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La nuca de los rusos

La nuca de los rusos

 

Origen y antropología del pueblo ruso.

 

Origen del pueblo ruso.

Hemos pensado que a la hora de hacer un monográfico sobre Rusia sería interesante para nuestros lectores la lectura de un artículo que hiciera referencia a los orígenes étnicos del pueblo ruso y es sin duda el estudio de la formación de los pueblos eslavos, la antropología física y los nuevos datos de la genética de poblaciones lo que nos dará la clave para averiguar cuales son los orígenes de nuestros hermanos de la Europa oriental sobre los cuales existen demasiados mitos propagados a veces desde fuera de las tierras eslavas así como también por teóricos del Eurasianismo desde dentro de las tierras rusas.
Hay que reconocer desde un principio que el trabajo sobre los orígenes raciales y la antropología del pueblo ruso es una tarea que puede llegar a ser relativamente difícil, si se quiere hacer de una manera mínimamente seria, si no se tiene acceso a la bibliografía especializada que hace referencia a este tema; Bibliografía no siempre fácil de adquirir a lo que debe añadirse que gran parte de los mejores trabajos sobre el tema en cuestión están realizados por especialistas de los países del Este y en muchos casos estos trabajos están escritos en lengua rusa o polaca.
A pesar de las dificultades y como el tema es importante en tanto que desde un punto de vista identitario y europeísta solo son miembros de nuestra gran comunidad étnico-cultural aquellos pueblos que poseen caracteres raciales y culturales afines a los nuestros, como desde siempre hemos defendido desde aquí que Rusia es parte integrante de nuestra Patria común europea y de tal manera deseamos que nuestros destinos sigan un mismo curso en los tiempos venideros, hemos de tener clara la europeidad racial del pueblo ruso, muchas veces puesta en entredicho por ciertos nacionalismos trasnochados y basados en razones que nosotros debemos superar. Máxime cuando la historia, la cultura y la raza del pueblo ruso se nos presenta claramente europea desde los orígenes.
Comentaba Pavel Tulayev en un interesante artículo sobre “Las raíces de las relaciones entre Rusia y España”. (Moscú, 19-23 de Abril de 1999. Editado por la Embajada de España en Moscú) que “Rusia y España son dos países con un pasado, un presente y un futuro muy ricos. Su papel en la historia mundial siempre fue importante y sigue siéndolo hasta hoy en día. Los mundos ruso y español tienen sus propios destinos y diferencias esenciales. Sin embargo, los hermanan afinidades, paralelismos y analogías históricas incontestables”.
Es cierto que ambos pueblos presentan muchas analogías, que de manera certera presenta Tulayev en su trabajo. Y también es cierta la categórica afirmación del profesor de la Universidad Lingüística Estatal de Moscú cuando afirmaba que: “Si examinamos los dos mundos dentro de distintos sistemas de evaluación veremos que desde el punto de vista geográfico están situados en los dos extremos del continente eurasiático; desde del punto de vista étnico las dos naciones pertenecen a la raza europea común; nuestras lenguas forman parte de la misma familia indoeuropea de lenguas y tienen una raíces comunes; los pueblos eslavos, germánicos e indoarios de procedencia próxima participaron en la formación de la etnogénesis y de las culturas nacionales; la religión estatal y predominante de los dos países es el cristianismo; desde el punto de vista de la historia Rusia y España han recorrido un camino: empezaron como pequeños estados nacionales surgidos como resultado de las guerras de liberación nacional contra la invasión extranjera y luego se convirtieron en grandes potencias, con extensas propiedades coloniales y que se desmoronaron trágicamente en el último siglo”. Queremos subrayar aquí su afirmación de que ambas naciones pertenecen a la raza común europea, ya que aunque esto resulta obvio para cualquiera, existió y todavía existe un mito común a ambos pueblos que Tulayev no comenta en su artículo y es la que presenta al pueblo ruso y al español como pueblos europeos mestizos; esto es, como pueblos mezclados o no tan europeos como lo pudieran ser otros.
En el pueblo español es ya conocida la supuesta mezcla con norteafricanos, árabes y judíos (tema del que será oportuno hablar en otro momento ya que tanto la antropología física como hoy en día la ciencia genética ha demostrado ya con claridad meridiana la falsedad de estas afirmaciones) y en el caso del pueblo ruso (hablamos del ruso étnico, no del ciudadano con pasaporte ruso y de etnia no rusa) de mezcla con turcos, tártaros o incluso directamente con mongoles, apareciendo el pueblo español como un pueblo semi-africano y el pueblo ruso como un especie de híbrido europeo-mongoloide.
Pues bien, en el caso que aquí nos ocupa, esto es, en el del pueblo ruso (en el que incluiremos en el estudio al pueblo bielorruso y al ucraniano) resulta un concepto alejado de la realidad.
Curiosamente, en España, fue Misael Bañuelos, el que en su trabajo divulgatorio “Antropología actual de los Españoles”. (Editorial científico médica. Barcelona-Madrid. 1941) hacia unos comentarios bastante desafortunados (pensamos influido en parte, por ciertas corrientes pan-germanistas y anti-eslavas existentes entre los antropólogos alemanes, de los cuales Bañuelos era un ferviente admirador, así como también a la corriente anticomunista existente entre el fascismo español que equiparaba Rusia a comunismo y a hordas asiáticas). Veamos algunos ejemplos de estas erróneas concepciones directamente de su pluma: “El número de grupos raciales que actualmente viven en Europa es bastante extenso, si contamos el número reducido de individuos pertenecientes a muy variadas razas exóticas que accidentalmente viven en Europa. Pues como es bien sabido por todos, los chinos por ejemplo, han realizado una verdadera emigración hacia las ciudades europeas, vendiendo baratijas por las ciudades más populosas y trabajando en pequeñas industrias propias de su país, en muchos otros lugares.
Por otra parte, los gitanos, en sus distintas variedades de tribus nómadas, pululan también por muchas naciones europeas. Y en España han adquirido carta de vecindad en muchas grandes y pequeñas capitales y aun más en villas y aldeas.
Además, en Rusia viven multitud de grupos raciales, de escaso o nulo parentesco unos con otros; y por lo tanto, si fuéramos a contar todos estos grupos de individuos sueltos más o menos numerosos, que andan por los distintos países de Europa, considerándolos como razas europeas, el número de estas razas sería verdaderamente asombroso.
Por fortuna, poco o nada pesan, a excepción de en el pueblo ruso, dentro de la población europea, el escaso número de individuos que en ella habitan, pertenecientes a grupos raciales extraños a la vieja Europa y a su magnifica civilización. Por ello, limitaremos la descripción de los grupos raciales europeos a los grandes grupos constituidos por muchos millones de población europea, que constituyen razas predominantes en el Centro y en el Occidente de Europa, y que con su genio han contribuido, más o menos unas que otras a crear nuestra cultura, nuestra civilización y nuestra historia europea.
Apartaremos, pues Rusia que racialmente tiene bien poco con las razas del Centro y Occidente de Europa, y considerémosla tal como es, como un pueblo oriental, constituido por múltiples grupos raciales, influidos en su sangre por las razas orientales y centroasiáticas; y limitémonos al Centro y Occidente de Europa, que constituyen una unidad racial como ya se señalaba en el siglo pasado por Topinard y como confirman en la actualidad muchos autores e investigadores de gran prestigio, incluso Günther”.
Debemos señalar que la apreciación de Bañuelos acerca de la composición racial del pueblo ruso demuestra por un lado ciertas influencias externas a una objetiva y científica visión de la cuestión, pero hemos de señalar en defensa de Bañuelos que esta idea equivocada que tenía pudo estar motivada también por un escaso conocimiento de los trabajos realizados por los antropólogos del Este de Europa y aunque algunos autores no fueron contemporáneos a él, otros si lo fueron aunque en la mayoría de los casos escribieran en lengua rusa o polaca, lenguas que suponemos desconocía. Entre algunos de los antropólogos cabría nombrar a Bunak, Czekanowski, Zaborowsky, Talko-Hricewicz, Wiercinski, Cheboksarov, Debetz etc. No sabemos tampoco si como error atribuible a Bañuelos cabe pensar el que incluyó a la población étnicamente no rusa en el mismo grupo que el de los rusos étnicos, aunque también es cierto que Bañuelos, al menos, debió conocer alguno de los trabajos efectuados por el antropólogo V.V. Bunak, esta es la impresión que tenemos de la lectura de su trabajo sobre la antropología de los españoles ya que lo nombra (aunque erróneamente) en su libro.
Debemos pensar que la extensión geográfica de Rusia, Bielorusia y Ucrania conforman un territorio inmenso y hay que saber distinguir los pueblos de características raciales europeas de los que no poseen estos caracteres. El pueblo ruso, el bielorruso y el ucraniano son, sin género de dudas, pueblos de conformación racial európida, esto es, pertenecientes a la macro-raza leucoderma en el que se pueden encontrar prácticamente todas las distintas sub-razas europeas de tipología európida (básicamente nórdica, mediterránea, dinárica, alpina, dálica, báltica) aunque predominando o siendo más comunes unas variedades que otras.
En principio sería interesante hacer un pequeño repaso a las opiniones de algunos antropólogos occidentales acerca de la composición racial de las poblaciones del Este europeo para poder hacernos una idea de cuales eran las ideas que han predominado en la antropología occidental durante mucho tiempo. Hemos de decir que la mayor parte de los antropólogos occidentales han basado sus opiniones sin tener una idea verdaderamente precisa acerca de la naturaleza antropológica de las poblaciones del Este europeo. La mayor parte y los mejores estudios de antropología física de estos países se ha llevado a cabo por antropólogos rusos o polacos y la mayoría de estos trabajos estaban escritos las lenguas pertenecientes a estos países, el desconocimiento de la lengua en este caso ha sido decisivo y muchas veces las opiniones vertidas desde occidente se han llevado a cabo sin una base lo suficientemente científica. En este sentido vamos a obviar las opiniones de algunos antropólogos occidentales de épocas tempranas y veamos las de tres conocidos antropólogos: Hans F.K. Günther, Carleton Coon y Beltil Lundman.
Para Günther la raza bálico-oriental o báltica del Este (Osteuropid, en la terminología de von Eickstedt) sería el tipo que conformaría la mayoría de la población de la Europa del Este, la raza báltico-oriental fue definida por Adriano Romualti (Gli Indoeuropei. Ed. di Ar, Padua 1978). (Basándose en las opiniones de Günther y v. Eickstedt, de la siguiente manera, observemos que en esta descripción se podrán ver todos los tópicos más extendidos acerca del carácter híbrido nórdico/mongoloide del tipo báltico-oriental):
“También la raza báltico-oriental (señalaremos que para Romualdi incluso el tipo alpino tendría un origen asiático, afirmación ya totalmente desmentida por Lahoravy en su día y rechazada por los datos de la genética actual) tiene su origen en el encuentro entre un tipo asiático braquicéfalo y braquimorfo y otro europeo (el nórdico). Este encuentro puede haber tenido lugar durante el periodo en el que la cultura maglemosiense se difunde hasta los Urales: A esta debe la raza-báltico oriental su coloración clara. Su constitución, al igual que la de la raza alpina, es pesada y rechoncha, la estatura baja (1’65 de media), pero los huesos son más robustos, los hombros más grandes y bien marcados y la musculatura muy desarrollada. El rostro es huesudo y anguloso, con grandes pómulos poderosamente marcados, la mandíbula baja y fuerte y la nariz achatada con la punta respingona (la nariz de la raza báltico-oriental es la que más deja ver las fosas nasales). Los cabellos son rubios, pero de un rubio apagado, estoposo y ceniciento, que no posee el esplendor de la cabellera nórdica. Los ojos son claros, acuosos, o de un celeste incierto, a menudo cortados oblicuamente de modo que producen una impresión mongólica. En efecto, la primera impresión que produce un hombre de raza báltico-oriental es la de la superposición de una coloración nórdica sobre un tipo asiático”.
Es de señalar la idea errónea a todas luces y que dominó entre algunos antropólogos occidentales de que el tipo báltico-oriental se formo del cruce de un tipo nórdico y uno mongoloide dando como resultado algo así como un tipo asíatico morfológicamente pero de coloración clara. Hablaremos más delante de las variaciones que existen entre el complejo de razas bálticas pero podemos avanzar ya que el denominado tipo báltico-oriental en sentido estricto no es más que una variedad de los tres tipos básicos que son observables en los complejo racial báltico de morfología y origen cromagnoide europeo en el que se ha producido un fuerte proceso de reducción y borealización al que hay que añadir en ocasiones y no siempre un componente laponoide y/o urálico. Como veremos también más adelante no es esta tipología la predominante entre las poblaciones del Este pero antes de proseguir con la opinión de Günther acerca de la composición racial de los países del Este es preciso rechazar de plano la opinión de que el tipo báltico-oriental es un tipo hibrido nórdico/mongoloide como ya en su día demostró Hildén desde el un punto de vista estrictamente antropológico y como la genética de poblaciones ha demostrado actualmente.
Prof. Kaarlo Hildén en su obra “The racial origins of the Finish nation” (Helsinki, 1932) escribió: “La teoría de que la raza mongoloide tomó parte en la formación del tipo báltico-oriental es un punto debatible muy difícil de probar. Ante todo debemos tener en cuenta que entre los distintos grupos de esta raza la coloración clara es difícilmente encontrada, la raza, aunque hay diversas variaciones locales, es en todas partes de cabello negro, ojos oscuros y con un color amarillento de la piel. Además la apariencia de los mongoloides es peculiarmente característica, difiriendo marcadamente del tipo báltico-oriental. El primero se caracteriza por rostros inusualmente achatados, pómulos muy prominentes, narices muy achatadas y anchas con raíces nasales profundamente deprimidas, frentes retraídas, bajas e inclinadas y aberturas oculares estrechas y sesgadas, determinando el así llamado pliegue mongólico, típico de los mongoloides. Si el tipo báltico-oriental fuera actualmente una rama de la raza mongoloide o el producto de una mezcla con fuertes caracteres mongoloides, sería natural suponer que estos caracteres mongoloides prevalecerían. (Recordemos la dominancia genética de los caracteres señalados por Hildén). No es este sin embargo el caso. El tipo-báltico oriental no tiene nada en común con la raza mongoloide”.
Hecha esta aclaración, que nos ha parecido oportuna continuaremos con la opinión de Günther acerca de la composición racial de los países del Este (véase Günther, Dr. Hans F. K. Rassenkunde Europas. Mit besonderer Berucksichtigung Berucksichtigung der Rassengeschichte der Mit besonderer der Rassengeschichte der indogermanischer Sprache. Munich. Lehmanss verlag, 1929). Para Günther el nordeste de Europa se caracterizaría principalmente por el predominio de su tipo báltico-oriental, hacia el sureste existirían varias zonas de transición entre la raza báltico-oriental y las razas orientales y mongoloides. Según Günther debido a la semejanza de los caracteres corporales de la raza báltico-oriental y las razas mongoloides sería a menudo difícil fijar las fronteras entre estas dos razas, habría que tener en cuenta que según él, entre 1237 y 1480 Rusia estuvo bajo el dominio de los mongoles y que estos sólo fueron detenidos en Silesia en 1241 por el ejercito de los caballeros teutónicos después de haber marchado sobre Polonia (en nuestra experiencia personal visitando algunas repúblicas exsoviéticas –por ejemplo Kazakhstan- hemos de decir que encontramos esta afirmación falsa a todas luces ya que en ningún momento nos ha resultado difícil reconocer las diferencias físicas existentes entre un kazajo y un ruso o ucraniano de raza báltico- oriental). De todas formas reconoce Günther que existen distritos en la Gran Rusia donde el tipo nórdico resulta predominante. Sobre todo se encontraría abundante representación del tipo nórdico a lo largo del Vístula y de manera más clara a lo largo del Neva e incluso a lo largo del Dwina y más aún incluso hacia el sur de la Volinia. La raza nórdica iría desapareciendo gradualmente hacia el sur y hacia el este del mismo modo que la raza báltico-oriental aumentaría de manera correlativa hasta llegar a zonas donde sería posible encontrar ya fuertes mezclas asiáticas. La raza nórdica en las regiones donde predominarían los rusos étnicos podría alcanzar un 25 o un 30%.
El centro y el noroeste de Rusia (con algunas excepciones, quizás, en las regiones más nórdicas de las fronteras con los estados Bálticos) predominaría el tipo báltico-oriental con porcentajes cercanos a un 80% del total de la población. Hacia el sur, la raza báltico-oriental disminuiría gradualmente aunque este tipo se mostraría claramente todavía entre la población del sureste europeo. Según los datos de Günther, el sur de Rusia poseería todavía un 40% de rubios de ojos claros, aunque esta rubicundez se debería sólo parcialmente a una participación de la raza nórdica. La sangre asiática sería evidente en mayor o menor medida en todo el este de Europa siendo particularmente evidente en el distrito de Yaroslav.
En la parte occidental y en el norte de Ucrania es reconocible una zona de predominio dinárico, siendo este tipo racial particularmente numeroso en los distritos de Kharkov, Poltava, Kiev y Chernigov; disminuyendo o casi desapareciendo en la Volinia y en el este, aparentemente donde la región del Volga es alcanzada. La Podolia parecería ser una zona alpino-dinárica; pero en Galizia la raza alpina aumentaría en porcentaje y al occidente de esta zona predominaría claramente.
También reconocería Günther que existe una región de Rusia que debería ser mencionada especialmente, sería esta una zona de población de baja estatura, mesocéfala y de cabello y ojos oscuros. Esta zona estaría ubicada al sur y sureste de Moscú en los distritos de Riazán y Tampov, alcanzando los distritos, por lo general dolicocéfalos, donde habitan los Cheremises, Ostiacos etc. Sería la zona donde la raza mediterránea (variedad póntica) sería muy numerosa.
Otro antropólogo de gran renombre y que gozó de buena reputación hasta finales del siglo XX fue Carleton Stevens Coon, famoso por sus discusiones con Asley Mongagu y con varias obras traducidas al español. Su obra más conocida y de gran influencia, “The Races of Europe” New York (1939), ha sido un referente a tener en cuenta ya que a pesar de algunos errores importantes se puede considerar como una puesta a punto de la obra clásica de Willian Z. Ripley “The Races of Europe: A sociological Stu.y. London (1899). Especialmente interesante es su sistema de clasificación racial de la raza blanca, por lo que respeta a las poblaciones del centro y occidente de Europa el trabajo efectuado es de sumo interés e importancia, aunque por lo que respecta a sus observaciones en lo referente a los pueblos del este cae en algunos de los tópicos de las antropología occidental aunque con algunas ideas que podíamos denominar de originales por lo que respecta a la creación de nuevos tipos y sub-tipos, como por ejemplo, los denominados por él tipo de Ladoga, en el que se distinguirían dos sub-tipos: el sub-tipo neo-danubiano y el báltico del este (mismo nombre que el empleado por Günther pero tipo de distintos caracteres) Según Coon, que admite la creación de estas variedades de manera novedosa, serían definibles de la siguiente manera: “Ladoga: Propongo dar este nombre a los descendientes de la población mesocéfala y braquicéfala de los bosques que van del Norte de Europa al este del Báltico de los tiempos de la “Kammkeramik”. Este tipo es una mezcla de un elemento braquicéfalo en parte mongoloide con una forma mesocéfala de aspecto general paleolítico europeo (Cromagnoide); estos elementos se reconocen en cráneos del lago Ladoga y Salis Roje. Los elementos Cordados (proto-nórdicos) y/o del Danubio se mezclan inextricablemente aquí, aunque los elementos paleolíticos (Cromagnoides) y mongoloides parecen ser actualmente más importantes. En su actual forma este tipo compuesto muestra dos variantes:

