, que se suma a la larga lista de títulos ya presentes en el mercado (la mayoría guías de autoayuda para, desde perder peso hasta superar el miedo a volar). ’Escándalo’, ese último volumen, quizás sea el más revolucionario. En él, Carr arremete contra los departamentos de salud y la industria farmacéutica.
Su legado lo seguirá uno de sus mejores amigos, Robin Healey. Él será la cabeza visible de una organización compuesta en gran medida por fumadores que lograron abandonar el tabaco con el método de Carr.
El coraje que demostró durante su enfermedad simboliza todo lo que él ha querido transmitir. Se puede tener fuerzas sin depender de ayudas irreales e innecesarias como el tabaco. Carr deja una esposa, cuatro hijos, dos hijastros, 11 nietos y un bisnieto.
"Los médicos no entienden mi método porque requiere seis horas y ellos han sido entrenados para despachar al fumador en 10 minutos dándole nicotina para combatir su adicción a la nicotina. Hicieron falta 200 años para que la Iglesia admitiera que la Tierra gira alrededor del Sol. Estoy en la misma posición que Galileo", declaraba en una entrevista concedida a ’Crónica’ de EL MUNDO a principios de 2005.
MADRID.- Se definía como "el hombre más feliz del mundo", gracias a que hace dos décadas logró apagar el último de los 100 cigarrillos que consumía a diario. Allen Carr, autor de ’Es fácil dejar de fumar si sabes cómo’, el libro de autoayuda para abandonar el tabaco más vendido del mundo, falleció el 29 de noviembre mientras dormía en su casa de Marbella (Málaga). En julio le habían diagnosticado un cáncer de pulmón terminal. Tenía 72 años.
Nacido el 2 de septiembre de 1934 en Putney, al oeste de Londres, Carr provenía de una familia obrera y destacó por su buen rendimiento académico. La muerte de su padre, a causa de un cáncer de pulmón similar al que él ha padecido, le hizo replantarse las cosas. Carr tenía 30 años, estaba cansado de su trabajo como consultor y se había prometido dejar el tabaco.
La muerte de su hermana Marion, años después, por un cáncer de mama, fue el último revulsivo. Carr logró abandonar su adicción sin sufrimiento en 1983 y decidió ayudar a todo el que deseara ganar la batalla al cigarrillo.
Comenzó contando su experiencia a grupos de fumadores reunidos en el salón de su casa londinense. Su método desmiente las falsas creencias que hacen que un usuario mantenga este hábito tóxico.
En 1987 escribió el libro de autoayuda que le trajo la fama y desde ese momento su carrera ha seguido una progresión ascendente e imparable. Las librerías de 45 países venden su ’bestseller’ —lleva más de 10 millones de ejemplares vendidos— y 30 naciones cuentan con una clínica en la que se imparte su método, el ’Easyway’.
Un caso paradigmático a la par que paradójico
El suyo es un caso ejemplar pero también paradójico. Logró servir de referente a millones de fumadores que querían dejar el tabaco. Pero la muerte de Carr también simboliza el tremendo poder de una enfermedad tan ligada al tabaco como es el cáncer de pulmón. Por el momento, sus médicos no han aclarado si su tumor se relacionó con el férreo consumo que mantuvo hasta la madurez y/o con su exposición pasiva al tabaco de sus pacientes.
Aunque sólo logro vivir cuatro de los nueve meses que los médicos estimaron que le restaban de vida, Carr no frenó su vida. No temía la enfermedad pero sí el dolor. Por eso, en una entrevista concedida al diario ’Daily Mail’, aseguró que si su cáncer se tornaba doloroso se marcharía a Holanda para que le aplicaran la eutanasia.
Cuando los médicos le confesaron que no podían hacer más por su enfermedad, Carr no entristeció. Llegó a declarar que le merecía la pena si lo comparaba con los 10 millones de fumadores que habían logrado dejar el tabaco gracias a su método.
En sus momentos finales, mientras recibía quimioterapia, este consultor de profesión escribió un último libro, que se suma a la larga lista de títulos ya presentes en el mercado (la mayoría guías de autoayuda para, desde perder peso hasta superar el miedo a volar). ’Escándalo’, ese último volumen, quizás sea el más revolucionario. En él, Carr arremete contra los departamentos de salud y la industria farmacéutica.
Su legado lo seguirá uno de sus mejores amigos, Robin Healey. Él será la cabeza visible de una organización compuesta en gran medida por fumadores que lograron abandonar el tabaco con el método de Carr.
El coraje que demostró durante su enfermedad simboliza todo lo que él ha querido transmitir. Se puede tener fuerzas sin depender de ayudas irreales e innecesarias como el tabaco. Carr deja una esposa, cuatro hijos, dos hijastros, 11 nietos y un bisnieto.
"Los médicos no entienden mi método porque requiere seis horas y ellos han sido entrenados para despachar al fumador en 10 minutos dándole nicotina para combatir su adicción a la nicotina. Hicieron falta 200 años para que la Iglesia admitiera que la Tierra gira alrededor del Sol. Estoy en la misma posición que Galileo", declaraba en una entrevista concedida a ’Crónica’ de EL MUNDO a principios de 2005.
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