(a) Neo-Danubiano: Mezclado fuertemente con los viejos elementos del Danubio, y en un grado inferior con otros, para formar el tipo común del de la Europa Oriental, con muchas variantes locales.

(b) Báltico del este: Mezclado fuertemente con el tipo Nórdico de la cerámica cordada y de la Edad del Hierro, y con los sobrevivientes paleolíticos occidentales (Cromagnoides). El término Báltico del este sería pues correctamente aplicable a un tipo racial de naturaleza compuesta, encontrado principalmente en Alemania del nordeste, Polonia, los Estados Bálticos, y Finlandia, aunque también ocurra esporádicamente en Suecia y a otras partes. Es un derivado parcialmente reducido del tipo de Borreby, con mezcla Ladogan y una adición nórdica.”. Ejempo típico de este tipo estaría representado por Hindemburg clasificado como dálico por von Eickstedt y por Günther.
Veamos a continuación algunos comentarios hechos por Coon acerca de los eslavos en general y del pueblo ruso en particular. Para Coon los grandes rusos serían el grupo eslavo más numeroso y serían también los que más lejos llegaron en su expansión hacia el este empujando hacia el norte tribus finesas con las que se mezclarían en parte, hasta alcanzar el mar. Fueron los rusos junto a los ucranianos los que servirían de baluarte contra las numerosas invasiones de mongoles y tártaros y los que empujaron finalmente estas invasiones hacia el territorio mongol y tártaro en Asia. La historia de Asia Central sería una curiosa relación entre gentes de raza blanca y mongoloide, el Turquestán que fue en su día completamente blanco, se mongolizó parcialmente debido a los avances de turcos y mongoles desde los días de la invasión de los hunos. Siberia meridional, sin embargo, habitada escasamente por mongoloides, recibió el empuje de los ostiacos y vogules y después de los grandes rusos desde el siglo XVI, que empujando y avanzando constantemente hacia el este les permitió alcanzar el pacifico. De este modo en Asia Central tendríamos una corriente que avanzaría hacia el oeste a nivel meridional mientras que en Siberia este avance se produjo gracias a pueblos blancos de origen ruso en dirección este hasta alcanzar el pacífico. Según Coon la diversidad de tipos raciales que uno puede encontrarse en Moscú, o en cualquier otra gran ciudad rusa es importante. Al lado del campesino neo-danubiano de nariz chata y complexión fuerte es posible encontrar nórdicos que no estarían de más en Suecia o en Inglaterra; dináricos, nóricos (variedad rubia de la raza dinárica) y una variedad de tipos más o menos mongoloides. También se encuentran los tipos cercanos al dálico que en su terminología sería el báltico-oriental así como algunos mediterráneos raros a excepción de los judíos. A pesar de la variedad de tipos que pueden encontrarse en las grandes ciudades provenientes de todas las partes de los países de la antigua Unión Soviética no han de considerarse a todas estas personas desde nuestro punto de vista como rusos étnicos. Finalmente diremos que Coon consideraba Rusia como un país nuevo desde el punto de vista de las migraciones y del establecimiento de estos en los confines de su territorio, comparado con Europa sería un país distinto más comparable y semejante en sus fenómenos poblacionales a los Estados Unidos o al Canadá. Cabría añadir que Coon consideraba la existencia de una influencia báltica entre los bielorrusos derivada de su vecindad con las republicas bálticas, aunque consideraba al grueso de la población como neo-danubiana, con participación visible de la raza nórdica y algunos tipos de inspiración mongoloide, lo que haría diferenciar algo a estos de los grandes rusos, en cuanto a los ucranianos recibirían, según el, influencias iranias mientras que los grandes rusos del norte habrían podido recibir influencias finesas sin suponer que estos fueran fineses eslavizados ya que existirían considerables evidencias que indicarían que los colonos eslavos avanzaron en gran número y se reprodujeron con fecundidad inmoderada, siendo capaces de una extensión genética rápida y masiva. La desviación del tipo eslavo ancestral ha podido ser debida a una selección interna dentro de sus propias filas en mayor medida que a la introducción de un elemento del tipo finés en el norte.
Una crítica a la existencia del supuesto tipo Ladoga fue hecha por Bunak en uno de sus más recientes trabajos sobre la antropología de los pueblos del este. En su trabajo Rassengeschichte Osteuropas en Rassengeschichte der Menschheit 4. Lieferung. Europa II: Ost-und Norderopa. München Wien (1976) critica a Coon de la siguiente manera: “De los numerosos trabajos dedicados a la antropología de la Europa oriental, cabría mencionar la tantas veces citada obra de Coon (1939) “The Races of Europe”. El autor intenta descubrir en algunos tipos recientes de Europa los elementos principales del neolítico o, incluso, del paleolítico superior. Sus hipótesis, no obstante, carecen de fuerza probatoria, tanto en el ámbito morfológico como en el arqueológico: así, el tipo neo-danubiano y el Ladoga, que según Coon debería representar el estrato de base o elemento fundamental de los pueblos europeos del este, es craneológicamente tan poco conocido que no se puede alegar a tal efecto”. Más adelante veremos el análisis que hace Bunak de los elementos constitutivos de la población de los pueblos de la Europa del Este, mucho mejor estudiados incluso por el mismo con herramientas en la mano y veremos que no existe en absoluto nada que revele la existencia o predominancia de este supuesto tipo Ladoga/Neo-danubiano entre los complejos raciales rusos estrictamente hablando.
Por último será interesante hacer un pequeño bosquejo de las opiniones de otro renombrado antropólogo sueco, Bertil Lundman, el cual, si bien es cierto que tiene muy buenos trabajos acerca de la antropología de las poblaciones escandinavas así como también una serie de trabajos bastante interesante sobre las razas de Europa y del mundo -The Races and Peoples of Europe (New York: IAAEE. 1977 y Geographische Anthropologie. Rassen und Völker der Erde. Stuttgar (1967)-, vuelve a cometer los mismos errores que los anteriores autores, lo cual nos vuelve a llevar a pensar en el poco conocimiento que se tiene de los trabajos antropológicos de la Europa del Este por parte de los antropólogos occidentales. Para Lundman en el suroeste de Rusia desde Moldau hasta el puerto del Mar Negro en Odesa hay un predominio de la raza mediterránea (variedad del Este). En esta área se encontraría sorprendentemente una baja frecuencia de sangre de tipo q. Alrededor del río Don hay una región con una estructura antropológica similar. Quizás estos son vestigios de los descendientes de las tribus iranias y escitas que habitaron el sur de Rusia en tiempos antiguos. En comparación, la población de Ucrania es más alta y de cabeza más redondeada. Es posible encontrar aquí tanto tipos rubios como morenos. Ucrania sería para Lundman una región báltico-oriental/nórdica racialmente, pero quizás muy dinárica también. La población central de la Gran Rusia sería mucho más baja de estatura y más tosca con caras más redondeadas. Sería una región báltico-oriental y alpina del este, con influjos nórdicos y otros. Influjos mongoloides estarían muy débilmente presentes en casi todas las áreas de la Rusia Europea. Siendo mucho más notables estos influjos entre los judíos de Crimea. Hacia el río Volga en la Rusia Europea, los influjos de la denominada por el raza vólgida aumentan en proporción. En algunas zonas del Volga, el tipo vólgido posiblemente sería predominante. Aquí existirían anteriormente y parcialmente todavía hoy numerosos tártaros, entre cuyos miembros es más fácil encontrar influjos mongoloides. El noroeste de Rusia es predominantemente báltico-oriental y vólgido racialmente. Existirían influjos nórdicos y mongoloides. Ocasionalmente algunos tipos similares a los lapones sería posible descubrir. En el Mar Blanco y en los alrededores de Novgorod los influjos nórdicos aumentarían. En la parte occidental y central de Rusia, norte de Polonia y todavía más fuertemente en Estonia y en Finlandia, la raza báltico-oriental es mayoritaria. El tipo báltico-oriental para Lundman es rubio, de cráneo alto y braquicéfalo, con cara ancha y angular, con nariz de raíz baja. Sería prácticamente el mismo tipo descrito por Günther y que en a nuestro entender no puede considerarse como el tipo predominante entre la población rusa.
Llegados a este punto y antes de seguir adelante sería conveniente hacer algunas consideraciones con respecto al concepto de tipo báltico-oriental que tanta tinta ha vertido entre los antropólogos occidentales que han intentado dar su opinión sobre la antropología de los países del este.
En realidad, el tipo báltico-oriental que fue descrito por la mayoría de antropólogos occidentales no es más que un tipo báltico que ha sufrido un fuerte proceso de reducción y borealización (adaptación evolutiva ocurrida en climas fríos, en la que se produce un acortamiento de las extremidades inferiores, un aumento del tamaño del tronco produciendo una morfología pícnica, un acortamiento y redondeamiento del cráneo y la cara, un incremento de la grasa cutánea y una nivelación del perfil facial) en el que a veces, pero no siempre, hay que adscribir un influjo laponoide del mismo modo que puede ser adscrito a poblaciones europeas de tipología alpina (tal como confirmó Montandon al describir y localizar el tipo alpino-laponoide en Francia), sin que se haya producido en estos últimos borealización (en los alpinos lo que ha ocurrido es el fenómeno de la alpinización, esto es, el proceso evolutivo en el que se ha producido una reducción, braquicefalización e infantilización, posiblemente como una adaptación a una existencia sedentaria de poco gasto de energía). Para la mayoría de los antropólogos de la escuela de antropológia rusa se puede considerar que el tipo más característico de la población étnica rusa es el báltico, aunque bajo esta denominación hay que entender un tipo distinto al descrito por la antropología occidental como báltico-oriental, que puede ser considerado en muchos aspectos como un tipo sub-nórdico y que puede estar estrechamente relacionado con la raza nórdica. Escribe V. V. Bunak en su trabajo Neues Material zur Aussonderung anthropologischer Typen unter der Bevölkerung Osteuropas, 1932: «Los tipos Nord-occidental/Gran ruso y Alto Dnieper (que corresponden a las razas “óstica” y “sub-nórdica” de Deniker) en función de su pigmentación, estatura e índices cefálicos, faciales y nasales, así como por otros rasgos están sin lugar a dudas más próximos a la denominada raza nórdica que a cualquier otra, y sin duda podrían ser unificados en un grupo único. Los dos grupos rusos están más próximos entre sí que cada uno por separado a la raza nórdica. Por esto, creo que deberían ser unificados en un grupo con dos subgrupos. Opino que para este tipo sería acertada la denominación “Báltico”, tal y como propuse en mi trabajo de 1924. Las dos subrazas de la raza «báltica» podrían denominarse subraza “Valdaica” según Tschepurkowski, que correspondería al tipo arriba descrito Nord-occidental / Gran ruso y subraza Alto Dnieper. Junto a estas dos podrían también diferenciarse otras subrazas. Según la opinión de la mayoría de antropólogos, la raza báltica y la raza nórdica están estrechamente emparentadas y forman dos razas de un tipo único que por mi parte denominaría “Gran raza europea.”
El tipo báltico típico, según la descripción de Bunak se puede considerar como un tipo nordo-cromáñido, o como un tipo nórdico alterado en este caso por un mezcla cromañoide (sub-nórdico sería la definición correcta). Este tipo de base puede variar hacia formas más nórdicas hasta llegar al tipo nórdico del este o fenno-nórdico, característicamente dolicocéfalo e hipsicéfalo, o bien puede tender hacia formas mucho más cromañoides dando como resultado un tipo cercano al dálico en sus formas menos reducidas, recibiendo la denominación de raza báltico-occidental (West-Baltic). Aquellos tipos de base cromáñida, sin mezcla nórdica, que han sufrido un proceso de reducción física análogo (en este caso denominado baltización: proceso evolutivo en el que se produce una reducción física, infantilización, braquicefalización, gracilización y sobre todo una borealización. La baltización puede resultar parcialmente un proceso de adaptación a una vida sedentaria típica de granjeros, pero es más una respuesta a un clima frío) pero no idéntico, al fenómeno ocurrido en formas cromáñidas que ha llevado a la formación de los alpinos -alpinización-. Si además, el grado de borealización se produce de forma extremada y se añade un componente laponoide y/o urálico tenemos como resultado el tipo báltico-oriental. Ahora bien, el porcentaje del tipo báltico-oriental entre las poblaciones europeas de los países del Este no es mayoritario y en todo caso se ha de considerar como una forma racial predominantemente európida como lo puedan ser los tipos alpino o bérido (tipo cromagnoide muy reducido y de morfología tosca que se da sobre todo en el interior de la Península Ibérica y en ciertas zonas de Italia). También hay que añadir a los complejos raciales europeos del Este las formas mediterránidas tales como la raza póntida (cercana morfológicamente a la atlanto-mediterránea) y la póntida del norte o nord-póntida (cercana a la raza atlántida del norte o nord-atlántida de Lundman, ambos tipos raciales secundarios, de morfología nordo-mediterránida) que formaría un tipo intermedio entre los tipos nórdicos del este y los póntidos (mediterráneos). Habría que finalizar con la mención de tipos dináricos y alpinos, estos últimos presentes sobre todo en Ucrania, para completar la composición racial de las formas európidas de la población del este de Europa. Los tipos lapones y urálidos, no se pueden considerar estrictamente europeos y han de considerarse razas separadas del núcleo racial europeo del Este aunque han participado como influjo matizador en la formación del tipo báltico-oriental.

Los eslavos.

Resulta bastante obvio que para conocer los orígenes de los pueblos de la Europa del Este haya que hablar de los eslavos y en este sentido seguidamente daremos unas ideas generales de quienes fueron, estos pueblos y a que tipología racial pertenecieron.
Los pueblos eslavos fueron conocidos de manera tardía. Estaba separados de los griegos y de los romanos por los pueblos germánicos, los tracios y por otros pueblos de origen mediterráneo e iranio de las riveras septentrionales del Mar Negro, las primeras referencias que tenemos de un pueblo eslavo, podrían remontarse a las de Herodoto, cuando habla de los Budini, a los que describe como un pueblo de alta estatura, de ojos azules y cabello rubio-rojizo, los cuales habitaban una zona a unos veinte días de marcha al norte del Mar Negro.
Se puede considerar a los eslavos como el pueblo más continental de todos los grandes pueblos de la Europa antigua, el único que no ha tenido acceso al mar curiosamente, ya que en sus cerca de dos milenios y medio de expansión y de conquistas, los eslavos de Rusia, solamente después de siglos de esfuerzos, han podido hacerse paso al Mar Báltico y al Mar Negro.
La patria primitiva debió extenderse por el curso superior y medio del Vístula, hasta alcanzar el curso superior y medio del Dnieper, al sur de Pripet alcanzando más tardíamente el curso superior del Don. Sabemos que al sur de una frontera que aproximadamente rebasaría en cierta distancia Lemberg en la región de Kiev y de Kharkov, la futura Ucrania estaba poblada durante la época neolítica por una población de raza y cultura mediterránea, lo sabemos por numerosos descubrimientos antropológicos y arqueológicos que han permitido conocer estas poblaciones.
Al noreste de Kiev y de Esmolensco daría comienzo una región muy boscosa habitada por tribus ugro-finesas las cuales llevaban una vida básicamente nómada. Estas poblaciones serían conquistadas por los eslavos y sobre sus tierras se levantaría la ciudad de Moscú. La toponimia del norte de Rusia es todavía hoy predominantemente pre-indoeuropea, así como la de casi toda la Rusia oriental. Hacia el sur, al este del Don, y sobre todo a partir del Dniper, se extendía una región más húmeda, habitada por tribus nómadas o semi-nómadas, primeramente de raza mediterránea o irania y más tarde por tribus uralo-altaicas. Aquellas que hablaban diferentes lenguas de tipo aglutinante más o menos emparentadas.
Hacia el oeste y el noroeste, los eslavos estarían separados por los pueblos bálticos y también por tribus de origen germánico.
Todavía a comienzos de nuestra era, los eslavos no habrían sobrepasado el Vístula medio ni el norte de los Cárpatos y no ocuparían (incluyendo las dos terceras partes de Polonia) más que una pequeña parte de la Rusia actual, esto es, menos de medio millón de kilómetros cuadrados. Más de las tres cuartas partes de la zona habitable de Rusia eran entonces todavía de poblaciones seminómadas.
Una gran parte al norte de los bosques del este se encontraban entonces habitados por tribus nómadas. Lapones y otros, cazadores de renos. Fineses y más raramente nórdicos ocupaban el sur de los territorios que todavía no habían sido conquistados por los eslavos, confinados entonces en la actual Polonia, el noroeste de Ucrania, en la Volinia y en la Rusia Blanca. La mayoría de la Rusia de hoy en día estaba entonces habitada por tribus ugro-finesas de un nivel de civilización muy bajo.
Este, relativamente exiguo hábitat de poblamiento de los pueblos eslavos, todavía a comienzos de la era cristiana, se explica, en parte, por causas naturales. El norte de Alemania así como gran parte de Rusia no fueron realmente habitables hasta épocas más tardías. Los glaciares y las tundras cubrían buena parte de Polonia, Rusia hasta Kiev hasta unirse hacia el este a los glaciares de los Urales.
Mucho tiempo más tarde, después de la retirada de los glaciares, los bosques que habían sido remplazados por la tundra resultaban todavía poco hospitalarios. Los eslavos dejaron a tribus de otras razas, más rudas y miserables instalarse en aquellas zonas.
En lo concerniente a la población de tipo mediterráneo del sur de Rusia, establecida allí desde el neolítico y teniendo en cuenta el consenso sobre la tipología racial nórdica de los primeros indoeuropeos podemos encontrar un argumento convincente acerca de la patria primordial de los indoeuropeos en una zona centro-europea y báltica.
Si los indoeuropeos hubieran tenido su territorio de formación, como se ha venido diciendo y todavía se dice en algunos círculos (los seguidores de María Gimbutas y su teoría de los kurganes), en las estepas del la Rusia meridional y/o en el Turkestán, parecería, en efecto, poco explicable que estos hubieran dejado estas regiones fértiles y bien adaptadas en general a la vida de tribus todavía semi-nómadas, a pueblos menos guerreros, en general, como son los mediterráneos para desplazarse y refugiarse en un Norte inhóspito, en regiones de condiciones de vida mucho más rudas y pobres. Sin embargo, encontramos mediterráneos ya 3000 años antes de nuestra era e incluso anteriormente en estas ricas planicies y no se han encontrado hasta ahora pruebas de que la raza nórdica los haya precedido en una época anterior al neolítico. Hemos visto, sin embargo y resulta bien documentado por la escuela de antropología polaca, que los nórdicos llegaron a Polonia, provenientes del norte. Resulta claro que si el centro de dispersión de los indoeuropeos hubiera estado en las regiones del sur de Rusia, estos hubieran penetrado Polonia por la parte sudeste y no en dirección opuesta. Todavía la mayor concentración de nórdicos en Polonia se concentra principalmente en las zonas del Norte del país y no en sentido contrario. Esta serie de indicaciones concuerda, también en localizar el centro de dispersión de los nórdicos o indoeuropeos, al menos desde el mesolítico, en los países bálticos, en el norte de Alemania y en la Rusia Blanca.
Una primera fuente de información necesaria para el conocimiento del origen racial de los eslavos nos lo proporciona las descripciones que hacen de ellos los autores antiguos y estas deberían ser suficientes para establecer el tipo físico de los eslavos. Herodoto habló de los Budini como tipos grandes, claros y de ojos azules, pueblo que como hemos visto habitaba en un lugar a unos cientos de kilómetros al norte del Mar Negro, sin duda una región situada al oeste de Kiev.
Procopio, en su De Bello Gotico, III; los describe como hombres grandes de talla, de complexión fuerte y con los cabellos rubio-rojizos. Teofilacto y todos los otros escritores bizantinos más tardíos que han hecho alusión al tipo físico de los eslavos los han descrito también de manera concordante como hombres de gran talla y complexión clara. También los escritores árabes de la Alta Edad Media, hablan de ellos como hombres altos y rubios. En el siglo pasado se podía decir que si bien los polacos y los rusos eran a menudo rubios, lo eran, en general de talla media o pequeña aunque hoy en día y debido a factores nutricionales la talla media de polacos y rusos ha aumentado en gran medida acercándose a los valores de las poblaciones de los países nórdicos aunque bien es cierto que los valores de índice cefálico y facial son distintos. También es cierto que los habitantes actuales de la antigua Yugoslavia si bien son de alta estatura, como lo eran en el siglo pasado, son en general morenos y podríamos decir que más altos cuando más morenos son, indicando una tipología racial de tipo dinárico.
Pero, además de todas las descripciones concordantes acerca del aspecto físico externo de los eslavos hechas en diferentes épocas por los escritores de diferentes orígenes, tenemos el testimonio todavía más preciso que nos dan los esqueletos y restos antropológicos de los antiguos eslavos, cuyo examen nos provee de la prueba más concluyente del carácter nórdico de estos pueblos. Los testimonios son abrumadores y numerosos, podríamos comenzar con las numerosas series que se han examinado de los Krivichi, los Wiatichi (en la región actual de Vitebsk) o la de los Severini (al norte de Kiev y al sur de Esmolensco), de donde se supone han descendido en parte los eslavos de Bulgaria y que fueron examinados por Bunak. Este antropólogo encontró un carácter uniformemente dolicocéfalo, con un índice cefálico habitual de 73,5 a 74,5 con un rostro mesoprosopo. El aspecto general de estos eslavos es esencialmente nórdico con algunas posibles influencias mediterráneas. El índice sobre el vivo sería de 75-76, muy próximo al de los escandinavos actuales.
Las series de Tchepurkowsky dan hasta el siglo XVI, en la Rusia central y occidental, unos índices medios cercanos a 73. Una serie de sujetos examinados está compuesta incluso por tipos hiperdolicocéalos como lo son a menudo los eslavos de los siglos VIII-X de la Prusia occidental y de otras regiones de Alemania, donde el índice cefálico es inferior a 70 (72 en el individuo vivo), con rostros alargados y estrechos, característicos de los tipos nórdicos más acentuados. Es de remarcar que testimonios de índices cefálicos semejantes han sido corroborados en Polonia (Slaboszewo) así como también en numerosas necrópolis eslavas de la Europa central y en la Rusia europea.
Resultados concordantes nos los da Talko-Hryncewicz para las numerosas series examinadas por él. Ilse Schwidetzky, que resume todos estos resultados, así como también los de otros numerosos antropólogos, llega a las conclusiones siguientes: hasta el siglo X, se encuentran pocos braquicéfalos entre los antiguos eslavos, la raza nórdica se presenta en general, con una homogeneidad, todavía muy marcada. Entre los rusos de la Rusia Central, el índice cefálico es en general inferior a 75. Entre los serbo-croatas y los eslovenos de la misma época es cercano a 75.
Las necrópolis de los antepasados de los eslavos balcánicos anteriores a su emigración por el Danubio, así como el de las tribus eslavas que han quedado evidenciadas en el material antropológico, prueban sin lugar a dudas la predominancia de la raza nórdica. Así y según los datos de Nierderlé y de Ilse Schwidetzky, la proporción de dolicocéfalos, generalmente de raza nórdica aunque en algunos casos podría pensarse de un mestizaje con mediterráneos entre estas poblaciones es el siguiente, hasta el siglo XI:

Dolicocéfalos :
Entre los Drevliani (antepasados de las poblaciones eslavas de Bulgaria): 100%
Entre los Severiani, de la región de Psiol (idem): 98%
Entre los Poliani (de Polonia, región de Plock), antepasados o
parientes próximos de los antiguos serbo-croatas 97,5%
Entre los Poliani (Polonia oriental): 90%
Entre los Poliani de Slaboszewo y de Prusia-Oriental, antepasados
de los polacos : 97%

Durante los primeros siglos a su establecimiento en los Balcanes, los eslavos conservaron, en su gran mayoría su carácter nórdico, como queda patente en el examen de los antiguos cementerios de Croacia o de Dalmacia, como el de Bjelo Brdo, entre otros, donde, todavía en el siglo XI, los dolicocéfalos nórdicos representan más de las tres cuartas partes de los habitantes de la época.
Hoy en día, por el contrario, la proporción de personas braquicéfalas (de tipo alpino, en general como resultado de cruces) es del 90% entre los Checos, de más del 90% entre los bosnios y los herzegovinos (pero, estre estos últimos como entre los pueblos serbios y croatas por pertenencia al tipo dinárico), del 80% entre los serbios y los croatas del Adriático), el índice cefálico se eleva, entre los pueblos de la antigua Yugoslavia, sobre todo en la parte occidental a índices de 85 a 87. La pigmentación es en general morena, mientras que en los antiguos eslavos era uniformemente clara. La proporción de braquicéfalos es mucho menos fuerte entre los búlgaros, aunque la mayoría está compuesta de mesocéfalos más que de dolicocéfalos. Hace falta remarcar que más de la mitad de estos últimos no descienden de nórdicos sino de mediterráneos. Vemos pues, que en general, los eslavos actuales de los Balcanes no descienden racialmente más que en una pequeña proporción de los antiguos eslavos venidos de Polonia o de la Rusia occidental a principios de la Edad Media.
Ilse Schwidetzky resumiendo los resultados de 1400 análisis de material antropológico de los antiguos eslavos anteriores al siglo XI ha permitido a esta antropóloga el establecer definitivamente y en concordancia con los trabajos de Bunak, Debetz, Talko-Hrinkiewicz, Zupanic y otros el carácter esencialmente nórdico (ver Ilse Schwidetzky ‘Rassenkunde der Alt-Slaven’ (1938), en el que se demuestra igualmente que no es más que a partir del siglo XV en el que los braquicéfalos (Osteuropids) comienzan a prevalecer entre los eslavos de Rusia sobre el elemento nórdico primitivo y a representar por tanto el elemento mayoritario de la población. Sin embargo, desde los comienzos de la era cristiana se pueden ver ya los comienzos de la presencia de tipos báltico-orientales entre los restos antropológicos de los eslavos de Polonia y Rusia según Schwidetzky.
Será preciso constatar que desde el norte de Ucrania a las riberas del golfo de Finlandia y hasta las planicies de la Europa septentrional existió en su día una población predominantemente de raza nórdica de carácter bastante homogéneo y sin mucha variación interna.
Los parecidos y semejanzas resultan grandes entre la antropología de los antiguos germanos y los eslavos, hasta tal punto que solo por el material funerario es posible atribuir que esqueletos son eslavos y cuales germanos.
Estas semejanzas son igualmente válidas tanto en lo que respecta a la antropología rusa como a la polaca ya que se llegan a las mismas conclusiones.
Los eslavos y los futuros indo-persas se pueden considerar en origen, junto a los baltos y a los tracios, la rama oriental de los indoeuropeos nórdicos de los cuales los germanos así como también los futuros griegos e italiotas, serán el elemento central siendo los celtas su rama occidental. Los arios de Persia y de la India, los cuales han extendido la lengua indoeuropea en aquellos países no han sido más que una leve capa que ha cubierto a las poblaciones de otras razas, sin parentesco alguno con los nórdicos. Han sido, en consecuencia, debido a su pequeño número, rápidamente absorbidos. Cuando todavía fueron nórdicos, hemos podido constatar que sus parientes más próximos fueron los eslavos y el pequeño pueblo, en número de contingentes, de los alanos cuyo nombre quizás se pueda relacionar con el de los Arani o Aryani, Aryas. Así, hasta los tiempos anteriores a la dispersión en la que se hablaba una lengua originaria indoeuropea, sólo existió un tipo físico predominante ‘indoeuropeo’, que fue el mismo tipo racial que se encontró entre los antepasados de los celtas, germanos, tracios y los futuros griegos y que fue el de los ancestros de los baltos así como el de los eslavos, el tipo racial nórdico.
Sobre esta cuestión no han de haber dudas. Hemos expuesto claramente un pequeño bosquejo de las opiniones de varios antropólogos sobre este aspecto, tanto de la escuela alemana como de las escuelas rusas y polacas de antropología. Pero por si hubieran dudas vamos a reproducir las opiniones del famoso y renombrado antropólogo americano Carleton Coon por si se pudieran considerar las opiniones de la antropología alemana demasiado “nordicistas” aunque bastaría la opinión de los antropólogos de este para rebatir esta opinión como “nordicista”. Coon combatió contra el Reich, fue un declarado anticomunista y fue mas que aceptado por el sistema hasta su muerte. Pues bien, semejantes conclusiones son las que se pueden entender del examen de las opiniones de Coon al respecto:
“Si la evidencia de las fuentes literarias hace de los eslavos antiguos nórdicos en estatura y pigmentación, la osteología nos hace ver en ellos a nórdicos tanto métricamente como morfológicamente. En resumen, todo el material esquelético de los antiguos eslavos, fechado durante los siglos octavo y noveno, en grupo y en individuos entra dentro de la categoría de los nórdicos ya encontrados entre los hablantes de lenguas indoeuropeas durante la Edad del Hierro.
Aquellos de Polonia, la mitad de la cual fue incluida como el hogar de los pueblos eslavos antes de su periodo de dispersión, no es muy abundante. En conjunto algo menos de cuarenta cráneos pueden ser estudiados, unos pocos de los cuales poseen medidas completas. Estos cráneos son todos predominantemente dolicocéfalos: el índice medio es de 73 y ni uno solo de ellos es braquicéfalo. Entre estos cráneos polacos hay algunos notablemente grandes y alargados, todos ellos con caras alargadas y estrechas. Las narices de todo el grupo son completamente leptorrinas. En su mayoría, los antepasados de los eslavos de Polonia fueron nórdicos, dentro de la media del grupo de los Indoeuropeos; estos cráneos se relacionan con el tipo más alargado y grande de la cerámica de cuerdas en su forma más extrema y se parecen en muchos aspectos a las series de Hannover y por extensión a las de los Anglo-Sajones.
Numerosos restos de la expansión eslava en Alemania muestran claramente el tipo físico particular de los invasores. Las series más importantes son las estudiadas por Asmus ya que coleccionó los cráneos de los antiguos Wends de Mecklenburg. Estos forman un razonablemente homogéneo de mayoría dolicocéfala y en menor medida mesocéfalos, con una altura de cráneo moderada, frente ligeramente inclinada, rostros estrechos y alargados, narices leptorrinas o mesorrinas, orbitas altas y mandíbulas fuertemente construidas. Estos antiguos Wends, de cráneos algo menos dolicocéfalos que los de los Polacos, parecen muy cercanon métricamente al de los celtas y al de los escitas. En algunas partes de Alemania, particularmente en el occidente de Prusia y Pomerania, los antiguos cráneos eslavos son algo más altos y más cercanos en este aspecto al del sub-tipo polaco.
Los de Bohemia son en su mayoría los mismos que los de los cráneos de los Wend de Alemania, excepto las series de Matiegka; en estos, la altura del cráneo es extremadamente alta, aproximándose a las dimensiones de los primeros tipos de la cerámica de cuerdas. Se puede decir lo mismo, hasta cierto punto, de los pequeños grupos de Eslovaquia. Del mismo modo, en Bohemia, entre los eslavos se pueden ver tres sub-tipos, el de Hallstadt, el polaco y el céltico, todos ellos de analogías nórdicas.
Los eslavos que invadieron Estiria entre los siglos séptimo y octavo son básicamente los mismos que los que invadieron Alemania, y bastante cercanos al antiguo tipo céltico. Formaban, sin duda alguna, un grupo mixto e incluían entre ellos una minoría de tipos de cabezas redondas. Algunos de los cráneos eslavos de Estiria, se asemejan al prototipo polaco y son extremadamente grandes y poderosos. Tenemos, desafortunadamente, pocos datos con los que trazar el posterior progreso de los eslavos que se dirigieron al sur en las cadenas montañosas dináricas y por tanto en la vieja Serbia y en el plano de Kosovo. Poseemos, sin embargo, estudios de un tercer movimiento eslavo que fue el que penetró en Rusia.
Los cráneos de estos invasores pertenecen de forma generalizada a la forma nórdica, con índices craneales de 75 a 76, poseyendo una altura craneal media. Los cráneos ucranianos del siglo octavo al noveno no divergen esencialmente del estándar general, pero los primeros cráneos eslavos de la región Rusa de Moscú, datados entre los siglos noveno y doceavo, son de hecho, puramente dolicocéfalos, con un índice medio de 73,5.
En general, el tipo racial eslavo, como el expuesto en las series esqueléticas de Polonia, Alemania, Bohemia, Austria y Rusia, fue razonablemente uniforme. En vista a su localización geográfica, el grupo Polaco representaría el tipo más cercano a la forma original, mientras aquellos que se expandieron hacia el sur y hacia occidente absorbieron formas locales célticas y de otras poblaciones hablantes de lenguas indoeuropeas. Los eslavos, como otros pueblos de lenguaje indoeuropeo de los cuales hemos tenido posibilidad de estudiar, fueron originalmente nórdicos y no hay nada que sugiera desde los restos tempranos, en las regiones estudiadas la existencia de un elemento braquicéfalo que se considera hoy como típicamente eslavo”.
Si los eslavos antiguos representan, en conjunto, un tipo nórdico muy característico, tanto desde el punto de vista del índice cefálico, en general con valores que van de un 73 a un 75, así como también desde el punto de vista de la forma de la cara, la talla y la pigmentación, como ha sido descrita por los autores de la antigüedad, hacia la periferia y en la misma zona de la Gran Rusia, bajo la influencia de mediterráneos y de iranios de las estepas de sur (IE de lengua pero nórdicos de raza), observamos infiltraciones meridionales lo suficientemente importantes como las que han dado forma al celebre tipo de Riazán. Tipo que todavía subsiste actualmente en la Rusia central. (Este tipo, que parece aproximarse al tipo indo-afgano o indo-persa o incluso más ,morfológicamente hablando, al tipo occidental denominado atlanto-mediterráneo, del cual incluso parecería ser una variedad, reflejaría una emigración hacia el centro de Rusia de mediterráneos de las estepas del mar Negro, se distinguirían de estos solamente por una talla algo más elevada, sin que hubiera habido, necesariamente una mezcla con tipos nórdicos, como sostendría Debetz ya que encontramos tipos análogos en regiones de Europa o de Asia, donde no existirían intervenciones o mestizajes con nórdicos.
Los mediterráneos de Bulgaria y de Rumania estarían relacionados igualmente, por otro lado, con este tipo “ponto-caucásico”.
Después de un largo periodo de expansión hacia el oeste y el sur (a la vez que el abandono de la Alemania oriental, los vecinos de los eslavos, los germanos, que invadieron la Europa occidental y la de oriente), los eslavos, rechazados de Alemania en el siglo X y rechazados del sur de Rusia por invasiones asiáticas de Magiares, etc. se mueven sobre todo hacia el este y el norte, donde las tribus finesas, mal organizadas y poco civilizadas les ofrecen poca resistencia.
Así es como ya dese el siglo X, los eslavos de Rusia alcanzan el Volga y el lago Ladoga, sin alcanzar todavía a establecerse sobre las orillas del Mar Báltico.
En este momento, son todavía esencialmente nórdicos, con un tipo físico todavía no modificado desde los orígenes. Encontramos asimismo que los primeros checos, así como los serbo-croatas y las primeras poblaciones de Bulgaria, estaba compuesta del mismo modo de poblaciones nórdicas poco mezcladas.
Entre los cráneos de esta época y hasta el siglo XII, no se han detectado, en general, en Rusia, más que relativamente pocas influencias finesas. Las influencias mediterráneas orientales parecen más marcadas. Según Bunak, un gran numero de cráneos de los kurganes de la parte meridional de la Gran Rusia, del siglo XI al siglo XIII, presentarían caracteres póntico-mediterráneos. Es necesario observar además que los kurganes no sobrepasarían, en general, hacia el norte, una línea aproximada al sur del Orel, de Voronèje, Poltava y de la región de Kiev y de Tchernigov. Aparecen pues en su gran mayoría, en la zona habitada, desde principios del neolítico, por mediterráneos y se debería entender que este tipo se ha perpetuado hasta las invasiones tártaras de la Edad Media.
Hacia finales del siglo XV y durante el siglo siguiente, el tipo braquicéfalo comienza ya a aparecer en los enterramientos junto al antiguo tipo eslavo; los descendientes de los eslavos nórdicos comienzan cada vez más a ser menos numerosos en proporción. El tipo nórdico ha continuado, desde entonces, a ser gradualmente reemplazado por un tipo cada vez más braquicéfalo y de cara más ancha. En el sur, las invasiones de los cumanos, la sujeción de los príncipes rusos a los kanes tártaros de Kazan y de Crimea, durante varios siglos, han podido tener cierta influencia étnica, si bien esta ha sido exagerada a tenor de los datos de la genética moderna.
Algunos datos nos permitirán precisar nuestras ideas con respecto a la composición y al origen de los eslavos actuales de la Europa oriental, así como la transformación de su tipo primitivo después del siglo X.
Los numerosos trabajos sobre el pasado de los eslavos, permiten establecer que hasta esa época, la proporción de braquicéfalos variaba de cero, en una gran parte de Rusia, a 13% entre algunas raras tribus eslavas, sobre todo de las de Europa central, donde los cruces con elementos de otra raza (alpina en este caso) habrían ya comenzado con anterioridad. En general, si se hubiese que dar una media, se podría decir que la media de braquicéfalos entre los eslavos rusos hacia el siglo X se mantenía por debajo del 5% con una media de índice cefálico de 75-76 en el tipo vivo, esto es dolicocéfalo.
La talla de los antiguos eslavos, si bien ligeramente menos elevada que la de los germanos del tipo Reinhengräber, se podía considerar alta para la época.
Después del siglo XII, los cruces con tipos más braquicéfalos así como las condiciones de vida a determinado un aumento del índice cefálico en la Rusia central de 7 a 8 puntos, el índice de los rusos actuales, se identificaría más con la de poblaciones pre-indoeuropeas. En la región de Novgorod, Pskov, Petrogrado, Moscú, Kostroma etc. El índice cefálico actual es del orden de 83 a 84. La proporción de braquicéfalos por tanto mucho mayor. Claramente dolicocéfalos en la Rusia de siglo pasado eran, según los datos de Nicolas Lahovary (Les peuples européenes. Paris 1945), sólo un 5% siendo los braquicéfalos un 60% en Rusia y un 80% en Polonia aunque existen indicios según algunos trabajos actuales de un proceso de desbraquicefalización entre las nuevas generaciones, tema que habrá que ser observado con mayor detenimiento para poder sacar conclusiones más definitivas.
La talla reflejando igualmente condiciones de vida poco favorables se encontraba el siglo pasado en una media de 1,64 o 1,65 aunque actualmente esta ha aumentado del orden de a 10 a 12 centímetros.
Es interesante observar de paso que la provincia de Riazán, patria del tipo dolicocéfalo pre-eslavo, que se expandió en la época prehistórica en una parte de Rusia, se distingue todavía hoy en día por un índice cefálico claramente inferior al de las regiones vecinas. Es indudable, tal como ha señalado Bunak, que existe aquí todavía supervivientes de esta antigua raza.
Los eslavos de Ucrania, y en particular los de la zona oriental, se caracterizan, al mismo tiempo por una pigmentación menos clara que la de los rusos del norte y el centro. La talla igualmente más elevada, incluso durante el siglo pasado, a causa de mestizajes con tipos de estatura más elevada.
En cambio, así como uno podría imaginar y como A. Kloiber lo ha señalado, después de analizar cerca de 1000 prisioneros rusos de la guerra de 1914-1918, provenientes de las regiones antiguamente habitadas por los Drevliani, Severani, Drecovitchi y Wyatichi, esto es en la zona eslava primitiva menos influenciadas por influencias externas, el tipo eslavo antiguo se encuentra menos modificado en esta zona de la Rusia occidental. Siendo más frecuentes las cabezas alargadas, con una media más mesocéfala que braquicéfala. Con un número de individuos de pigmentación clara muy considerable. En Volinia, las investigaciones de R. Routi han establecido igualmente la existencia de un gran número de rubios de aspecto sub-nórdico y de una braquicefalia menos acentuada próxima a un índice cefálico de 82.
En la región de Vilna, próxima a la Rusia Blanca, el número de dolicocéfalos es de un 30 a un 40% de los habitantes y la pigmentación es, en general muy clara. Existe pues una zona, relativamente restringida, donde el tipo eslavo primitivo a podido por lo que parece, conservarse mejor, sin sufrir las modificaciones más radicales que pueden encontrarse en otras zonas de Rusia.
Ahora bien si como hemos visto el tipo original eslavo se puede considerar como típicamente nórdico, esto es un tipo racial de alta estatura, complexión clara y de cráneo dolicocéfalo, es notorio señalar que si bien este tipo se conserva entre la población rusa en porcentajes que Günther estimó entre un 25 a un 30 % también es cierto que entre la población actual de los países del Este no es solamente esta la tipología racial que predomina, como ya hemos visto. Sino que existe un numeroso grueso de la población que muestra valores de índice cefálico y facial mayores. Y es este un tema que vamos a tratar ahora.
Si bien es cierto que el elemento braquicéfalo de las antiguas necrópolis eslavas despertó, en general, escaso interés entre los antropólogos. Fue mérito de Tarde el haber demostrado la importancia que tendría este elemento en la composición antropológica de la Europa oriental y por lo tanto de los países conquistados por los eslavos de raza nórdica. Del análisis de Tarde resulta probable la presencia de estos braquimorfos en algunas localidades septentrionales, el tipo resultaría ser para este autor de cráneo corto y alto, estando hoy en día bien representado en la Europa oriental y que parecería estar presente en Rusia anteriormente a la llegada de los eslavos, pudiendo identificarse este elemento con toda probabilidad con un tipo cromagnoide braquicéfalo de formas anchas, Resulta evidente que la población eslava actual ha sufrido un proceso de braquicefalización a lo largo de los siglos, un proceso progresivo, fenómeno este que se ha repetido en otras poblaciones de diferente estirpe y las evidencias recogidas del estudio de los restos de esqueletos antiguos muestran que el neto predominio de la formas dolicocéfalas originales contrastan con los tipos mayoritarios sub-braquicéfalos y braquicéfalos actuales en la mayoría de los casos.
Por ejemplo, en 26 series de cráneos paleo-eslavos masculinos registrados por Scwidetzky y provenientes de todas las regiones de la Europa Septentrional, Central y Oriental invadidas por estas gentes en su primera y máxima expansión, una sola posee un índice cefálico de 80,4 a 82,1. Los cráneos paleo-eslavos de Bled y Ptuj, descubiertos en Eslovenia, dieron medias de 75,7 a 76. La braquicefalia se reduce en al primer caso a 9,4% y en segundo a 8 %. De las investigaciones efectuadas por Bogdanov en los cráneos de los kurganes y en sepulturas de viejas iglesias rusas, resulta que, hasta el primer milenio después de Cristo, el elemento dominante en la población era el dolico-mesocéfalo. En las calaveras de los kurganes del gobierno de Cernigov, Tver y Jaroslav, el porcentaje de braquicraneos estaba entre un 14 a un 17%. Un poco más alta resulta el porcentaje de braquicéfalos entre los esqueletos del gobierno de Moscú (28%). En las sepulturas más recientes, por el contrario, los braquicéfalos predominan sobre los dolicocéfalos. En los cementerios de la iglesia de Cerginov (siglo XII-XIII) se ha encontrado un 53% de braquicéfalos; en el de Moscú Bogdanov encontró un 50%. El fenómeno resulta evidente también en el comportamiento de los índices cefálicos medios encontrados en las observaciones de Stefko y de Shugaiev sobre una serie craneológica de Moscu que aquí pueden observarse.

Serie craneológica Hombres Mujeres.

Cementerios XV-XVI 79.5 78.0
Cementerios XVI 78.8 79.8
Cementerios XVII-XVIII 79.6 80.2
Cementerios XVIII 80.4 81.4
Cementerios XVIII-XIX 80.6 82.0
Siglo pasado (Cepurkoski) 80.9 82.1

En las series eslavas antiguas de Moravia y de Austria, estudiadas por Toldt (118 ejemplares), la dolicocefalia domina en el 94,3% de los casos; en la de Estiria y en Carintia en el 90,4%. En una serie de 300 cráneos modernos de Moravia aquellos cráneos de estructura dolicoide son reducidos a un 19,6%, mientras los braquicéfalos a un 80,4%. Entre los eslovenos modernos en 99 esqueletos estudiados por Weisbach un 76,4% era braquicéfalos. Es interesante revelar que de lo que resulta de las múltiples medidas tomadas sobre personas vivas y elaboradas por Weisbach en la población actual de la Austria baja, de Estiria y de Carintia hay mucha mayor homogeneidad en el índice cefálico entre los eslovenos y alemanes actuales que no entre los eslovenos medievales y los modernos.
Resulta bastante claro que los eslavos pudieron retener su forma craneal dolicocéfala hasta principios del siglo XIII, quizás en algunos lugares y como todavía mayoría de la población hasta finales del siglo XV. En aquel tiempo, aquellos que habitaban Rusia y el centro de Europa fueron creciendo progresivamente en cuanto a número de braquicéfalos a un ritmo rápido y constante. Bien documentadas series desde Bohemia hasta el gobierno de Moscú muestran como este progresivo cambio se produce de siglo a siglo desde un índice original de 73 a 75 hasta alcanzar índices de 83. Este proceso parece análogo al que afecto el sur de Alemania y al de otros pueblos del centro y este de Europa. A pesar de que este proceso de braquicefalización tuvo lugar a la luz de los tiempos medievales y modernos, no existe una explicación completamente satisfactoria a este fenómeno. Lo que resulta evidente es que lo ocurrido es el fenómeno denominado por Scwidestzky denominado desnordización. Esto es el cambio racial ocurrido en una población de origen nórdico y que pudiera motivarse a dos causas principales. O bien por variación interna debida a factores medioambientales y/o selectivos o bien por la disminución de un tipo de población y el incremento de otra. En el caso de la Europa central lo más probable es que el fenómeno de la braquicefalización simplemente se deba a un aumento del número de tipos de raza alpina y/ o dinárica frente al número de germanos de tipo nórdico de épocas anteriores. En el caso de la Europa oriental pudiera ser más complicado y si bien es cierto que el número de tipos nórdicos ha disminuido en comparación al existente en épocas anteriores también es cierto que se ha podido dar incluso entre aquellos nórdicos un proceso de braquicefalización o alteración del tipo original de cráneo más alargado por otro ligeramente alterado algo más braquicéfalo como veremos al estudiar los tipos existentes en los complejos raciales rusos (véanse los tipos Illmen-Dnieper y Valdaico).
Mucho se ha especulado sobre el origen del tipo báltico en general y endentemos por tipo báltico el tipo tradicionalmente asociado con las regiones del Báltico del norte y nordeste de Europa. Hay que admitir cierta confusión en el término ya que de hecho el término báltico, raza báltica o báltida se aplica a un numero de tipos más o menos similares pero que en muchos casos es posible distinguir unos de otros por algunos caracteres diferenciadores debido a que no existe realmente un consenso a la hora de aplicar una denominación determinada a estos tipos locales o a que los antropólogos no se han puesto de acuerdo a la hora de dar un nombre específico a estas variedades o bien han dado el mismo nombre a tipos en si algo diferentes, ciertamente existe cierta confusión al respecto. Para nosotros el tipo báltico es un tipo algo alterado de aquel que ha conservado su estructura original, por ejemplo, el denominado báltico-occidental (West-Baltic) es un tipo cromagnoide del nordeste de Europa poco alterado relacionado ancestralmente con las formas o tipos denominados dalo-faélidos o dálicos de la Europa del norte y noroeste. El tipo báltico estándar por otro lado sería un tipo cromagnoide europeo que ha sufrido un proceso de reducción, braquicefalzación y borealización a través de un proceso selectivo denominado “baltización” que ya hemos descrito anteriormente, no del todo igual al proceso denominado de “alpinización”. El tipo ancestral cromagnon del Este de Europa sería obviamente más fácilmente identificable en el tipo báltico-occidental (más alto, robusto y de cráneo más grande) mientras que el tipo báltico estándar sería algo más bajo, de medidas craneanas más reducidas y de morfología corporal con tendencia a ser más pícnica. Las formas bálticas en general son de alta o de mediana estatura, de cráneo ligeramente braquicéfalo y redondeado, frente amplia, alta y ancha, cara mesoprosopa, anchura zigomática por tanto ancha, mandíbulas bien marcadas, más fuertemente desarrolladas, sobre todo en los tipos báltico-occidentales y menos en los bálticos, dando rostros más cuadrangulares entre los báltico-occidentales y más redondeadas en los bálticos. La nariz moderadamente leptorrina entre los báltico-occidentales y con la raíz menos alta entre los bálticos, mayor tendencia a narices algo respingonas entre los bálticos en comparación con los báltico-occidentales. La punta de la nariz es redondeada en ambos tipos, a veces algo bulbosa e inclinada horizontalmente. Los alae son finos y emplazados de manear algo alta y con una extensión lateral media. Los labios medios o finos, con poca o ninguna eversión. Los dientes grandes en el tipo báltico-occidental y de menor tamaño en el báltico, ambos tipos son muy ortognatos y los ojos emplazados entre ellos de manera media o amplia, pliegue ocular externo a menudo visible. El pelo es siempre liso con tonalidades que van del rubio claro o rubio-ceniza al castaño claro. Ojos claros con predominio de los grises, mayor número de ojos grises muy claros entre los báltico-occidentales y entre los bálticos es muy común ver muchas tonalidades de ojos claros. El tipo denominado báltico-oriental sería aquel que habría sufrido un proceso más drástico de borealización y en el cual habría que adscribir un elemento lapponoide y/o urálico el cual sería más común entre las zonas donde el influjo y las mezclas lapponoide haya podido ser más acusado como en las zonas del norte de Rusia cercanas a Finlandia, país donde este tipo es mucho más numeroso.
Obviamente estos tipos no tiene nada que ver con las teorías acerca de mezclas entre nórdicos con mongoles y tiene un origen estrictamente europeo que como hemos comentado derivaría de un tipo de origen paleolítico (Cromagnon) hecho que está demostrado claramente en los estudios más avanzados y actuales llevados a cabo por los antropólogos de hoy en día.
De hecho hoy sabemos que los primeros humanos llegaron a las tierras bajas europeas a mediados del último periodo paleolítico, y en el curso de muchas generaciones fueron poblando gradualmente las zonas más lejanas del Norte de Europa, incluyendo las zonas del este del Báltico. Varios milenios pasaron entre la llegada de seres humanos de tronco európido a las tierras bajas europeas y la llegada de los primeros residentes de las zonas del este del Báltico y noroeste de Rusia.
Las primeras gentes en llegar a la estepa y la tundra de la Europa media (posiblemente desde el oeste) eran cazadores de renos que en el curso de muchas generaciones habrían aprendido maneras específicas de buscar estas bestias, viajando junto a las manadas del reno para proveerse sostenimiento. Como la tundra se expandió hacia el noroeste de Rusia, el reno pudo encontrar pasto fresco en estas zonas y pronto los seres humanos conquistaron estos terrenos también.
En la tundra y en las estepas acaecieron cronológicamente varias migraciones sucesivas de humanos, y esto ha estado probado a través de numerosas excavaciones arqueológicas. En los asentamientos dejados detrás por estos antiguos habitantes, han sido encontrados, por ejemplo en Lituania, rastros culturales de la gente de Lingbi, de Bromme, de Arensburg y de Svidrian. Estos establecimientos antiguos encontrados en Lituania, en el sudeste están fechados en los últimos períodos de Allerod y Driassian. En estos territorios adyacentes a Pripet, es donde los arqueólogos han encontrado establecimientos humanos con evidencias de tecnología de fabricación de herramientas típicas de los periodos ya mencionados. Tales establecimientos también se han encontrado cerca del Dnieper superior, así como también en Soza y valle del río Desna (tributarios del margen izquierdo del rio Dnieper). De importancia especial resultan los talleres y establecimientos de pedernales en Anasova que se han encontrado cerca del Dnieper superior; con tecnologías de fabricación de herramientas típicas de las tradiciones de Lingbi y de Arensburg.
Es en los últimos periodos del paleolítico en el que los arqueólogos han encontrado que hubo una migración de gentes de la cultura de Svidrian que alcanzaron Lituania y el noroeste de Rusia. Es comúnmente creído que estas gentes provenían de Polonia. Hay otra notable escuela de pensamiento, sin embargo, que defiende que la tradición cultural de Sviridian se estableció en partes del sureste de las llanuras rusas (el valle del río Don donde ricos artefactos del último paleolíticos han sido encontrados).
Los arqueólogos han encontrado también migraciones de gentes de la cultura de Maglemose durante los primeros periodos del mesolítico en dirección este hacia el noroeste de Rusia. Testimonios de esto están probados por asentamientos de estas tribus que han sido encontrados en Lituania y por el efecto que la cultura de Maglemose tuvo en los territorios adyacentes al suroeste del lago Onega. A principios del mesolítico, objetos manufacturados con hueso han sido encontrados trabajados con métodos que son completamente idénticos a los usados por la gente de Maglemose en Dinamarca en el mismo periodo.
Todo este material arqueológico indica la emigración de la gente de Maglemose en diferentes migraciones acaecidas cronológicamente de manera sucesiva y por lo tanto de gentes paleolíticas desde el oeste hacia el este. Esto sugiere que al final de tal periodo, una base genética estaba bien establecida en las poblaciones residentes en estos territorios. Esta base genética era parte del complejo racial de los habitantes del norte de Europa. Por este motivo, las gentes que se asentaron en las tierras alrededor del alto Dnieper y el alto Daugava durante el último paleolítico tendrían una conexión genética con las más antiguas poblaciones de las tierras bajas del centro de Europa. Esto podría indicar que durante el mesolítico un grupo similar de gentes podrían haber habitado las zonas que irían desde el occidente de la actual Holanda hasta las tierras medias de Rusia en el este. Habitantes locales de estas zonas debieron haber poseído elementos morfológicos de los antiguos pobladores del norte de Europa, cuyas raíces de hunden con las de las poblaciones paleolíticas europeas.
Desgraciadamente no hay cráneos que puedan ser estudiados del último paleolítico de los seres humanos que migraron desde las tierras bajas del centro de Europa hasta Priper, el alto Dnieper y Daugava. Aunque los especialistas poseen datos antropológicos de poblaciones mesolíticas de estos territorios y estos habitantes pueden en cierto modo ser vistos como los descendientes de estas poblaciones paleolíticas. Es una evidencia indirecta, para estar seguro, pero sin duda nos permite ya tener ciertas conclusiones acerca de las características físicas de los habitantes del último paleolítico.
Estos tipos tienen tendencia a ser grandes de tamaño, con grandes cráneos y cabezas de formas oblongas, rostros anchos y caras altas con una distintiva prominente nariz. (Denisova 1975.) Mirando los datos de poblaciones de similares periodos en Europa se pueden encontrar diferencias geográficas específicas. Esto es especialmente cierto con respecto a la anchura facial de los residentes de estas zonas, un hecho que tiene una gran importancia a la hora de delimitar el tipo racial de estas gentes. Las diferencias en la anchura del rostro en Europa llegan a ser particularmente distintivas en los comienzos del periodo Atlántico, cuando la agricultura comenzó en Europa. En este tiempo, la anchura de la cara separa morfológicamente las formas raciales del Norte de Europa de las de las regiones mediterráneas –dos zonas geográficas distintas-. Rostros masivos, formas morfológicas de rostros anchos dominan el norte y el noreste de Europa mientras que formas mas gráciles y rostros más estrechos son encontrados más a menudo en la Europa media y central del continente alcanzando el sureste del continente. Durante el periodo Atlántico la población de rostro estrecho gradualmente va alcanzando el norte y el nordeste. Alcanzan el Báltico solamente durante la Edad del Bronce. Por esta razón, durante el mesolítico y el periodo neolítico, la gente de las regiones bálticas y del noroeste de Rusia posee rostros anchos, un hecho que confirmaría el origen de estas gentes con los actuales tipos raciales báltico-occidental y báltico y por lo tanto la relación de estos tipos con las poblaciones paleolíticas de Europa. Esto no quiere decir, sin embargo, que todas las poblaciones de estas zonas fueran durante el mesolítico y principios del neolítico idénticas desde el punto de vista antropológico. Al menos dos gradaciones en lo que respecta al ancho facial (135-142 mm. en un grupo y 144-150 mm. en otro) pueden ser encontradas en estos territorios. Un tipo antropológico se caracterizaría por un cráneo masivo y grande, muy ancho con una anchura facial de 149 mm.
El hecho de que este tipo morfológico de rostro ancho fuera típico de las poblaciones mesolíticas se confirma en el amplio territorio en el que es posible encontrar restos. Poblaciones antropológicamente similares se pueden encontrar en el noroeste de Rusia. Uno de estos hallazgos, el enterramiento de Popov, encontrado en el este de lago Onega contiene restos mesolíticos de este tipo. Otros hallazgos encontrados, como por ejemplo el famoso enterramiento de Olenij Ostrov, contiene una amplia variedad de tipos antropológicos y varios de los individuos encontrados allí poseen las formas de rostros masivos y anchos. Poblaciones similares habitaban también la región alrededor del Dnieper medio. Los hallazgos de estos restos son de muy a principio del mesolítico en las cercanías al periodo intermedio entre el paleolítico y el mesolítico. Los restos mesolíticos más antiguos de tipos de rostros anchos son encontrados cerca del curso medio del Dnieper y es posible que estos hayan tenido contacto durante el paleolítico con los habitantes del último paleolítico en esa área. En Latvia, también, estos habitantes son casi tan antiguos (periodo Boreal) y desde el punto de vista antropológico son completamente similares a los habitantes mesolíticos de las poblaciones Escandinavas. (Broste, Jorgensen et al 1956, Asmus 1973).
Naturalmente la descripción aquí dada es incompleta ya que el número de hallazgos que han sido encontrados durante el periodo mesolítico no es muy numeroso. De todas formas parece ser que en estos territorios y durante el periodo mesolítico la población existente estaba conformada por un tipo cromágnido de formas y rostro ancho. Esta población no desapareció con el tiempo, sus descendientes continuaron habitando el Este de Europa durante el neolítico, durante este periodo tipos similares poblaban el curso superior del Volga y el Oka, el área en la cual la cultura del Volga prevaleció. El mismo tipo racial ha sido encontrado también durante el neolítico en los habitantes de Dnieper-Donetz y en las culturas Ucranianas (Gohman 1996; Konductorova 1973). El gran número de cráneos encontrado en estas regiones nos provee de un buen material para el conocimiento de este tipo cromágnido de formas masivas y rostro ancho (143-150 mm de anchura facial de media) que habitaba estas zonas, y nos permite concluir firmemente que tales habitantes existían durante el periodo mesolítico y a principios del neolítico. Y que es muy posible que esto tipos cromágnidos tuviesen el mismo origen que el que continuaba a poblar Dinamarca (Stavesang, Kolderod, Dojringe) durante el mismo periodo.
La morfología del tipo descrito aquí es bastante peculiar y muy fácilmente distinguible de otros tipos. La naturaleza de la información que conocemos hoy en día nos permite sin duda alguna aclarar los mitos acerca del origen del tipo báltico de la Europa del Este desmontando los supuestos mitos del origen de esta raza de una mezcla de nórdicos y mogoloides. Es importante hace entender que comparados con los habitantes del periodo Boreal los habitantes actuales de estas zonas tienen rostros todavía anchos aunque no tanto como los originales debido en parte a que muchos de estos tipos han sufrido un proceso de reducción, más visible en el tipo báltico estándar y en menor medido en el tipo báltico-occidental. Un importante dato a tener en cuenta es el perfil horizontal de la cara completamente ortognato y muchas veces con frentes muy horizontales lo que incuestionablemente traduce una europeidad racial sin género de dudas. Tipos antropológicos similares a los de los antepasados de los tipos bálticos y baltico-occidentales (el tipo báltico-oriental como ya hemos visto es tu tipo cromángido en el que el proceso de borealizacion y reducción ha sido mayor y al que hay que añadir influjos lapponoides y/o urálidos lo que sin duda puede provocar el aspecto de un incipiente mongolismo) son comparables a los habitantes del mesolítico encontrados en Normandia (Hoedik) (Vallois, 1975) y en las tierras de la Europa central (Vianen, Hengelo, Bottendorf) (G. Asmus 1973) etc.

Caracteres somáticos de la población rusa.

La división de los rusos en tres grandes complejos étnico-lingüísticos correspondientes a los grandes rusos, rusos blancos y a los pequeños rusos (ucranianos, rutenos), tuvo su origen a partir del siglo XIII. Sachmatov pensaba que el origen de tales grupos podría remontarse a una serie de agrupamientos de hablantes de dialectos afines. Precisamente un grupo septentrional compuesto por los eslavos de Novgorod y de los Krivici, serían los que junto a los Viáticos de la zona central habrían constituido el núcleo de los grandes rusos; un grupo meridional estaría compuesto por los Poliani, los Volini y los Ulici (quizás también los Severini) y algunas otras tribus, habría dado origen a los pequeños rusos; un grupo central compuesto, además de los ya nombrados Viáticos, los Dregovici y de los Ramidici conformaría a la etnia de los rusos blancos o bielorrusos.
Seguidamente vamos a dar unos datos acerca de los rasgos somáticos de estos pueblos aunque deberemos apuntar que estos datos son antiguos y están basados en los estudio hechos por Bunak en 1932 y expuestos también por Biasutti en su famosa obra. Razze e popoli della Terra. Torino, U.T.E.T., 1941
Las mayores diferencias somáticas entre las agrupaciones étnicas mencionadas existen entre los grandes rusos y los ucranianos. Los grandes rusos tenían el siglo pasado estaturas relativamente bajas con oscilaciones que iban de los 164 cm. (Moscú, Kursk) a 167,1 cm. (Semirecensk.) Las estaturas más elevadas (167 cm) se encontraban principalmente en las zonas periféricas occidentales, cercanas a los estados bálticos y a la Rusia Blanca, en la región media del Volga y las zonas próximas a Ucrania. Aunque debemos decir que las estaturas actuales han aumentado del orden de 8 a 12 centímetros.
El índice cefálico medio varía entre los Grandes Rusos entre 80 y 84, con fuertes oscilaciones individuales. En el gobierno de Kostroma Zograf da un índice de 85,2. Las mujeres presentan un grado de braquicefalia menor en comparación con los hombres. En los distritos del gobierno de Moscú, Anucin encontró en los hombres un índice de 82,7 y en las mujeres de 81,7. El índice más bajo entre las mujeres señalado por Cepurskowki sería el de los campesinos del territorio de Tambov y de Riazan (79,6 a 79,7); el más elevado sería el considerado territorio de Valdai al noroeste de Moscú (84,3). En los otros distritos los índices más frecuentes corresponden en las mujeres a una braquicefalia moderada. De los índices faciales masculinos contenidos en las tablas de Cepurkowski se observa la existencia entre los Grandes Rusos de formas faciales alargadas. Bunak da para una serie de hombres de Tver un índice medio de 89,9, claramente leptoprosopo. Índices mesoprosopos fueron encontrados entre los campesinos de los distritos centrales. El índice nasal medio se puede considerar dentro de la categoría lepto-mesorrino.
La coloración de los cabellos y de los ojos ente los Grandes Rusos presenta fuertes porcentajes de tonos medios: castaño-claro, castaño-rojizo, rubio-oscuro en lo que respecta al color del pelo y diversas tonalidades de grises y ojos claros para los ojos. El mayor porcentaje de ojos y cabellos oscuros se encuentran, según Bunak, en el distrito de Riazán (cabellos negros y castaño oscuro alcanzan la cifra de 21,7%, ojos oscuros 6,1%) y en el gobierno de Vladimir. La pigmentación clara más frecuente se encuentra en los distritos de Glasov y en el gobierno de Viatka, donde el 25,8% de los individuos tiene ojos de color azul-celeste y gris-claro mientras que un 25,7% de los individuos tienen cabellos rubios muy claros. Los cabellos y ojos oscuros en estos distritos son muy escasos. Porcentajes parecidos de tonalidad de cabello y ojos se encuentran en las series de Nishmi en Novgorod y en Estalingrado.
La estatura de los Rusos Blancos sin destacarse notablemente de la de los Grandes Rusos presenta de media una mayor amplitud de oscilación. Bunak, todavía señala en su mapa de 1932 en los territorios de la Rusia Blanca atravesados por el Dniepr y el Dvina una estatura media de 167-168 cm. En las provincias occidentales el índice cefálico presenta medias de moderada braquicefalia (Minsk 81,5), con altos porcentajes de dolicocéfalos y mesocéfalos. Índices de 80 a 82 da Bunak en el territorio de Mohilev, cifras más elevadas, hasta alcanzar 84, se señalan en Polesia. La cabeza es alta. M. Hesch encuentra un índice facial morfológico de 88. Un índice más elevado (90,1) calculó Bunak entre 160 hombres de Mohilev. El índice nasal presenta mayor homogeneidad; la media encontrada (67,9-69,4) revela la presencia de formas nasales meso-leptorrinas.
Los datos estadísticos relativos a la pigmentación recogidos por Niederle resulta que los Rusos Blancos presentan el grado de blondismo más alto (48%). Pero en una serie de 156 individuos del distrito de Mohilev, Bunak encuentra un 25,6% de sujetos con cabellos rubio-claro; el resto de la serie presenta tonalidades castañas o rubio-oscuras y solo un 7,8% tonos oscuros. Frente a los Grandes Rusos las series de Mohilev presentan un porcentaje ligeramente más alto de ojos oscuros pero –exceptuando el grupo de Tiver-, un clara mayoría de tonalidades claras en los ojos (47,1% de ojos azul celeste y grises claros).
El área habitada por los Pequeños Rusos como más al norte la de los Rusos Blancos se extiende hacia occidente hasta las regiones orientales de la Polonia histórica y las regiones de los Cárpatos. Los Rusos Blancos se extienden hasta los territorios de Vilna y Grodno, los Pequeños Rusos penetran hasta Brest Litovsk, donde de manera irregular alcanzan Przemysl, extendiéndose todavía algo más a occidente a lo largo de los Cárpatos en la zona de los confines de Polonia y Eslovaquia (Rutenos). En la Polonia septentrional los Pequeños Rusos constituyen pequeñas minorías. En las cartas antropológicas de Bunak Ucrania se distingue de los otros territorios rusos ya que se alcanzan las más altas estaturas de la Rusia europea (168-171 cm) y porque en esta vasta región el índice cefálico medio presenta, como ya observó Deniker, una mayor homogeneidad en el sentido de una mayor frecuencia de medias típicamente braquicéfalas.
Las más altas estaturas, 170-171 cm, son señaladas por Bunak para la región del bajo Dniestr y entorno a Dnjepropetrovsk. También entre la pequeña nobleza de Kiev Talko-Hryncewicz encontró una media entre los hombre de 170 cm; en el resto de la provincia la media baja a 166,7 cm. El índice cefálico más bajo se registró entre los habitantes de la Podolia (82,2) y en Poltava (82,7), en la Podolia meridional Bunak señala unos índices típicamente braquicéfalos de 83,9 y 84,6, correspondiendo estos últimos a la media encontrada por Diebold en Kiev. La media más elevada (85,6) viene dada por Bielodied para Cernigov. Los datos relativos a los caracteres antropológicos de los Ucranianos son bastante escasos. Predomina entre estos la gente de tipo oscuro; según Smirnov un 42,4 % posee cabellos castaños y un 18,9% cabellos negros; relativamente notable es el porcentaje de cabellos rojos (3.2%)
El área ocupada por los rutenos se extiende a los largo del arco montañoso de los Cárpatos, penetrando también en territorio políticamente rumano (Bucovina), en la Eslovaquia, en las regiones de Galizia y Volinia y extendiéndose hacia el norte hasta la Volinia rusa. Los rutenos de Galizia presentan, según las observaciones de Mayer y Kopernick, los siguientes caracteres: estatura 164 cm; índice cefálico 84,3. La media regional de estatura oscila entre 163 y 166. Teniendo en cuenta la frecuencia, la forma de la cabeza es predominantemente braquicéfala (75,9) y con formas faciales alargadas. Un tercio de la población examinada era rubia; el 60,8% de los individuos tenia ojos claros, se observa, como entre los Rusos Blancos, un predominio de tonalidades claras de los ojos con respecto al de los cabellos.
Examinando las principales fracciones de este interesante grupo de los Pequeños Rusos se observa que la población de las montañas se distingue de la de las planicies particularmente por la estatura más elevada, por un mayor grado de braquicefalia y por una pigmentación más oscura. Entre las comunidades montañosas hay que recordar a los Huzuli, los Lemki y los Bolki. Un grupo de Huzuli fue estudiado por L. Cipriani el cual ha confirmado una alta estatura (170 cm), un cuerpo leptosómico, braquicefalia (84,4) y una complexión pigmentada (rubios sólo un 8%) acompañada por un predominio de ojos claros (60%). Los caracteres son incisivos, la nariz fuerte y estrecha: el componente dinárico es el principal con una minoría formada por elementos nórdicos, bálticos, y alpinos, con varios tipos mixtos (Necrasov).

Los elementos raciales en los países de la Europa Oriental según la Escuela Rusa de Antropología.

Resulta necesario hacer unos breves comentarios antes de dar la opinión que uno de los más destacados antropólogos de la Escuela Rusa de Antropología V.V. Bunak acerca de los elementos raciales de la Europa oriental para poder entender la forma en que se concibe en esta escuela la antropología física. En este sentido hemos de decir que según esta escuela el examen de las medias aritmética y de la frecuencia de un carácter determinado cualitativa y cuantitativamente en relación a una determinada área geográfica más o menos extensa, conduce en base a procedimientos estadísticos normales, al conocimiento de manera bastante exacta de los caracteres físicos de una población dada y a su distribución en el espacio. Mayor interés tiene sin embargo la identificación de los tipos somáticos y de los elementos raciales que componen los grupos étnicos. Es necesario en este caso proceder a un análisis de los caracteres somáticos y su correlación, en modo particular limitar el examen a grupos humanos poco numerosos bien localizados geográficamente. Interesantes resultados fueron los alcanzados por la antropología rusa, polaca y checa en este sentido. Hay que añadir todavía que estas investigaciones pueden conducir fácilmente a una excesiva cantidad de tipos antropológicos a la que se puede llegar solo a partir de medias aritméticas generales. De todas maneras, en estas investigaciones y en particular las llevadas a cabo sobre la población de Rusia, interesan también los problemas relacionados con el dinamismo y la metamorfosis racial. Resulta, que de estas investigaciones, los tipos humanos, al menos en determinadas condiciones ambientales e históricas, y probablemente en determinados límites, presentan una plasticidad superior a aquella que era posible admitir en el pasado y que las variaciones fenotípicas de estos derivados pueden manifestarse en periodos de tiempo relativamente breves.
En este punto si se consideran las grandes extensiones territoriales y los movimientos de las primeras tribus eslavas, las cuales debieron favoreces la fusión de elementos raciales y tipos humanos diferentes permitiría el surgimiento de variaciones somáticas en estos mismos, no debería pues sorprender el gran número de tipos humanos que Bunak reconoció en la población de la antigua U.R.S.S. Este antropólogo distinguía una veintena de grupos somáticos –en los cuales también quedaban comprendidos los fineses-, tipos somáticos que son localizados en las distintas regiones del vastísimo territorio ruso.
Estos tipos, muchos de los cuales no son más que variaciones geográficas de origen relativamente reciente, derivarían de otros elementos somáticos fundamentales, correspondientes a las razas primarias y a las razas secundarias tradicionales de la antropología occidental. Así pues el tipo nord-occidental de la Gran Rusia y el tipo del Dniepr superior serían dos ramas derivadas de un mismo tronco. El tipo nord-occidental, que es preferible denominarlo según Cepurkowski, que fue el primero que lo identificó, como tipo de Valdai o Valdaico, corresponde según Bunak, a la raza oriental de Deniker, la cual se distingue por una estatura algo más elevada (167-168 cm) y por una estructura facial dolicoprosopa, mientras esta difiere de la raza nórdica por un índice cefálico mucho más elevado dando valores braquicéfalos. El tipo del Dniepr superior se diferenciaría del Valdaico por una estatura algo más alta ( 168-169 cm) y por una mayor dolicomorfia (índice cefálico 80). Ambos tipos podrían corresponder por estos caracteres y por los de la pigmentación, como pensaba Bunak, a la raza sub-nórdica de Deniker (fenno-nórdica de v. Eickstedt) y deberían considerarse como una variedad de esta raza, según nuestro entender serían estos tipos somáticos los que tendrían una mayor similitud con los eslavos nórdicos que fueron sin duda sus antepasados aunque ambos tipos pudieran haberse alterado por mezcla con los elementos cromagnoides de los que ya hemos hablado anteriormente, algo más en el tipo Valdaico y en menor medida en el tipo de Dnieper superior que puede considerarse prácticamente un nórdico con muy poca mezcla o con poca variación, en ambas zonas sin duda es donde la concentración de tipos más fieles al patrón nórdico pueden encontrarse. Biasutti consideraba por ejemplo que no le parecía justificado el hacer derivar ambos tipos humanos de un mismo tronco, como pensaba Bunak, puesto que la variedad del Dniepr superior se relaciona muy estrechamente a la raza nórdica y el tipo Valdaico, según él, más que a la raza nórdica habría que hacerlo derivar de la raza báltica y por ello relacionado a una unidad biológica algo distinta somáticamente y por tanto genéticamente a la raza nórdica, en este punto estaríamos más cercanos a la postura de Bunak que a la de Biassutti admitiendo eso sí como ya hemos comentado anteriormente una alteración del tipo nórdico en el tipo Valdaico por mixovariación con cromagnoides bálticos.
Otros tres grandes tipos raciales son el Gran Ruso central, el Polesio y el de Riazán que son derivados según Bunak de una raza pigmentada denominada “póntico septentrional” o nord-póntica, que el consideraría como una variedad de la estirpe mediterránea. El tipo polesio y el central se relacionarían geográficamente al elemento pre-eslavo (Czekanowski) de Polonia, diferenciándose por una estatura sensiblemente más alta y por una estructura facial más alargada.
También en este caso se estaría en presencia de una forma más refinada de la originaria. El grupo central y el de Polesia se relacionan con un elemento pre-eslavo mientras que las más estrechas relaciones del tercer grupo denominado de Riazán, localizado en el corazón de la vieja Rusia y caracterizado por formas alargadas del cráneo (con índices de 79 asociados a la dolicoprosopia -indice facial de 89-) y nariz recta de raíz elevada (índice nasal de 89), pigmentación predominantemente oscura y de estatura media (165 cm.). El carácter mediterráneo del tipo de Riazán podría estar relacionado con los dolicocéfalos de los kurganes.
Un elemento humano pigmentado, pero distinto al de Riazán es el que Bunak denomina Ucraniano de la ribera derecha del Dniepr. Este se caracteriza por una estatura elevada (169 cm) y por una fuerte dolicocefalia (índice cefálico 83-85). Se trataría de una variedad de la raza adriática, bien representada en la Galizia oriental; raza que, es necesario mencionar, es distinta de la alpina tanto por la estatura como por las proporciones del cuerpo así como por la estructura cráneo-facial: braquipsiloide dolicoprosope y leptorrina en la adriática; brachiplatoide, brachiprosopa y mesorrina en la alpina. De todas formas también elementos alpinos se observan en la Ucrania occidental (Cárpatos).
Otros elementos raciales reconocidos por Bunak son el urálico y el lappónido. Estos han ejercido una influencia ciertamente en la génesis de la población rusa, por ejemplos en los tipos de las provincias nord-occidentales, pero presentando naturalmente relaciones más estrechas con los grupos étnicos ugro-fínicos. Entre el pueblo ruso estas influencias se presentan a modo de influjo sobre el tipo báltico dando como resultado el denominado tipo báltico-oriental.
Bunak resume del siguiente modo su estudio sobre la Europa oriental: “Si se quiere resumir en pocas palabras las condiciones raciales de la Europa oriental, tal y como han quedado establecidas en el presente trabajo, puede decirse que la población más antigua en el norte perteneció a las razas lappisch (lapona) y uralisch (urálica), mientras que en el sur a la raza mediterránea nord-oriental. En épocas muy posteriores se extendieron por la casi totalidad de la Europa oriental los antepasados de la actual raza báltica y con posterioridad, y sólo por el sur, la raza alpina avanzó hasta el Don. Debido a un conjunto tan complejo de antepasados son numerosos los tipos modernos que se han desarrollado. El tipo báltico se mantuvo principalmente en las provincias nord-occidentales, el pamiro-alpino sobre la ribera derecha del bajo Dnieper, el nodr-póntico, con una forma algo transformada, en el territorio del bajo Oka. Los tipos lapón y urálico fueron empujados hacia el norte y el este, permaneciendo sus restos, también algo transformados, de forma más perceptible entre la población finesa del territorio Wjatka-Kama y del medio Volga. En el territorio de Wologda-Kostroma se formó con el resto un tipo intermedio. La población del centro diverge bastante de todos los tipos mencionados, pero parece que predomina en este territorio una variedad transformada del tipo nord-póntico. Las provincias sudorientales que fueron pobladas desde los territorios centrales hace unos 2 y 3 siglos, presentan una variedad local del tipo central. A pesar de la permanencia sobre el suelo de la Europa oriental durante siglos de pueblos de origen mongólico y turco, no se conoce hasta hoy ninguna provincia eslava o finesa en la que los rasgos antropológicos y su asociación muestren carácter turco-mongólico.”
Sobre el famoso dicho francés “grattez le Russe et vous trouverez le Tartare” dice lo siguiente: “también resulta esencial la conclusión de tipo negativo. El análisis antropológico no descubre en la composición de la población rusa ningún territorio donde predominen los elementos turcos (no consideraremos aquí grupos aislados de importancia local o individuos aislados, especialmente entre las clases funcionariales, pero también entre los campesinos.) Este hecho coincide completamente con los datos históricos, los cuales sostienen que las tribus turcas, a pesar de su muy larga presencia en los territorios de la Europa oriental, sólo estuvo en contacto con la población rusa de una manera completamente insignificante. Los eslavos, y en parte también los fineses, veían en función de su cultura en los pueblos turcos un elemento alógeno, ante el cual retrocedían, dejaban libre la estepa y se escondían en los bosques del norte y del oeste, menos adecuados para los nómadas. Posteriormente, los antagonismos religiosos hicieron todavía mayores las diferencias. El famoso dicho francés «Grattez le Russe et vous trouverez le Tartare» no posee ningún sentido antropológico. En relación a la población ucraniana esta conclusión debe ser todavía comprobada”.
De todas formas si es cierto que admite la influencia del elemento finés y otros pero a nivel de elementos alógenos y secundarios al grueso de la población mayoritaria:
“La proporción del elemento finés en la composición de la población gran rusa que puede constatarse antropológicamente también puede documentarse históricamente. Sin embargo, la correcta determinación del componente de ambos elementos choca con muchas dificultades. Los influjos de las antiguas culturas, de las que ya se ha hablado más arriba, como cimerios, escitas, alanos, escandinavos, lapones, así como de los antiguos eslavos y los fineses muestran que han podido penetrar elementos alógenos. Así mismo, unos u otros pudieron absorber por asimilación grupos aislados nórdicos, mediterráneos, protoarmenoides y otras tipologías raciales”.
En general y comparando el pueblo ruso con el resto de pueblos europeos sería interesante saber que posición ocuparían estos en cuanto a caracteres antropológicos se refiere. En este sentido tenemos los datos de V. Ye. Deryabin el cual en el capítulo II, “Modern Eastern Slavonic Peoples” en la obra “Eastern Slavs: Anthropology and Ethnic History” hace una comparación bastante interesante. Deryabin basándose en los datos de una expedición antropológica efectuada por el “Ethographic Institute of the Academy of Sciencies” durante varios años (1955 a 1959) y expuestos los resultados por el profesor Bunak en 1965 donde fueron estudiados más de 100 grupos de Rusos habitantes del territorio ruso. En este capítulo se pregunta Deryabin: “¿Cual es el lugar, antropológicamente hablando, que ocupan los rusos entre otros pueblos de Europa?” Como hemos visto muchos antropólogos occidentales han vertido sus opiniones sin demasiados estudios de campo o información fehaciente al respecto. Algunos creían que los rusos eran predominantemente rubios y con ojos claros otros pensaban lo contrario. Unos pensaban que el crecimiento de la barba entre los hombres rusos era muy desarrollado otros lo contrario, incluso se suponía un hecho el que los rusos poseían un alto porcentaje de personas de narices chatas y así sucesivamente.
Para responder a todas estas cuestiones Viktor Valerievich Bunak coleccionó literatura antropológica de distintos grupos Europeos y extrapoló los mínimos y los máximos, comparó las medias de varios índices usados por antropólogos físicos de esas poblaciones europeas. Una vez obtenidos los datos de la población rusa estudiada resultó obvio que la desviación estándar de esos índices era aproximadamente dos veces más cercana al estándar Europeo que la de la población Europea en general. En otras palabras, los rusos resultaron ser un grupo físicamente bastante homogéneo, a pesar del hecho del amplio territorio ocupado.
Cuando varios índices antropométricos de los rusos son comparados con los de otras poblaciones de Europa, los rusos ocupan una posición central. Esto se evidencia en la estatura, las dimensiones y forma del cráneo, la altura y la amplitud de la cara y sus respectivos índices. En otras palabras, basado en muchos parámetros antropométricos los rusos serían “los europeos más típicos”.
Sin embargo, algunos caracteres antropométricos rusos se desvían marcadamente de la media del centro de Europa. Por ejemplo, la narices de los rusos, son grandes, tanto en términos de altura y anchura. Lo mismo ocurre con el grueso de los labios. En cuanto a la pigmentación, los rusos son en general considerablemente más claros que los Europeos centrales. Esto es, ojos claros puros (grises, gris-azulados, azules y azules claros) se encuentran en un 45% de los rusos, cuando la media para otras áreas de Europa es del 35%. Por otro lado, ojos oscuros (avellana o castaños) sólo se encuentran en un 5% de los rusos, mientras que entre los europeos, la media es del 45%. De media, los rusos poseen un 14% de cabellos oscuros, mientras que los europeos los tienen de media un 45%.
El crecimiento de la barba es menos desarrollado entre los rusos que entre los europeos de media. Sin embargo esta distinción del crecimiento facial de la barba decrece marcadamente y quizás desaparece con la edad. Es posible que el crecimiento facial de la barba aumente con la edad en los rusos.
Con respecto a la forma de la nariz, un 75% de los rusos tienen perfiles rectos. De hecho es actualmente algo más alto este porcentaje que entre los europeos centrales. Narices de perfil cóncavo se encuentran de la misma manera en un pequeño número de rusos (9%) y en la Europa central (10%).
Existen datos que señalan en algunos grupos de alemanes de Pomerania, por ejemplo, donde las narices de perfil cóncavo son mucho más comunes que entre los rusos.
Dice el estudio lo siguiente y resulta interesante de subrayar: “Sabemos que durante el mesolítico y el neolítico, hubo una intrusión desde Asia de un pequeño componente Mongoloide en las áreas boscosas de la Europa del Este. También conocemos que varios grupos de poblaciones nómadas de las estepas a menudo pudieron dejar huella de mezcla Mongoloide. ¿Ha esto afectado la composición racial del pueblo ruso? Una de las características de la raza Mongoloide en Eurasia es el epicantus (pliegue interno del ojo). Entre varias poblaciones Mongoloides de Eurasia, este carácter ocurre en un 70% a 95% en todos los casos. En una muestra de más de 8500 hombres rusos, el epicantus fue observado en sólo doce individuos (0,14%; en contraste con los lapones en el que se da una incidencia de un 2% -20 veces más que en los rusos-), y sólo de forma débil. Debe puntualizarse que nueve de los individuos observados eran rusos étnicos de la zona nordeste (en su mayoría descendientes de ugro-fineses rusificados con un componente eslavo; Sub-uralolapponoides de raza. Es razonable suponer que entre estos rusos la incidencia del epicantus es similar a la que existe entre los carelios), de Vyatka y la ribera del Kama. Así pues, la incidencia del epicantus en la inmensa mayoría de los rusos es extremadamente rara. Debe también apuntarse que el epicantus es esporádicamente encontrado en el centro de Europa, por ejemplo entre los alemanes (Cheboksarov, 1941)”
Así pues podemos concluir que desde el punto de vista de la composición racial los rusos son típicos európidos, en la mayoría de los caracteres ocupando una posición central entre los demás pueblos de Europa y distinguiéndose por poseer una considerable cantidad de personas de cabello y ojos claros.

Genética del pueblo ruso.

Es necesario terminar este artículo con unas notas sobre los datos que nos da la genética de poblaciones aplicada al estudio de la población rusa y en este sentido esta disciplina ha servido para ayudar a resolver el complejo tema debatido por lingüistas, antropólogos y arqueólogos sobre el origen de los eslavos del Este (Rusos, Bielorrusos y Ucranianos). Como hemos visto los eslavos colonizaron el Este de Europa (de manera más intensa durante los siglos VI y VII después de Cristo). Conforme a lo que hemos podido observar algunos cambios en la composición racial de los eslavos se ha llevado a cabo por contactos con poblaciones y tribus bálticas y finesas en el noroeste, fino-ugrias en el norte y el este e iranias en el sureste (Alekseeva y Alkseev 1989). A pesar del vasto material acumulado por historiadores, arqueólogos y antropólogos concernientes a las antiguas y actuales poblaciones eslavas, muchos temas parecían todavía no resueltos, incluido el carácter de las interacciones entre los eslavos y las poblaciones autóctonas del Este de Europa, la genética sin duda está ayudando a clarificar muchos dudas.
Los primeros estudios genéticos con marcadores clásicos (Rychkov et al. 1999) y los más recientes datos de la antropología (Alekseeva 1973; Rychkov y Balanovska 1988) han mostrado diferencias geográficas entre las poblaciones rusas que han permitido a los investigadores finalmente reconocer al menos dos grupos de rusos. Se ha sugerido que la población rusa más occidental sería la que mejor ha conservado los caracteres de los antiguos eslavos (sin desmentir por este motivo los estudios de Bunak y validándolos en buena medida), mientras que en el norte, este y sur de Rusia las poblaciones serían el resultado de la mezcla entre los descendientes de las tribus eslavas con las poblaciones pre-eslavas del Este de Europa (Rychkov y Balanovska 1988). Por lo que respecta a la información que nos da el estudio del cromosoma-Y los datos obtenidos en diversos estudios demuestran que la población rusa aparece genéticamente muy cercana a la población del centro y centro-este de Europa. Los datos muestran un alto porcentaje del haplogrupo R1a considerado hoy en día un haplogrupo “indoeuropeo” aunque habrá que ser precavido a la hora de identificar haplogrupo y grupo étnico. El alto porcentaje de este marcador genético entre las eslavos del Este de Europa y en poblaciones bálticas está bien documentado (Rosser et al. 2000; Wells et al. 2001; Zerjal et al. 2001).
En general, los datos que tenemos de varios estudios nos indican que la base genética de la población masculina rusa preserva la peculiaridad en el cromosoma-Y de las poblaciones del centro-este europeo. En primera instancia, es la alta frecuencia del haplogrupo R1a que es raro de encontrar el occidente de Europa pero que está ampliamente presente en el este y el centro de Europa, siendo encontrado a una frecuencia del 50-60% en polacos, húngaros, ucranianos y bielorrusos. Análisis de la distribución del haplogrupo R1a entre la población rusa revela un modelo relativamente homogéneo con una frecuencia entre la población de un 50-60% excepto en el punto más al noroeste de Pskov y la población más al este de Nizhniy Novgorod de la región del Volga, donde este haplogrupo se observa a una frecuencia baja de un 35%.
También es de importancia considerable la presencia del haplogrupo I, sobre todo en su modalidad I1b que es bastante frecuente tanto en la Europa del Este como en los Balcanes. El haplogrupo I también es típicamente Europeo y comprende cerca del 18% del total de los linajes masculinos europeos, es sobre todo más frecuente en Ucrania que en Rusia o en Bielorusia, aunque no nos extenderemos más sobre este haplogrupo.
Mención aparte y de especial interés es la presencia del haplogrupo N3 entre las poblaciones del este, nordeste y norte de Europa, ya que este marcador genético característico de poblaciones al norte y al este del mar Báltico se supone que es de origen fino-ugrio y hay genetistas que piensan que paso a Europa hace unos 5000 años (Passarino et Al. 2002). Al encontrarse este marcador genético en algunas zonas de población rusa puede indicar que en estas poblaciones ha habido una mezcla con tribus bálticas o finesas durante el periodo de colonización del este Europeo y sugiera que los proto-eslavos no llevarían este linaje en una frecuencia substancial. De todas formas la presencia de este haplogrupo no es regular y varia en porcentajes que van de un 4,8% a un 35% como máximo en la población de Pskov aunque en regla general este porcentaje nunca excede el 20% en el mejor de los casos y es posible que en estos casos estemos hablando de poblaciones bálticas o finesas en las que se haya remplazado la original lengua báltica o finesa de estos pobladores por la lengua rusa en poblaciones del norte de Rusia como Pskov. Quedaría por dilucidar el origen el haplogrupo N3 entre los finlandeses y entre las poblaciones bálticas ya que parece ser que la historia de este cromosoma entre ellos es distinta a la de los parlantes de lenguas urálicas ya que “ha habido dos migraciones distintas del haplogrupo 16 en Europa” (Zerjal et al. 2001). El haplogrupo N3 tiene una distribución bastante uniforme en toda la zona que se circunscribe en las zonas cercanas al ártico y no está relacionado de manera restrictiva a ningún grupo de población desde el punto de vista lingüístico ya que puede encontrarse entre de lengua urálicas, indo-europeas (eslavos del Este y en particular entre Bálticos) o entre poblaciones de lenguas altaicas.
En Europa este haplogrupo está bien presente entre las poblaciones cercanas a la desembocadura del Volga y entre los fino-ugrios occidentales, saamis, carelios y estonios. También está bien representado con similar frecuencia (30-40%) entre letones y lituanos (ref. II; Zerjal et al 2001, Laitinen et al 2002), los cuales lingüísticamente comprenden la rama báltica de las lenguas indo-europeas. (Letones, lituanos y los extinguidos prusianos forman un grupo hermano junto al grupo eslavo de lenguas).
La variación norte-sur de la frecuencia del hg N3 desde el Mar Ártico a Lituania es muy pequeña pero hay una fuerte diferencia este-oeste tanto entre Escandinavia, entre poblaciones germánicas y finesas, como en la Europa continental, entre Lituania (40%) y Polonia (2%). Menos fuerte pero todavía significativa es la variación de porcentajes de frecuencia de hg N3 entre lituanos y bielorusos, entre los últimos entre un 6% y un 2% (Rosser et al. 2000).
La presencia de hg N3 en una frecuencia moderada (alrededor de un 15% de media) en la población rusa se explica de manera lógica por un substrato genético de origen finés en el Este de Europa. La práctica ausencia del hg N3 en occidente y entre los eslavos de sureste de Europa, así como tambien la llegada de tribus eslavas al este europeo hace unas 15 siglos, puede explicar la frecuencia estimada. De manera general se podría decir que este substrato supondría, de media, cerca de una quinta parte de los linajes paternos de los actuales rusos, algo menos entre los ucranianos y bastante menor entre bielorrusos excepción hecha de la población bielorrusa en contacto con los países bálticos donde es posible encontrar porcentajes superiores al 2 o al 6% estimado en la población bielorrusa en general. Solamente el hg N3 se puede encontrar en frecuencias más altas entre los rusos de Norte (Pomori).
De todas formas es importante tener en cuenta que sería el origen del haplogrupo N. De acuerdo con algunos estudios (véase por ejemplo Human Y-Chromosomal variation in European populations, Siiri Rootsi, 2004.), la diversidad del hg N3 es en el Este de Europa, comparada con las poblaciones siberianas, es mucho mayor, lo que demostraría que es el Este de Europa y no Siberia donde las poblaciones originarias de este haplogrupo tendrían su origen expandiéndose desde aquí al norte de Eurasia. De todas maneras la cercana relación del hg N2 (hermano del N3) y su frecuencia entre poblaciones siberianas y sólo presente en algunas poblaciones urálicas podría hacer sugerir que en tiempos antiguos un ancestro común (M231) para los cromosomas N2-P43 y N3-M178 en un muy remoto (estamos hablando del pleistoceno o el holoceno próximo) origen común en una zona intermedia entre el Este de Europa y Asia. De todas maneras y por lo que respecta a las poblaciones del Este de Europa podemos decir que los portadores del haplogrupo N3 hace ya muchos milenios que formaban ya un tipo európido primitivo posiblemente de características cromagnoides o cuando menos proto-európidas.
Entre los bielorrusos se da un similar porcentaje de haplogrupos del cromosoma Y (véase “Y Frequencies of Y Chromosome Binary Haplogroups in Belarussians”. Russian Journal of Genetics Volume 41, Number 8 / agosto de 2005) que entre los rusos y ucranianos aunque la incidencia del haplogrupo N3 es menor. El haplogrupo R1a es el más frecuente y incluye un 46% de todo el cromosoma Y. Las frecuencias de los haplogrupos I1b e I son del 17,6% y del 7,3%. El haplogrupo N3a es el siguiente en frecuencia. Las frecuencias de los haplogrupos E, J2 y R1b3 son 4,4% para cada uno de ellos, la de R1b es 3% y las de F, G y Q de un 1,5% para cada uno de ellos.
Por lo que respecta a posibles trazas de genes de origen asiático según el estudio en el que nos basamos (“Differentation of mitocondrial DNA and Y chromosomes in Russian populations”. Malyarchuk B et al. Hum. Biol. 2004): “Sólo un único haplotipo revelado en los rusos de la población de Belgorod pertenece al este-asiático haplogrupo C*, el cual está ampliamente representado en el centro de Asia (Zerjal et al. 2002). De toda forma la variación de los datos del cromosoma-Y nos permite especular que el componente genético del este de Asia entre la población rusa es insignificante (0,3%)”.
Con respecto a los estudios llevados a cabos en ADN mitocondrial entre las poblaciones del Este de Europa se notan algunas diferencias regionales ya que ciertos análisis revelan que las poblaciones rusas analizadas en combinación con otras del centro y el este de Europa muestran que las poblaciones de las zonas sur y occidentales de Rusia forman agrupaciones algo distintas en comparación con las poblaciones del este y del norte de Rusia. En un estudio efectuado por Olga Belyaeva et al. En Human Biology 75.5 (2003) 647-660: “Mitochondrial DNA Variations in Russian and Belorrusian Populations” se llega a algunas conclusiones: “se demuestra en el AND mitocondrial de los eslavos del este que existe una muy pequeña variación en comparación con la población Europea en general. Los haplotipos del ADN mitocondrial son similares a los encontrados en el occidente y centro de Europa. De todas formas, la comparación de las muestras eslavas de diferente origen étnico y geográfico revela la complicada estructura del pool genético mitocondrial en esta área. Esta estructura podría reflejar trazas de mezcla entre las mujeres llevada a cabo entre poblaciones eslavas y pre-eslavas –en particular fino-ugrias- durante la colonización del noreste de Europa por los eslavos. En este sentido nuestros datos están en acuerdo con aquellos estudios previos hechos en el ADN mitocondrial de los eslavos (Malyarchuk y Derenko 2001) y con la teoría de la hibridación de los eslavos del este (Alekseeva 1973), lo cual implicaría su origen central Europeo y la subsiguiente mezcla y asimilación de poblaciones pre-eslavas del Este de Europa. Este estudio también revela ninguna o muy baja mezcla mongoloide en el pool genético mitocondrial de los eslavos del este”. De todas manera y aunque los estudios genéticos efectuados hasta la fecha y conocidos por nosotros son bastante concordantes en cuanto respecta a la europeidad del pool genético ruso y en todos ellos se revela una muy baja participación de elementos asiáticos de origen mongol, turco o tártaro. Nuevos estudios y publicaciones irán surgiendo en el futuro, de momento y aunque se presenta cierta diversidad en cuanto a los porcentajes de distintos marcadores genéticos en la población de los eslavos del este, en principio podemos decir que este guarda mucha similitud con otras poblaciones del centro, centro-este y noreste de Europa como no podía ser de otra manera, además de revelarse claramente la escasa o insignificante presencia de marcadores genéticos de origen mongoloide, quedando definitivamente claro el origen mayoritariamente europeo de la población rusa como hemos visto tanto desde el punto de vista de la antropología física como del de la genética.

Juan Gilabert.

1 comentario

JESUS MONTAÑEZ -

MI ADMIRACION Y APRECIO POR ESTE ESTUDIO TAN BIEN ESCRITO Y AGRADABLE EN SUS EXPLICACIONES DETALLADAS Y BIEN DOCUMENTADAS, LA VERDAD ME QUEDE MARAVILLADO, LE AGRADESCO SEÑOR JUAN GILABERT.